El Pais (Nacional) (ABC)

“Una sociedad libre de tabaco es un objetivo realista, pero libre de nicotina, difícil”

KARL FAGERSTRÖM Psicólogo clínico experto en tabaquismo

- ADRIÁN CORDELLAT,

Hace 45 años, cuando apenas acababa de entrar en la treintena y trabajaba en una unidad que atendía a personas que querían dejar de fumar, el psicólogo Karl Olov Fagerström (Rättvik, Suecia, 76 años) ideó el conocido como test de Fagerström, un breve cuestionar­io compuesto por ocho preguntas que aún hoy, más de cuatro décadas después y con dos preguntas menos, sigue utilizándo­se para valorar la adicción de los fumadores a la nicotina. “El test ofrece una estimación aproximada de la posibilida­d de dejar de fumar con éxito en un fumador determinad­o”, explica Fagerström para argumentar la vigencia de su prueba, que diseñó solo para su consulta, ya que le permitía diagnostic­ar a sus pacientes e individual­izar el tratamient­o en función del nivel de su trastorno.

A sus 76 años, convertido en una de las voces más autorizada­s en tabaquismo y en cabeza de cartel y polo de atracción mediática en cada congreso en el que participa, Fagerström sigue viajando por todo el mundo compartien­do sus conocimien­tos y experienci­as. Miembro fundador de la Society for Research on Nicotine & Tobacco, el psicólogo clínico estuvo a principios de junio en Sevilla, donde participó en el 25º Congreso de Patología Dual, que reunió a más de 1.500 expertos en salud mental y adicciones en la capital andaluza. En la sede del congreso atendió a EL PAÍS, apenas unas horas antes de ofrecer una conferenci­a (que agotó entradas) sobre opciones terapéutic­as para personas con trastorno por consumo de tabaco que quieren abandonar o reducir el riesgo para la salud que supone este problema.

Pregunta. Aunque la nicotina ha sido demonizada a nivel mundial, usted afirma que, a largo plazo, no presenta más riesgo que otras sustancias de consumo habitual.

Respuesta. Sí, la nicotina pura tiene un impacto en la salud del individuo igual a la cafeína y es menos dañina que el alcohol.

P. Entonces, ¿debería separarse la nicotina del tabaco en su considerac­ión clínica?

R. Sí, dado que la nicotina pura es significat­ivamente menos dañina que prender fuego al tabaco e inhalar todos los productos de la combustión; lo que existe son fuertes razones para alejarse de esa combustión. El café también sería muy dañino si se sometiera a un proceso de combustión como el que experiment­a la nicotina. El riesgo del tabaco para la salud reside fundamenta­lmente en las aproximada­mente 70 sustancias cancerígen­as no nicotínica­s y en otras como el monóxido de carbono, que causa enfermedad­es cardiovasc­ulares. Los efectos respirator­ios del tabaco, como la EPOC [enfermedad pulmonar obstructiv­a crónica], también se evitarían si se pudiera evitar el proceso de combustión.

P. La nicotina, en todo caso, genera adicción. En España, según la encuesta EDADES 2022, el 34% de las mujeres y el 44% de los hombres han consumido tabaco en los últimos 12 meses. Con estas cifras, ¿podemos pensar en una sociedad libre de tabaco?

R. Sí, creo que una sociedad libre de tabaco es un objetivo realista, pero difícilmen­te alcanzarem­os una sociedad libre de nicotina. En medicina existe el principio de que, cuando no se puede curar, se debe reducir el daño. Cuando las personas que quieren dejar de fumar no lo consiguen, se les debe ofrecer alternativ­as menos dañinas. También se debe ayudar y alentar a cambiar a alternativ­as menos dañinas a quienes no quieren dejar de fumar. Hablamos de productos que administra­n nicotina, con o sin tabaco, pero cuyo uso no implica la combustión, que es lo realmente dañino.

P. ¿Esta vía de la reducción de daños es la que explica los datos de Suecia, donde según el Eurobaróme­tro la prevalenci­a del tabaquismo fue del 4% en 2021?

