Netanyahu avisa de que seguirá adelante con la reforma judicial
El mandatario israelí dice que el rechazo a la medida es “una excusa” para derrocarlo
El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, pidió ayer “que nadie se equivoque”. Aseguró que cumplirá el “mandato claro” que recibió en las elecciones de noviembre —tras las que su partido, el Likud, gobierna con la extrema derecha y los ultraortodoxos— y que incluye la aprobación de una propuesta de reforma judicial que ha generado uno de los mayores movimientos de protesta de la historia del país. “El hecho de que durante dos meses enteros nuestros reiterados llamamientos al diálogo no hayan recibido respuesta de la oposición prueba que no le interesa la reforma, sino crear anarquía y derrocar al Gobierno electo. La reforma es solo una excusa”, señaló al inicio del Consejo de Ministros semanal, en un discurso lleno de críticas a los medios de comunicación.
Un día antes, entre 250.000 y 300.000 personas, según los cálculos de medios locales (500.000, según los organizadores) habían salido a la calle en distintos puntos del país en otra protesta masiva, con Tel Aviv como epicentro. Los manifestantes adelantaron que el miércoles tratarán de evitar que Netanyahu llegue al aeropuerto de Ben Gurión para volar a Berlín, como ya intentaron —sin éxito— el pasado jueves cuando viajó a Roma. Para este jueves, han convocado a su vez otro Día de la Resistencia.
La reforma busca debilitar al Tribunal Supremo, permitir que el Parlamento tumbe algunas de sus decisiones y cambiar el sistema de elección de los magistrados en beneficio del Gobierno. El Ejecutivo la defiende como una forma de dar más poder a las instituciones democráticamente electas frente a un Supremo al que consideran político e intervencionista, mientras que sus detractores ven un ataque intolerable a la separación de poderes para eliminar cortapisas al Ejecutivo.
Dos enmiendas clave de la iniciativa se debatieron ayer en la Comisión de Constitución, Ley y Justicia del Parlamento, a donde regresaban tras ser aprobadas el mes pasado en el pleno en primera lectura (de tres). Las otras dos tendrán lugar antes de que acabe el mes, salvo que se aplacen al siguiente periodo de sesiones.
El presidente del país, Isaac Herzog, pidió el jueves al Gobierno que retire la propuesta porque pone en riesgo “los fundamentos democráticos del Estado de Israel”.Herzog proviene políticamente del Laborismo, que se opone a la reforma judicial. Su papel como presidente es principalmente representativo, pero puede arbitrar en las crisis políticas.
Amijai Shikli, ministro de Asuntos de la Diáspora y Lucha contra el Antisemitismo y de Justicia Social, respondió ayer: “Respeto mucho al presidente, pero su discurso del jueves fue histérico y no contribuyó a calmar las cosas. Desafortunadamente, está funcionado la presión que hacen sobre él. Lo correcto habría sido que se expresase de forma más moderada”, declaró Shikli, del Likud, a la radio militar israelí.
Israel lleva más de dos meses de manifestaciones en las que han participado centenares de miles de personas. Por su parte, cientos de reservistas han anunciado además que cumplirán solo los cometidos mínimos o que no participarán en los entrenamientos.