El Pais (Nacional) (ABC)

Maduro se enroca y aleja la opción de unas elecciones con garantías en 2024

El presidente venezolano aumenta sus exigencias para el diálogo con la oposición

- I. SANTAEULAL­IA/ A. MOLEIRO

Las prediccion­es volvieron a fallar con Venezuela. Hace ahora dos años, medio mundo celebraba la oportunida­d que se abría en el país dirigido por el chavismo desde 1999. La grave crisis económica y social, ahondada por la pandemia, y el aislamient­o internacio­nal obligaron entonces al Gobierno de Nicolás Maduro a mover alguna ficha.

Su popularida­d había caído y los venezolano­s que no podían huir del país luchaban por sobrevivir. Maduro quizás veía cerca su final, por eso optó por abrir la mano. Permitió la entrada de ayuda internacio­nal, liberó algunos presos políticos, nombró un organismo electoral con presencia opositora y se abrió a un diálogo con la oposición en México. La idea de que era el momento para avanzar hacia unas elecciones con garantías en 2024 se extendió desde la Unión Europea hasta EE UU. Hoy esa opción se aleja cada día. Es como si Maduro sintiera que el oxígeno recuperado le es suficiente para ir a las urnas con el mundo en contra, pero el resultado a su favor.

El último golpe se consumó esta semana. La renuncia de los rectores oficialist­as del Consejo Nacional Electoral (CNE) llevó al Gobierno a anunciar un proceso para formar un nuevo organismo electoral. Este último CNE fue nombrado en 2021 e incluía a dos rectores de cinco no vinculados directamen­te con el chavismo. La señal de apertura fue celebrada internacio­nalmente. Pero con esta maniobra, el chavismo podría volver a recuperar el control de una institució­n clave en todo proceso democrátic­o. Michael Penfold, investigad­or global del Wilson Center, reconoce que es un golpe muy duro: “Es un gran retroceso, un punto de inflexión muy negativo”.

El CNE cobró protagonis­mo en las últimas semanas por la cercanía de las primarias convocadas por la oposición en octubre, un proceso del que deberá salir el contrincan­te de Maduro en las urnas. La oposición venezolana arrastra una fractura histórica entre dos sectores enfrentado­s. Uno que aboga por una estrategia de confrontac­ión con el chavismo, liderado por María Corina Machado o Leopoldo López, y otro sector moderado que defiende el diálogo para ganar terrero al oficialism­o. Durante muchos años, la estrategia que imperó, con apoyo internacio­nal, fue la línea dura, que acabó resultando un fracaso escenifica­do en 2022 con la autodisolu­ción del gobierno paralelo de Juan Guaidó. Un día después de que el Gobierno anunciara el proceso para un nuevo CNE, el viernes, la oposición tomó la decisión de no incluir al consejo electoral en su proceso: “Avanzaremo­s en una consulta autogestio­nada”.

Maduro no tiene intención de ceder terreno. En los últimos meses, ha recuperado autoridad y, tras años sin salir, se ha dejado ver en cumbres internacio­nales y regionales. La economía superó la crisis de hace dos años gracias a los ingresos del petróleo y a cierta liberaliza­ción. Con todo, el presidente ha endurecido sus exigencias hacia la oposición, con quien se niega a volver a la mesa. Reclama la liberación del empresario colombiano aliado del chavismo Alex Saab, juzgado en EE UU por lavado de dinero y corrupción, y el levantamie­nto de las sanciones.

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/ GABY ORAA Un hombre limpiaba una camioneta convertida en furgón fúnebre en Caracas, el día 3.

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