“Ganaba mucho dinero, tenía muchas oportunidades, pero quería más”
Rainn Wilson Actor El intérprete estrena una serie documental en la que busca la felicidad en varios países
Rainn Wilson (Seattle, Washington, 58 años) interpretó al ambicioso y carente de empatía vendedor de papel y granjero de remolachas Dwight Schrute en la versión estadounidense de The Office durante los ocho años que duró la serie, de 2005 a 2013. Es el único del reparto que aparece y tiene diálogo en sus 188 capítulos. Dwight es un tipo extravagante al que no le gusta sonreír porque “mostrar los dientes es una señal de sumisión en primates”. Wilson, en cambio, es muy sonriente, como demuestra a lo largo de toda la entrevista, pero si en algo se parece al personaje con el que se ganó a los espectadores es en su gusto por las mascotas insólitas. “Tenemos dos cerdos vietnamitas, una hembra de pavo real, dos pitbulls rescatados, dos conejillos de indias, un burro y un cebrasno. Y mi esposa tiene dos caballos”, enumera por videollamada desde su rancho de California.
A Wilson no le gusta usar la palabra “feliz” para referirse a su estado de ánimo, prefiere decir que se siente “eudaimónico”.
“Los griegos usaban la palabra eudemonía, que describe el florecimiento humano y una meta mucho mejor que la felicidad. Me siento floreciente. Intento conectarme con la naturaleza, con mi familia, con Dios, con mi sentido de propósito, con el arte y, en ese sentido, estoy prosperando”, asegura. Pero no siempre fue así. A pesar de tener éxito, una maravillosa familia, una bonita casa y gente tatuándose su cara —la de Dwight—, el actor ha lidiado varias veces con la depresión, según explica en la introducción de Rainn Wilson y la geografía de la felicidad, la serie documental producida por AMC Networks que se estrena hoy en el canal de televisión ¡Buenviaje! (disponible con Movistar Plus+). En ella, se adentra en cinco países (Islandia, Bulgaria, Ghana, Tailandia y EE UU), en busca de entender y contagiarse de las sociedades más alegres del planeta. “En todos los lugares había familias, grupos, tribus y personas que se unían para quererse y conectarse, y fue realmente esclarecedor lo universal que es eso”.
A lo largo de los cinco capítulos, Wilson se sumerge desnudo en una caldera de magma —con su compañero en Megalodón Ólafur Darri Ólafsson—, o pelea contra una kickboxer de 12 años en el cuadrilátero de un gimnasio tailandés, entre otras hazañas. También se sincera sobre una infancia infeliz y una adolescencia difícil. Revela que su madre lo abandomás nó cuando tenía dos años, y que tuvo muchas carencias como niño. “Creo que todo el mundo ha sufrido algún tipo de trauma infantil, lo importante es aceptarlo, aprender de él, curarlo y no ser una víctima suya”, considera. También comenta que pasarse los fines de semana jugando a Dragones y mazmorras y tocar el fagot le hicieron sentirse “un bicho raro” en su juventud. “Ha sido un camino de muchas décadas, hacia el autodescubrimiento”, reconoce.
Sin embargo, fue precisamente interpretar a uno de los bichos raros de The Office (ahora disponible en Prime Video, Netflix y Movistar Plus+) lo que le hizo alcanzar su máxima popularidad hace una década. Y eso tampoco le bastó. “Hubo momentos en The Office en los que me sentí miserable. Ojalá lo hubiera disfrutado más. A pesar de que estaba ganando mucho dinero en una gran serie, teniendo muchas oportunidades y grandes amigos, muchas veces sentí que simplemente quería más. Es esa eterna hambre humana de nunca estar satisfecho con lo que tienes”, confiesa el nominado al Emmy y ganador de dos Premios del Sindicato de Actores por ese papel. Él quería dar el salto a la gran pantalla, ser una estrella de cine. Apareció en películas como Juno, Sahara, Mi súper ex-novia o Transformers: La venganza de los caídos. Pero para la mayoría de los espectadores sigue siendo Dwight. “No solo hizo reír a la gente, que era nuestro objetivo. A muchos les trajo curación, conexión y un significado profundo”.
Entre sus nuevos proyectos se encuentra su participación en la serie Cocina con química (Apple TV), protagonizada por Brie Larson; su papel en la película Ezra, protagonizada por Robert de Niro, que se estrena a finales de mayo en EE UU; o su trabajo en la película Code 3, para la que todavía están buscando distribuidor. También acaba de publicar un libro: Soul Boom: Why We Need a Spiritual Revolution (Boom del alma: por qué necesitamos una revolución espiritual). “La espiritualidad nos conecta con el misterio de ser un ser humano, la búsqueda de lo trascendente. Nos da comunidad y un amor mayor. Creo que esta es una de las cosas que más necesita la humanidad”, argumenta Wilson
Antes de dedicarse a la interpretación, Wilson fue vendedor de seguros, paseador de perros... Luego se convirtió en el vendedor de papel y granjero de remolachas más odiosamente querido de la ficción. Ahora es feliz, mejor dicho, eudaimónico. “He encontrado propósito y satisfacción en la conexión. Estoy muy bien”, reafirma sonriente.
Alcanzó su máxima popularidad con su personaje en la serie ‘The Office’
“Todo el mundo ha sufrido algún trauma infantil, hay que aprender de él”