Archivada la causa contra dos guardias civiles por brutalidad
El detenido murió días después de su arresto en Sevilla
El juez que investigaba como homicidio imprudente la presunta mala praxis de dos agentes de la Guardia Civil en la reducción, el pasado 12 de septiembre, de un joven de Mairena del Aljarafe (Sevilla) a las puertas de la casa de sus padres ha archivado provisionalmente la causa. La víctima falleció días después en el hospital, tras haber sufrido una parada cardiorrespiratoria en el forcejeo con los policías. El titular del Juzgado de Instrucción 2 de Sevilla concluye que los medios que emplearon los guardias eran “proporcionales” y que no existe “relación de causalidad entre su intervención y el fallecimiento” del hombre porque la parada respiratoria se debió a un “síndrome de delirio agitado” provocado por el consumo previo de cocaína. La familia del fallecido ha confirmado a este diario que van a recurrir al no estar conformes con el relato de los hechos descrito en el fallo.
Fue Ángel Bejarano, el padre de Carlos, el fallecido, quien llamó la atención sobre el suceso al colgar en su cuenta de Twitter los vídeos que grabó con su móvil. En ellos se ve cómo los agentes reducen a su hijo, de 37 años. Uno trata de sujetar su brazo y el otro lo inmoviliza pasándole el brazo a la altura del cuello, mientras llaman a un tercero para que les ayude a colocarle las esposas. Bejarano grabó otra secuencia, que no difundió y a la que tuvo acceso este diario, en la que se muestra cómo los guardias, al percatarse de que Carlos había dejado de respirar, se turnaban para hacerle la RCP (reanimación cardiopulmonar) y llamaban de inmediato a una ambulancia que tardó nueve minutos en llegar.
El juez considera que “no se desprende la existencia de indicios racionales de criminalidad contra los guardias civiles que permitan entender que su intervención, desplegada desde que acuden a la llamada de los padres del fallecido hasta su reducción, deba ser calificada de antijurídica”. Tampoco ve evidencias de que “exista nexo de causalidad” con su posterior fallecimiento.
Tras recordar que los agentes se personan en la vivienda porque fueron los Bejarano quienes habían solicitado su presencia, afirma que “la necesidad de reducción de Carlos se encuentra igualmente justificada” ante “la exaltación violenta” del joven hacia ellos y la negativa a deponer su actitud cuando estos le instaron a ello. También considera el uso de las defensas extensibles y de la maniobra de reducción “proporcionales a la situación física del detenido —varón de 37 años, 177 cm y 106 kilos— y al grado de violencia esgrimido, y procedentes a los fines esgrimidos”. “Yo llamé para que me protegieran de mi hijo, no para que me lo mataran”, explicó Bejarano a este diario un día después de que subiera los vídeos de la reducción de Carlos.