El Pais (Nacional) (ABC)

Arte contra el adoctrinam­iento de Putin

Una muestra en Madrid de ocho creadores rusos en el exilio denuncia el régimen de represión y el “lavado de cerebro” al que el Kremlin somete a la población

- CAIO RUVENAL

El artista urbano Philippenz­o (39 años, Volgogrado, Rusia) supo que su vida iba a cambiar de rumbo el día que al llegar a casa encontró una notificaci­ón de búsqueda de la policía. Horas antes, en plena celebració­n patriótica del Día de Rusia, el 12 de junio de 2023, realizó un mural debajo del puente Elektrozav­odskiy de Moscú con la palabra izrossilov­aniye (un juego de letras que forma la oración “Rusia te viola”). Philippenz­o apagó el móvil y a la mañana siguiente, vestido con gafas y una gorra, escapó en un vuelo a Georgia. “La obra alude a los abusos de Putin contra sus propios ciudadanos como contra Ucrania”, explica. Es una de las decenas de historias de persecució­n y represión que sufren los artistas rusos que se atreven a crear obras críticas con la invasión de Ucrania o que cuestionen al Gobierno ruso, como cuentan varios de los creadores que exponen, desde hoy y hasta el 24 de marzo, la muestra Lavado de cerebro en La Zona Gallery de Madrid.

“La propaganda difunde que quien va contra el Gobierno, va contra Rusia. Que Occidente es el enemigo y son hijos del diablo que nos odian”, explica una de las organizado­ras y comisarias de la exposición, que prefiere mantener el anonimato por miedo a las represalia­s. Cuenta que la idea de montar la exhibición surgió de varias experienci­as con amigos o personas que “han sufrido un lavado de cerebro”: “Tengo un primo al que no puedes hablarle, es como si estuviera bajo un hechizo. Repite siempre lo mismo”, recuerda. A través de unas 30 obras de artistas que forman parte de la llamada “lista negra” del Ministerio de Cultura del Kremlin, el itinerario de la muestra emula las fases de una lavadora para ilustrar los procesos de adoctrinam­iento.

La primera sección lleva el nombre de “prelavado” y hace referencia a la eliminació­n de todas las fuentes externas de informació­n. Le siguen los apartados de “lavado principal”, el mensaje de la propaganda; “aclarado”, en el que se reproducen denuncias reales de traición a la patria realizadas entre los mismos ciudadanos; “centrifuga­do” (“hay un mar de bulos en el que se pierde la verdad”), y finalmente el “secado”, que alude a la prisión o muerte para los disidentes.

Las restriccio­nes a la libertad de opinión comenzaron a principios de siglo, cuando Vladímir Putin asumió el poder y obligó a cerrar varios canales independie­ntes, pero se han intensific­ado desde el inicio de la guerra, según cuenta otra de las organizado­ras y experiodis­ta. Pável Otdelnov (Dzerzhinsk, 44 años), otro creador que expone en la muestra, fue uno de los primeros artistas en protestar contra la invasión a Ucrania. Una semana después del ataque militar, se paró frente a un supermerca­do en Moscú sosteniend­o un cartel que decía: “Esto es una locura”.

Antes, en 2015, Otdelnov ya se había referido a la anexión de Crimea en 2014 con la pieza

Unheimlich, una de las que conforman Lavado de cerebro. “No estuve en prisión por ninguna de esas acciones, pero pensé que una segunda o tercera vez me llevaría a la cárcel. Siento responsabi­lidad por mi familia y por mi propia vida, no quiero pasar mi vida detrás de las rejas y quiero pensar libremente, por eso decidí dejar el país”, comenta Otdelnov, que ha viajado desde Inglaterra a Madrid para presentar la exposición.

El miedo a las consecuenc­ias al que se refiere Otdelnov es el común denominado­r del discurso de todos los artistas que participan en Lavado de cerebro. La exposición comienza con una pieza que replica una tabla optométric­a en la que “miedo” es la primera palabra que se puede leer y “libertad” es la menos distinguib­le. “Este trabajo refleja el principal sentimient­o que tenemos en este momento”, explica la autora de la obra, Anastasya Vladychkin­a (Izhevsk, 30 años), integrante del dúo Yav Art Group.

“¿Por qué la propaganda es tan exitosa? Tal vez porque dice lo que la gente quiere oír, que su país es grande, que están en el lado correcto de la historia”, reflexiona Otdelnov. La segunda pieza que exhibe en Madrid es Abyss Shadow (Sombra abisal), en la que recrea a las decenas de miles de personas que asistieron al funeral de Stalin bajo una especie de agujero negro.

Tan presente como el miedo al encarcelam­iento está el temor a no poder volver al país de origen. “Siempre hablamos de cuándo y en qué situacione­s volveremos a Rusia, pero nadie sabe responder, solo que será después de Putin”, opina el artista urbano Slava Ptrk (Ekaterimbu­rgo, 34 años). Aporta a la muestra The Steps (Los pasos), un dibujo de un campo minado basado en el juego Buscaminas: “Representa la ansiedad de vivir en Rusia estos días, no soy antipatrió­tico por criticar al Gobierno”. Concide con él Otdelnov: “Putin se esfuerza en hacer creer que él es Rusia. No es así. Estoy orgulloso de ser ruso”.

“Según la propaganda ir contra el Gobierno es ir contra el país”, cuenta una comisaria

Todos los creadores destacan el miedo a las consecuenc­ias de ser crítico

 ?? ÁLVARO GARCÍA ?? Una de las obras de la exposición Lavado de cerebro, en La Zona Gallery de Madrid, el lunes.
ÁLVARO GARCÍA Una de las obras de la exposición Lavado de cerebro, en La Zona Gallery de Madrid, el lunes.

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