La UE apuntala su ofensiva en América Latina para recuperar peso frente a Pekín
Von der Leyen promete inversiones en la región, pero se enfrenta a los recelos de Brasil y Argentina para desencallar Mercosur
Europa está de vuelta. De vuelta a Brasil, de vuelta a Latinoamérica. Así se lo hizo saber la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, al jefe de Estado brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, el lunes pasado, durante el primer viaje de quien lidera el Ejecutivo comunitario al gigante sudamericano en una década. Y tras Brasil, fue el turno de Argentina, Chile, México. Un intenso baile diplomático con el que la UE busca desencallar el acuerdo de Mercosur —la quinta mayor área económica, compuesta por Brasil, Argentina, Uruguay y Paraguay— y dar los últimos empujones a la ratificación de los acuerdos con Chile y el modernizado con México. La meta es recuperar el terreno perdido en una región esencial. Perdido sobre todo frente a China, convertido en el segundo socio comercial en América Latina y el Caribe en general, y el primero en Sudamérica. Pero también perdido por los años en los que la UE ha dejado de tener a la región en su radar.
Las visitas de Von der Leyen y sus reuniones con los líderes latinoamericanos, ribeteadas con el anuncio de 10.000 millones de euros en proyectos de inversión con su herramienta Global Gateway —pensada para hacer frente a la Nueva Ruta de la Seda china—, junto a la firma de varios acuerdos para el suministro a la UE de materias primas esenciales, como el litio, marcan un punto clave en ese nuevo capítulo en las relaciones con América Latina que Bruselas quiere reconstruir con ese “gran salto cualitativo” que marca la nueva estrategia. En un mundo de enormes desafíos geopolíticos, pospandémico, con una guerra en Europa, la crisis climática y el fantasma de otras, como la crisis energética o de insumos, la Unión busca nuevos proveedores y socios fiables y Latinoamérica es eso, apuntan fuentes comunitarias.
En América Latina y el Caribe hay receptividad, pero también ciertos recelos hacia el interés europeo por sus tierras raras y sobre elementos del acuerdo con Mercosur, un pacto que Lula y el presidente argentino, Alberto Fernández, consideran de interés para ambos bloques pero escorado hacia el club comunitario. Europa está de vuelta, pero no a velocidad de crucero.
“La UE se despertó finalmente y se dio cuenta de que América Latina se está alejando cada vez más, tanto en términos políticos como económicos”, remarca Beata Wojna, profesora de Relaciones Internacionales del Tecnológico de Monterrey, que apunta que la pandemia alejó mucho a la Unión, muy criticada cuando muchos consideraron que había “acaparado” las vacunas occidentales mientras Rusia y China ofrecían sus inmunizaciones. Con la guerra lanzada por el Kremlin en Ucrania hace ya 16 meses, la intención de Bruselas es también limitar la influencia rusa en América Latina, que puede ser un aliado en los foros multilaterales y en la vía del diálogo para la paz.
La UE es la principal fuente de inversión extranjera directa en América Latina y el Caribe, según sus datos. Y supera lo que las empresas europeas han estado invirtiendo en China, la India, Japón y Rusia en su conjunto. Pero la influencia china en la región crece con cifras récord. El comercio bilateral de bienes con el gigante asiático se ha multiplicado por 26, de 12.000 millones de dólares en 2000 a 315.000 (unos 287.000 millones de euros) en 2020. Y se espera que llegue a más de 700.000 millones de dólares para 2035. Pekín ha firmado acuerdos de libre comercio con Perú, Costa Rica y Chile, en enero concluyó las negociaciones técnicas para firmarlo con Ecuador y negocia con Uruguay.
“La UE no tiene que obsesionarse con el papel que tiene China, sino centrarse en el valor diferencial que supone para la región”, apunta el eurodiputado Javi López (del grupo de los Socialistas y Demócratas), copresidente de la Asamblea EuroLatinoamericana (EuroLat) del Parlamento Europeo. “La Unión no quiere construir lazos de dependencia, sino tejer una alianza. Tenemos un modelo más compatible con el latinoamericano porque nuestra economía no actúa como una plaga de langostas”, asegura el eurodiputado en referencia a las políticas laborales y medioambientales de China.
La UE ya tiene una asociación con siete países latinoamericanos (Argentina, Brasil, Chile, Colombia, México, Perú y Uruguay) para promover la cooperación en materias primas y ahora avanza para firmar más acuerdos de suministro de litio. Von der Leyen firmó en Chile y Argentina un acuerdo de desarrollo de toda la cadena de producción del litio. Una “buena estrategia” dice Wojna, para demostrar que el interés va más allá de la extracción. Sin embargo, advierte, aún falta “mayor promoción y difusión” para superar la desconfianza.