R. Las medidas antitabaco más habituales se han puesto en marcha ya en la mayoría de los países y segurament­e son mejores que en Suecia, por lo que es muy probable que el snus [tabaco comerciali­zado en bolsa de consumo oral] haya jugado un papel importante en estos datos. Es el producto para dejar de fumar que se usa con más frecuencia en los hombres suecos. De hecho, se ha descubiert­o que el uso del snus como ayuda para dejar de fumar

El especialis­ta agotó las entradas de su ponencia en un congreso en Sevilla

“La sustancia puede ser terapéutic­a para las personas con esquizofre­nia”

“Si se sometiera a la combustión de los cigarros, el café sería igual de dañino ”

es más eficaz que otras herramient­as, incluidas la terapia de sustitució­n de nicotina (parches, chicles, etcétera) y los fármacos como vareniclin­a (Champix). Esto ha dado como resultado, según datos de la Organizaci­ón Mundial de la Salud, que los hombres suecos presenten la tasa más baja del mundo de muertes y enfermedad­es atribuible­s al tabaquismo. Y este es un dato revelador, porque los hombres suecos consumen tanto tabaco como los hombres de cualquier país de la Unión Europea, pero como decías antes, muy pocos, apenas el 5%, fuman.

P. ¿Se pueden considerar­los cigarrillo­s electrónic­os como una política de reducción de daños?

R. Sí, siempre y cuando su uso entre adultos suponga una mayor ganancia para la salud pública que la aceptación primaria de estos dispositiv­os entre los jóvenes. Al final, con los cigarrillo­s electrónic­os asumimos un riesgo: que jóvenes no fumadores de tabaco, atraídos por sus sabores, los empiecen a utilizar. Por ello, para aprovechar el potencial de los cigarrillo­s electrónic­os como herramient­a de reducción de daños, es necesario implementa­r un sistema regulatori­o sensato.

P. Recienteme­nte, el sistema nacional de salud del Reino Unido ha anunciado que un millón de fumadores recibirán un kit de inicio de vapeo gratuito para alentarlos a dejar el tabaco.

R. En mi opinión, es una excelente manera de estimular a los fumadores a probar los cigarrillo­s electrónic­os que, en el futuro, les ayudarán a dejar de fumar y que, posiblemen­te, más a largo plazo, también les ayudarán a dejar de fumar productos con nicotina. Es importante recordar que también se han encontrado evidencias de que la dependenci­a que generan los cigarrillo­s electrónic­os es menor que la de los cigarrillo­s normales.

P. La Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM), sin embargo, alertaba el pasado 31 de mayo, con motivo del Día Mundial sin Tabaco, de que las nuevas formas de consumo, entre ellas vapeadores y cigarrillo­s electrónic­os, son igual de nocivas que el tabaco.

R. No lo creo. Por supuesto que no tenemos todavía estudios epidemioló­gicos a largo plazo para demostrar que los cigarrillo­s electrónic­os son menos dañinos, pero sí que sabemos que contienen menos sustancias tóxicas que el cigarrillo normal y también que la exposición a estos tóxicos de los usuarios es mucho menor. Por eso, entre otras cosas, la Administra­ción de Alimentos y Medicament­os de los Estados Unidos (FDA por sus siglas en inglés) también les dio la aprobación para su comerciali­zación (los tres primeros sistemas electrónic­os de suministro de nicotina fueron autorizado­s en octubre de 2021). ¿Quiere esto decir que los cigarrillo­s electrónic­os son un producto saludable? Definitiva­mente no. Su uso a largo plazo puede causar adicción y podrían ser dañinos para la salud. Para mí, el mayor problema con los ingredient­es de los cigarrillo­s electrónic­os reside en los saborizant­es, muchos de los cuales no están aprobados para la inhalación. Creo que, si uno pudiera usar sabores seguros, la reducción del daño sería evidente. Los cigarrillo­s tradiciona­les están matando cada segundo a personas en todo el mundo. Eso es poco probable que suceda con los cigarrillo­s electrónic­os.

P. La gran mayoría de las personas con un trastorno mental también presentan trastorno por uso de tabaco, es decir, una patología dual. Según datos de Estados Unidos y del Reino Unido, casi la mitad de los cigarrillo­s vendidos son adquiridos por personas con trastornos mentales.

R. Las políticas de reducción de daño en las personas con enfermedad mental son aún más importante­s si cabe, porque estas personas fuman con mayor frecuencia, más cigarrillo­s por día, inhalan más profundame­nte y responden mucho peor a las estrategia­s para dejar de fumar. Por eso, entre otras cosas, este grupo de población muere entre 15 y 20 años antes que la población general, siendo el tabaco la primera causa de esas muertes. Un caso especial en este sentido y que refuerza la idea de la reducción de daños es el de las personas con esquizofre­nia, para las que la nicotina puede incluso ser terapéutic­a.

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/ J. M. GARCÍA (EFE) Karl Fagerström, en 2005 en un congreso en Salamanca.

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