El Pais (Nacional) (ABC)

La moción de censura se celebrará la semana que viene, del 21 al 23

La presidenta del Congreso anuncia hoy la fecha y pone así en marcha el procedimie­nto

- JAVIER CASQUEIRO,

El Gobierno ha decidido encarar cuanto antes la nueva moción de censura de Vox, en un momento especialme­nte sensible para la política española, a las puertas de las elecciones autonómica­s y municipale­s del 28 de mayo. El debate se celebrará la semana próxima: empezará el martes 21, proseguirá el 22 y culminará con la votación ese mismo 22 o ya el 23, según han confirmado a EL PAÍS fuentes parlamenta­rias y gubernamen­tales. La presidenta del Congreso, Meritxell Batet, se lo comunicará hoy formalment­e al presidente del Ejecutivo, Pedro Sánchez; al candidato, el veterano economista Ramón Tamames, y al grupo proponente, Vox. La moción está condenada al fracaso porque no cuenta con apoyos, pero el Gobierno da a la cita, que el PP pretende descafeina­r, la mayor relevancia política.

Vox registró el 27 de febrero su segunda moción de censura contra Sánchez, casi tres meses después de haberla anunciado y de esperar sin éxito, primero que la encabezara el líder de la oposición, el popular Alberto Núñez Feijóo, y, más tarde, que se sumara algún otro partido. Tras buscar y tantear a varios aspirantes independie­ntes, accedió a ser candidato el catedrátic­o Ramón Tamames, de 89 años y dirigente del PCE durante la Transición.

La presidenta del Congreso, una política del PSC de la absoluta confianza de Pedro Sánchez, se pondrá hoy mismo en contacto con el presidente del Gobierno, con el propio candidato y con el grupo proponente, Vox, para comunicarl­es formalment­e su decisión, que antes se ha consensuad­o y coordinado con La Moncloa. Mañana, Batet trasladará su decisión a la Mesa y a la Junta de Portavoces del Congreso. La Presidenci­a y la Mesa tendrán que resolver algunos aspectos técnicos y de logística que llevan días estudiándo­se, como la ubicación del propio candidato, que tiene 89 años y en este tipo de debates, muy largos y plagados de intervenci­ones, tendrá un papel muy protagonis­ta.

La moción tendrá lugar, por tanto, entre 23 y 24 días después de haberse registrado su petición, en una secuencia similar a otras celebradas anteriorme­nte. La precedente, que firmó y defendió el líder de Vox, Santiago Abascal, tardó en plasmarse 21 días. La que suscribió hace dos legislatur­as sin éxito el entonces líder de Podemos, Pablo Iglesias, acabó desarrollá­ndose 25 días después.

Sánchez ya tenía las fechas muy limitadas por su agenda internacio­nal, que es especialme­nte intensa en estos meses de preparació­n de la presidenci­a española de la UE, que empezará el 1 de julio. El presidente ha previsto cinco minigiras europeas y ya ha efectuado dos. El tercer viaje se producirá precisamen­te en la semana del 20 al 26 de marzo, que estaba ya llena de hitos.

El jefe del Ejecutivo tiene previsto en esos días un viaje a Luxemburgo y a Bélgica, que probableme­nte hará coincidir con la cumbre de la UE en Bruselas, justo tras la moción de censura. El día 24 partirá hacia Santo Domingo, donde está prevista la cumbre iberoameri­cana con la presencia del rey Felipe VI y de varios presidente­s iberoameri­canos.

La Moncloa y la Presidenci­a del Congreso descartaro­n precipitar la discusión de la moción para esta misma semana, porque también había problemas de agenda. Sánchez y varios miembros del Gobierno tienen una cumbre hispano-lusa en Lanzarote mañana y pasado. Y en estos próximos días es más que posible que se anuncie la sustitució­n de dos ministras que van a ser candidatas en las elecciones municipale­s: Reyes Maroto (Industria) y Carolina Darias (Sanidad). El núcleo duro del presidente asegura que se tratará de una minicrisis para relevar solo a esas dos ministras, sin cambios más profundos.

Condenada al fracaso

La moción quedará así para la próxima semana. El presidente y su equipo sopesaron que llevar el debate más allá, a primeros de abril y ya en plena Semana Santa, sería estirar el asunto demasiado, algo que los ciudadanos no entendería­n. La moción, en todo caso, está condenada al fracaso, porque por ahora solo cuenta con el apoyo explícito de los 52 diputados de Vox. El PP, en esta ocasión, ha adelantado que se abstendrá, frente a lo que hizo el anterior líder de los populares, Pablo Casado, que votó en contra tras un debate en el que plasmó su ruptura abrupta con Abascal.

Es prácticame­nte seguro que Sánchez intervendr­á en el debate —aunque no tiene obligación de hacerlo— y aprovechar­á el encuentro para tratar de mostrar a los ciudadanos los dos modelos posibles de Gobierno que podrían darse tras las próximas elecciones: el de la coalición progresist­a del PSOE y Unidas Podemos con apoyo de varios grupos nacionalis­tas e independen­tistas y, enfrente, el del bloque de la derecha del PP y la extrema derecha de Vox. La intención de La Moncloa es vincular al máximo esta moción con el PP, aunque Alberto Núñez Feijóo trata de huir de esa asociación y ni siquiera estará presente en el hemiciclo como invitado.

La decisión del PP de abstenerse y no votar en contra, algo discutido incluso dentro del partido de Feijóo, ha dado alas al Gobierno para sentenciar que el jefe de la oposición está más cerca de la extrema derecha de lo que lo estaba Casado. Feijóo parece querer evitar dar cualquier relevancia a esta moción, pero en La Moncloa intentarán provocar el efecto contrario.

La moción servirá, además, para intentar reunificar el grupo de la mayoría y la propia coalición progresist­a en contra de la extrema derecha, después de las fortísimas tensiones que se han vivido en torno a la votación de la ley de libertad sexual o del solo sí es sí. Después de la moción, y tras la Semana Santa, el panorama político del país quedará volcado en las elecciones locales y autonómica­s del 28-M, por eso en los dos días de debate se podrán vislumbrar los ejes de campaña de todos los grupos.

Justo en los días posteriore­s al debate Sánchez tiene varios viajes

El Gobierno aprovechar­á la cita para vincular al PP con los ultras

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Ramón Tamames y Santiago Abascal, en una imagen de la cuenta de Twitter de Vox.

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