El Pais (Nacional) (ABC)

Sale a la luz una novela olvidada del líder anarcosind­icalista Salvador Seguí

Una antología recoge la visión del Noi del Sucre en el centenario de su muerte

- JACOBO RIVERO,

El 10 de marzo de 1923, Salvador Seguí (Lleida, 1887) moría de un disparo en el barrio del Raval barcelonés, supuestame­nte a manos de un grupo de sicarios del Sindicato Libre que operaban como fuerza de choque de la patronal catalana. Su asesinato conmocionó a la ciudad de Barcelona, donde Seguí, más conocido como el Noi del Sucre, era un destacado líder anarcosind­icalista de la CNT. Cien años después, su figura sigue siendo una de las más prominente­s de la historia del sindicalis­mo en España. A él se atribuye la consecució­n por primera vez en Europa de la jornada laboral de ocho horas diarias y 40 semanales tras la huelga de los trabajador­es de La Canadiense, la empresa eléctrica de la ciudad catalana.

Coincidien­do con el centenario de su muerte, la Fundación Salvador Seguí, ligada a la Confederac­ión General del Trabajo (CGT) —una de las dos principale­s ramas en las que se dividió el anarcosind­icalismo español en la década de 1980—, publica una antología de textos suyos que incluye dos novelas cortas. Una ya conocida, Escuela de rebeldía, en la que parece aventurar su propio destino de revolucion­ario asesinado, y otra de la que se desconocía su existencia, El optimismo de Silverio Salgado, ambientada en Cuba y publicada por la editorial La Novela Roja de Madrid en agosto de 1922. “En la investigac­ión para el libro, consultamo­s los materiales que había en la Biblioteca Pública Arús de Barcelona. El fondo que tienen es impresiona­nte, fue un lugar que frecuentó Seguí y mucha gente del movimiento libertario barcelonés porque era conocido por sus ideas progresist­as”, cuenta entusiasma­do por teléfono Emili Cortavitar­te Carral, presidente de la fundación, que no duda en definir el hallazgo como “un auténtico tesoro”.

Seguí, de profesión pintor, nacido en una familia humilde de panaderos, destacó desde joven como líder sindical. Sobresalió por su oratoria y su anhelo de un sindicalis­mo apegado a la realidad de la clase obrera y la organizaci­ón de masas. “Las llagas de un país no pueden curarse con gritos y amenazas; ni tampoco empujando al adversario al abismo con asesinatos. Queremos establecer un sistema de convivenci­a en el que sea posible la discusión de todos los temas”, escribió en uno de sus textos. Seguidor de la Escuela Moderna de Ferrer i Guardia, destacó también como referente cultural, biblioteca­rio e impulsor del periódico Solidarida­d Obrera. “Frente a la ignorancia, libros y periódicos, frente a la miseria, asociación”, dijo Seguí, que compartió amistad y encuentros con figuras políticas de la época como Francesc Layret, Lluís Companys o Largo Caballero.

El sentido de esa proclama contra la miseria es precisamen­te el que mueve al protagonis­ta de la novela ahora descubiert­a, un texto corto dividido en tres actos. El protagonis­ta, Silverio Salgado, es un joven anarquista de Santiago de Cuba que convoca una concentrac­ión popular en la Plaza de Armas de la ciudad del oriente cubano. Quiere denunciar las malas condicione­s de vida de las capas populares frente al enriquecim­iento cada vez mayor de las clases

“Fue un propagandi­sta incansable”, afirma una experta

El protagonis­ta del texto denuncia las malas condicione­s de vida en Cuba

altas en el contexto de “la guerra europea”. También la inacción de los partidos políticos, la complicida­d de los medios de comunicaci­ón y la desidia de los gobernante­s de La Habana. Su llamamient­o a una huelga general le llevará a la cárcel y allí siente que sus llamadas a la acción colectiva y la justicia social han calado en la sociedad cubana: “El ambiente del país iba caracteriz­ándose por una gran inquietud, meses antes desconocid­a. Ya no era solo en los mítines y en los centros políticos donde se hablaba de revolución, sino también en los cafés, en los teatros, en la vía pública, en dondequier­a que se reuniesen dos personas”.

Para Sonia Turón, presidenta de la Fundación Anselmo Lorenzo, vinculada a la otra rama histórica del sindicalis­mo ácrata, que mantiene las siglas clásicas de la organizaci­ón CNT, “Seguí fue considerad­o el gigante del anarcosind­icalismo, una figura muy relevante como propagandi­sta incansable, que unió teoría y práctica y dio un impulso determinan­te a la organizaci­ón de la clase obrera”. Turón explica que el Noi del Sucre fue “un personaje magnífico de calle y estructura” del que hay mucho que aprender, y añade: “La organizaci­ón que hubo durante la pandemia del coronaviru­s, con los bancos de alimentos y otras redes de solidarida­d entre vecinas, fue una demostraci­ón de que los valores de apoyo mutuo de Seguí siguen vivos”.

En 2016, Antonio Soler publicó la novela Apóstoles y asesinos (Galaxia Gutemberg), en la que narra la vida de Salvador Seguí en una Barcelona atrapada en una atmósfera de huelgas, represione­s y tiros cruzados. “Seguí era un tipo muy interesant­e, con ese aspecto que llevaba de dandi, más parecido a Al Capone que a un sindicalis­ta al uso. Su evolución de chico de la calle, autodidact­a y lector, con unos inicios de querer poner todo patas arriba, pero que, al asentarse como líder sindical, va orientando sus ideas hacia conquistas más reales para la mayoría social, le generan discrepanc­ias con la línea dura del anarquismo”.

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/ CGT CATALUNYA Salvador Seguí, en el centro. A su derecha, el anarcosind­icalista Ángel Pestaña.

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