Luis Argüello, monseñor tuitero
La Conferencia Episcopal Española eligió ayer a su nuevo presidente, Luis Argüello, arzobispo de Valladolid, tuitero y analista político en sus ratos libres. En su cuenta de X (@monsArguello) ha opinado sobre la ley de amnistía, la de educación, las noticias falsas, el Poder Judicial, memoria e historia, la guerra en Ucrania, la polarización, el sexo, la economía… Tuit a tuit ha desplegado un programa electoral bastante completo. Su locuacidad para comentar en las redes asuntos ajenos a la Iglesia contrasta con su silencio a la hora de hablar de los internos, como los casos de pederastia. Desde que se abrió la cuenta, en enero de 2019, no ha escrito un solo tuit sobre el tema, y ayer, en una brevísima rueda de prensa, cedió la pregunta sobre las víctimas a su número dos.
@MonsArguello sí respondió a otras cuestiones sobre su relación con el Gobierno, al que prometió criticar con respeto por “las cosas que pasan”. Uno de sus últimos tuits es una crítica a la ley de amnistía. Dice: “Lo que vive nuestra nación es una consecuencia más de la crisis antropológica, moral y espiritual, por tanto, política, de las sociedades occidentales”. Y enlaza a un vídeo de YouTube donde, después de subrayar que no quiere “entrar en un juicio de carácter político” porque esa “no es la encomienda de un obispo”, afirma: “En la organización de nuestra democracia impera el positivismo jurídico. Alcanzado el poder, cualquier decisión que se tome siguiendo más o menos procedimientos democráticos termina siendo ética, moral, porque la voluntad de poder lo ha decidido. (…) Es importante que los ciudadanos tomemos conciencia de nuestra responsabilidad democrática, expresemos nuestras opiniones con verdad y firmeza”.
El vídeo termina denunciando la “forofez ideológica” (de los demás, se entiende) frente al “orden público” y el sentido común (el suyo, claro). Pero solo el forofismo explica algunas comparaciones que @monsArguello ha vertido en X, como la que vincula “pornografía y educación sexual” —“El negocio de la pornografía escandaliza y es rechazado como origen de muchos males. Sin embargo, se promueve una propuesta de vida y educación sexual basada en la prevención (de enfermedades y de embarazos) y en el cuerpo como objeto de placer que legitiman lo que se condena”—; la que mete en la misma frase cambio de sexo y pago de impuestos —“Si en Europa se puede cambiar de sexo, si existe derecho a decidir sobre la vida y la muerte, ¿cómo no se va a poder cambiar de domicilio fiscal?”—, o la que asocia el aumento de los suicidios con el de los divorcios —“Crece la preocupación por adolescentes, salud mental e incremento de suicidios. Son expresión de una nueva fase del ‘malestar de la cultura’. Convendría revisar sexualidad narcisista, consecuencias del divorcio, economía capitalista y sentido de la vida para intentar comprender”—. Tampoco estaba lejos del forofismo la forma en que describió los requisitos de la Iglesia para seleccionar a los suyos: “Pedimos que estén dispuestos a ser célibes y que sean enteramente varones, por tanto, heterosexuales”. En aquella ocasión, pidió perdón.
Fuera de X, donde @monsArguello necesitaba el espacio para mensajes más importantes, el secretario de la Conferencia Episcopal entre 2018 y 2022 sí opinó en el pasado sobre las denuncias de abusos en la
El presidente de los obispos minusvaloró la pederastia y usa X para evangelizar políticamente
Iglesia, para decir que eran “pequeños casos” y preguntar, molesto: “¿Por qué se pone el foco solo en la Iglesia católica? Hay casos en federaciones deportivas, ¿se ha pedido una investigación general al COE o a la FIFA?”. O sea, y tú más.
En una entrevista en Alfa y Omega, Argüello confesó una vez que en su juventud había hecho algunos pinitos en política, que estuvo vinculado a Convergencia Democrática de España y que incluso colaboró con una “candidatura municipal del PSOE”, antes de tener “una experiencia de nueva conversión”. La vocación que llamó primero era otra. Y aún se le nota.