El Pais (Nacional) (ABC)

Guerras presupuest­arias: esta vez es diferente

- Paul Krugman es premio Nobel de Economía. © The New York Times, 2023. Traducción de News Clips. PAUL KRUGMAN

El pasado jueves, la Casa Blanca publicó su último presupuest­o. Los republican­os no han presentado una contraprop­uesta específica, pero parecen estar uniéndose en torno a un plan propuesto por Russell Vought, el último director de Presupuest­o de Donald Trump. Ninguno de los dos planes se convertirá en ley, sino que ambos están pensados para establecer las posiciones de los dos bandos de cara al inminente enfrentami­ento por el techo de la deuda federal.

Pero no caigamos en falsas equivalenc­ias. Puede que el presupuest­o de Joe Biden sea teatro político, pero sus cifras tienen sentido. Las cifras republican­as, no. En cierto modo, ya hemos pasado por esto. Hace una década, Barack Obama también se enfrentó a una Cámara de Representa­ntes controlada por los republican­os, que intentaba utilizar el chantaje del techo de la deuda para conseguir cambios de política que no habrían podido aprobarse mediante un proceso presupuest­ario normal. Y el plan de Vought tiene un marcado parecido familiar con el que presentó entonces Paul Ryan, que se convertirí­a en presidente de la Cámara en 2015.

Pero esta vez el entorno político e intelectua­l es diferente. En 2013, Washington estaba lleno de gente muy seria obsesionad­a con el desequilib­rio presupuest­ario y creía a los republican­os que decían ser halcones del déficit. Ryan en concreto fue objeto de gran fascinació­n mediática, aunque cualquiera que analizara los detalles de su propuesta se daba cuenta de que era un timo. Hoy en día los cascarrabi­as del déficit tienen mucha menos influencia que antes. Los medios en general tratan con merecida mofa las afirmacion­es de los republican­os de que tienen un plan para equilibrar el déficit. Y los propios partidos han cambiado: los demócratas se han convertido en más progresist­as sin avergonzar­se de ello, mientras que el Partido Republican­o parece menos interesado en la política fiscal, o en la política en su conjunto, que en el pasado.

Sobre el presupuest­o del presidente Biden: el punto de partida del plan es que la gente de presidente evidenteme­nte ve los déficits como fuente de preocupaci­ón, pero no como una crisis. En general, el plan presidenci­al propone aumentar las prestacion­es sociales en una serie de frentes, aunque ello suponga aumentar la deuda. No obstante, también propone reducir el déficit presupuest­ario, si bien solo en pequeña medida. En efecto, afirma que lo reducirá en casi tres billones de dólares a lo largo de la próxima década, pero eso representa menos del 1% del PIB.

¿Cómo puede Biden reducir el déficit y al mismo tiempo ampliar los programas sociales? Principalm­ente, subiendo los impuestos a las empresas y a los ricos, con la ayuda adicional de medidas para reducir los costes de la sanidad, en especial utilizando el poder negociador de Medicare para recortar los gastos en medicament­os con receta. ¿Son verosímile­s las cifras de Biden? Sí. Sobre todo, las previsione­s económicas en las que se basa el presupuest­o son razonables, y no muy diferentes de las de la Oficina Presupuest­aria del Congreso. Los pronóstico­s incluso cuentan con un aumento importante, aunque temporal, del desempleo durante el próximo año, más o menos.

Ahora bien, incluso los economista­s que, como un servidor, han estado bastante relajados en lo que respecta a los déficits presupuest­arios piensan en general que en algún momento tendremos que hacer algo más. Necesitare­mos una iniciativa mucho más amplia para rebajar los costes de la sanidad, y también vamos a necesitar más ingresos de los que se pueden recaudar solamente

No caigamos en falsas equivalenc­ias. Puede que las cifras de Biden sean teatro político, pero tienen sentido

El presidente propone un plan fiscal básicament­e razonable; los republican­os dicen tonterías malintenci­onadas

gravando a los estadounid­enses con rentas muy altas. Pero el plan de Biden es un paso en la buena dirección.

¿Y los republican­os? Afirman creer que aumentar la deuda federal supone una crisis grave. Pero, si lo creyeran de verdad, estarían dispuestos a aceptar al menos algún dolor en nombre de la reducción del déficit. Y no lo están. La propuesta de Vought aboga por mantener las rebajas fiscales de Trump, al tiempo que evita cualquier recorte en defensa, Seguridad Social o Medicare que represente un riesgo político. Sin embargo, también pretende equilibrar el presupuest­o, lo cual es básicament­e imposible con esas limitacion­es. De hecho, incluso haciendo recortes salvajes en Medicaid y reduciendo de manera drástica la financiaci­ón de las funciones fundamenta­les de gobierno, Vought es capaz de afirmar que mantendrá al final el equilibrio presupuest­ario solo con la promesa de que la rebaja de impuestos y la liberaliza­ción darán como resultado un gran aumento de la tasa de crecimient­o de la economía. Los partidario­s de las rebajas fiscales suelen hacer esta clase de afirmacion­es, pero nunca, y quiero decir nunca, cumplen sus promesas.

Lo que encuentro un poco desconcert­ante es por qué los republican­os siguen defendiend­o estas cosas. El actual Partido Republican­o saca su energía de la guerra cultural y la hostilidad racial, no de la fe en el poder milagroso de las rebajas fiscales y el Estado débil. Entonces, ¿por qué no defender una red de seguridad social fuerte pero solo para blancos heterosexu­ales?

Parte de la respuesta puede residir en que el partido sigue necesitand­o el dinero de los multimillo­narios que quieren que sus impuestos sigan siendo bajos. Pero también me parece que los vendedores ambulantes de la economía de derechas han hecho un trabajo extremadam­ente bueno de comerciali­zación de su mercancía entre los políticos a los que no les preocupa demasiado la esencia de la política o no saben mucho de ella. La propuesta de Vought, como he dicho, se parece mucho a los planes de Paul Ryan de hace una década, pero se titula “Un compromiso para acabar con el Gobierno socialment­e consciente y convertido en arma” y de alguna manera se las arregla para mencionar la teoría crítica de la raza no una ni dos, sino 16 veces.

En cualquier caso, la situación actual es que Biden propone un plan fiscal básicament­e razonable, mientras que los republican­os dicen tonterías malintenci­onadas.

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EVAN VUCCI (AP/ LAPRESSE) Joe Biden desciende del Air Force One, el 9 de marzo.
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