Secretismo en torno al placer femenino
Las investigadoras que elaboraron el estudio sobre cómo se aborda en los colegios la masturbación infantil observaron un patrón en las respuestas del profesorado: ninguno hablaba o compartía historias sobre los chicos. Al preguntarles si los niños también se estimulaban en clase, la respuesta era, sin embargo, un claro sí. “Igual en los chicos es más discreto, no te das cuenta, ponen la mano debajo de la bata y se esconde mejor. Por otro lado, el movimiento de las niñas es más evidente, y te las encuentras una y otra vez haciéndolo en el banco. ¿Qué haces entonces?”, decía una de las profesoras participantes en el estudio.
“Parece que el hecho de que los chicos se toquen no es tan problemático para los profesores como que las chicas lo hagan”, explica Bruna Álvarez, coautora del estudio. Para la experta, la razón es que el secretismo con el que los adultos tratan el placer sexual femenino se transmite también a los niños, al igual que aprenden que estimularse es tabú. “El tabú social actual está sobre el deseo femenino. Lo vemos, por ejemplo, con el revuelo que causó el Satisfyer, o el libro de Cincuenta sombras de Grey”, cuenta Álvarez.
Y en las escuelas, lo que se explica sobre sexualidad sigue la misma línea. “A las niñas se les habla mucho más del dolor que del placer. Se explica la relación entre el óvulo y la regla, que duele. Muchas niñas nos preguntan que si la primera relación sexual hace daño. En cambio, el espermatozoide se consigue mediante el orgasmo, que se relaciona directamente con el placer. Y, a pesar de que muchos chicos no terminan de entender qué es un orgasmo, asocian inconscientemente su papel en la sexualidad al placer. Mientras, muchas niñas llegan a sexto de primaria sin saber lo que es el clítoris”, desarrolla.