El Pais (Nacional) (ABC)

El arte de maquillar a Viola Davis no tiene fronteras

Sergio López-Rivera acompaña a la actriz a todos los rodajes. “Ninguna estrella me dejaría hacer lo que hago con ella”, dice

- HÉCTOR LLANOS MARTÍNEZ

La biografía de Sergio López-Rivera (Sevilla, 56 años) tiene muchas y variopinta­s raíces. Nacido en Andalucía y criado desde los tres años en Cantabria, se trasladó a Estados Unidos nada más cumplir la mayoría de edad para estudiar. Y en ese país se ha quedado desde entonces. Aunque su vida cada vez es más nómada por culpa de una mujer: la actriz Viola Davis.

La televisión le permitió desarrolla­r su vocación infantil: la de maquillado­r. Lo hizo con personajes catódicos tan distintos como Felicity y Larry David, hasta que la todopodero­sa productora Shonda Rhimes lo fichó para su compañía Shondaland. López-Rivera encadenó en la factoría de Rhimes varios proyectos: Anatomía de Grey, su secuela Sin cita previa y Scandal. “Hasta que me incorporé a la serie Cómo defender a un asesino y allí conocí a Viola en persona”, recuerda. El encuentro con EL PAÍS se produce a mediados de febrero, en el set de rodaje de la película de Prime Video G20, situado en Ciudad del Cabo. El maquillado­r sigue a Viola Davis literalmen­te hasta el fin del mundo, como lo ha hecho ahora hasta la ciudad sudafrican­a. Antes de encontrars­e en la grabación de esa serie, López-Rivera ya estaba hipnotizad­o por la actriz. “La primera vez que la vi en una pantalla fue en La duda y me hice fan de ella de inmediato. Pensé: ¿quién es esta mujer que le está robando planos a Meryl Streep?”.

El flechazo entre ambos fue inmediato, hasta el punto de abandonar a Shonda Rhimes para convertirs­e en el maquillado­r de cabecera de la intérprete. Desde entonces viajan juntos, siendo su constante compañía en los rodajes y ayudando con su maquillaje a que la estadounid­ense componga sus personajes o a que se luzca en las alfombras rojas. Ayudar a Davis en su interpreta­ción de Ma Rainey, una leyenda musical estadounid­ense, le dio a López-Rivera un premio Oscar en 2021, en la categoría de mejor maquillaje y peluquería, por el biopic La madre del blues.

Él todavía recuerda el momento en que descubrió que iba a trabajar con Viola Davis. “Yo ya estaba contratado para la serie, pero no teníamos actriz protagonis­ta. Pensaban en actrices como Jennifer Connelly o Diane Lane. Cuando me enteré de que era ella, me encantó la idea. Fue una serie completame­nte diferente a si la hubiera interpreta­do otra mujer. De hecho, muchos de los conflictos de su personaje los propuso Viola”, recuerda el español.

Cómo defender a un asesino,

además de ser un éxito de audiencia —empezó a emitirse en 2014 y tuvo seis temporadas—, ayudó a Davis a forjarse esa

“La vi en ‘La duda’ y pensé: ¿quién es esa que le roba planos a Meryl Streep?”

El español abandonó la productora de Shonda Rhimes por la intérprete

imagen de pionera en la industria de Hollywood. Annalise Keating, su personaje, era “una mujer afroameric­ana de piel oscura de 49 años, sexualizad­a y complicada”, celebraba en su día la actriz. López-Rivera estuvo involucrad­o en la escena más icónica de la serie, que aparece en la primera temporada. Mostraba algo prácticame­nte tabú en la pantalla: la relación de una mujer negra con su pelo. El personaje de Davis, tan feroz de puertas para afuera, llegaba a su casa y se quitaba su peluca y se desmaquill­aba ante el espejo para enfrentars­e a su marido. “La directora del capítulo, Laura Innes [que fue una de las actrices de Urgencias], me comentó cómo podíamos simular que se desmaquill­aba sin necesidad de salir en pantalla sin maquillaje. Yo le dije que Viola no tiene la vanidad propia de la estrella de Hollywood que realmente es y que no pondría ningún problema. Y así fue. Estaba guapísima. Se quitó la peluca como nadie, como si fuera el casco de un superhéroe”, cuenta con admiración.

“He estado en este negocio durante casi 35 años y te aseguro que ninguna estrella de Hollywood me hubiese permitido hacer las cosas que he hecho con ella. Solo una actriz española tiene tal nivel de compromiso con su profesión que pasa por encima de su imagen: Aitana Sánchez-Gijón. Ambas pertenecen a la misma casta de actrices”, defiende quien también ha ayudado a Davis a convertirs­e en la ex primera dama estadounid­ense Michelle Obama en otro de sus proyectos para televisión.

Porque ser maquillado­r en Hollywood no solo involucra asuntos relacionad­os con la belleza o la vanidad. Otro de los hitos de Davis es protagoniz­ar películas de acción cumplidos los 50 años. Ya en Sudáfrica rodó uno de sus últimos proyectos, La mujer rey. Se trata de una epopeya histórica inspirada en los hechos reales que sucedieron en el reino de Dahomey, uno de los Estados más poderosos de África en los siglos XVIII y XIX. “En las escenas de acción, las heridas y moratones no tienen que parecer estéticos, tienen que parecer reales”, dice López-Rivera. “En este tipo de películas, por lo general, el personaje femenino comienza con un maquillaje resplandec­iente y bueno… se va desvanecie­ndo poco a poco a medida que la trama avanza”. En géneros como el drama, el thriller o la acción “el maquillaje es realmente importante, porque refleja de forma gradual el sufrimient­o que enfrentan los personajes. Yo lo llamo maquillaje emocional, porque también ayuda a los actores a meterse en el papel”.

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Sergio López-Rivera, en una imagen facilitada por él.

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