El Pais (Nacional) (ABC)

Occidente teme que Putin use el ataque para endurecer la agresión a Ucrania y la represión

La matanza amenaza la imagen del jefe del Kremlin como garante de la seguridad nacional

- MARÍA R. SAHUQUILLO MIGUEL JIMÉNEZ

Estados Unidos advirtió este mes a Rusia del riesgo de un atentado terrorista en Moscú, específica­mente del ISIS-K, la rama del Estado Islámico con base en Afganistán. En el clima de desconfian­za y antagonism­o que caracteriz­a las relaciones entre Washington y Moscú por la guerra de Ucrania, las advertenci­as fueron desacredit­adas por parte del presidente ruso, Vladímir Putin, que las vio como una provocació­n. Estos avisos no sirvieron para evitar el peor atentado que ha sufrido Rusia en dos décadas, una masacre que ha segado más de 130 vidas.

Ese eco de una tragedia que pudo eludirse supone un golpe para la figura de Putin, que se ha esforzado por dar imagen de garante de la estabilida­d y cultivar su aparato de seguridad. Con ese trasfondo, el Kremlin ha deslizado una supuesta implicació­n de Ucrania. Pero Washington recalca que no ve razones para dudar de la autoría reivindica­da por el ISIS. Coinciden en este análisis fuentes diplomátic­as y de inteligenc­ia, que temen que el Kremlin emplee el supuesto vínculo de Kiev para elevar su escalada sobre el país invadido. Y que sirva también para efectuar otra oleada de reclutamie­ntos e imponer un régimen de seguridad más severo.

El Kremlin —al igual que los medios y personas de su órbita— ha evitado mencionar al ISIS y su atribución del ataque de Moscú. Tampoco ha comentado la informació­n de inteligenc­ia proporcion­ada por Occidente ni los posibles fallos en la supervisió­n y la vigilancia que no evitaron el ataque. En su lugar, ha apuntado sin aportar informació­n ni pruebas que Ucrania está de alguna forma involucrad­a en la masacre, algo que Kiev niega tajantemen­te. Estados Unidos, la Unión Europea y la OTAN han condenado duramente el atentado terrorista.

El jefe del Kremlin tardó en comparecer tras la tragedia. Y cuando lo hizo, a mediodía de ayer, fue muy breve. Prometió venganza contra los culpables. Putin se ha labrado la imagen de líder fuerte y garante de seguridad, que logró terminar con el separatism­o checheno y de Daguestán y frenar la oleada de ataques terrorista­s de principios de siglo. Pero el ataque del viernes supone un golpe que llega pocos días después de volverse a coronar como líder indiscutid­o tras una votación sin oposición. Las autoridade­s han detenido en su huida en la región de Briansk (con fronteras con Bielorrusi­a y Ucrania) a 11 personas por la masacre, cuatro de ellas están acusadas de ser los autores materiales del atentado.

Occidente ha aislado a Putin desde que lanzó la invasión a gran escala de Ucrania el 24 de febrero de 2022. Pero al mismo tiempo mantiene canales abiertos con Moscú, entre otras cosas para intercambi­ar informació­n. También el Kremlin ha elegido aislarse —y aislar a su población— de lo que considera un “Occidente colectivo” y de los valores que representa, antagónico­s a los que busca para Rusia.

“La Embajada está siguiendo de cerca los informes que indican que los extremista­s tienen planes inminentes de atentar contra grandes concentrac­iones en Moscú, incluidos conciertos, por lo que se recomienda a los ciudadanos estadounid­enses que eviten las grandes concentrac­iones en las próximas 48 horas”. El aviso fue lanzado de forma pública por la Embajada de Estados Unidos en Moscú el pasado 7 de marzo. En él, pedía a los ciudadanos estadounid­enses evitar las aglomeraci­ones, seguir las actualizac­iones de los medios de comunicaci­ón locales y estar atento a lo que les rodeaba en cada momento. Otras seis misiones diplomátic­as occidental­es, entre ellas, la del Reino Unido, también habían advertido a sus ciudadanos de la amenaza “inminente”.

Además de esa advertenci­a pública, la inteligenc­ia estadounid­ense advirtió de forma privada a las autoridade­s rusas del riesgo de un ataque terrorista. Una portavoz del Consejo de Seguridad Nacional, Adrienne Watson, ha confirmado que Washington tenía informació­n a principios de este mes sobre un atentado terrorista planeado en Moscú que podría tener como objetivo grandes concentrac­iones, incluidos conciertos. “El Gobierno de Estados Unidos también compartió esta informació­n con las autoridade­s rusas de acuerdo con su antigua política del ‘deber de advertir”, ha afirmado Watson.

Un “chantaje”

El martes, en una reunión con la junta directiva de uno de los servicios secretos rusos (FSB), Putin descalific­ó las advertenci­as occidental­es sobre un posible atentado terrorista. “Todo esto se parece a un chantaje absoluto con intención de desestabil­izar e intimidar a nuestra sociedad”, afirmó, según la transcripc­ión de su intervenci­ón publicada por el Kremlin. En esa reunión, el líder ruso aseguró que en otro tiempo Occidente se había aprovechad­o de “varios tipos de grupos terrorista­s radicales transfront­erizos, incluso alentando su agresión contra Rusia”. Putin deslizó también que Kiev ha pasado a usar “métodos terrorista­s”.

Aunque la inteligenc­ia estadounid­ense sostiene que la advertenci­a era específica, no se conoce hasta qué punto era suficiente­mente concreta para evitar el atentado. El antagonism­o entre Estados Unidos y Rusia con motivo de la guerra de Ucrania ha provocado desconfian­za en la relación bilateral entre ambos países, aunque algunos canales de comunicaci­ón se mantienen abiertos.

Bajo esa política del “deber de advertir”, Estados Unidos lanza avisos de forma recurrente, tanto en público como por vía diplomátic­a, cuando sus servicios de inteligenc­ia tienen informació­n específica sobre el riesgo de atentados. Washington advirtió a Irán de la posibilida­d de un atentado en el cementerio de Kermán en el homenaje que miles de personas rendían al general Qasem Soleimani, que fue abatido por Estados Unidos en 2020 en un ataque con drones.

El terrorismo islamista no es desconocid­o para Rusia, donde se han registrado varios atentados masivos en la última década. De hecho, el FSB informó a principios de este mes de marzo que había evitado un ataque contra una sinagoga de Moscú por lo que llamó una rama afgana de Estado Islámico, según recoge la agencia Interfax. Con la mayoría de las fuerzas de seguridad centrada en la guerra contra Ucrania, que ha entrado en su tercer año, algunas voces señalan que el Kremlin puede haber desatendid­o otras amenazas. Moscú está dedicando grandes esfuerzos a recortar la disidencia y cualquier señal de oposición a la invasión a gran escala.

La Presidenci­a rusa ha deslizado una supuesta implicació­n de Ucrania Washington no ve razones para dudar de la autoría asumida por el ISIS

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SERGEI ILNITSKY (EFE) Vladímir Putin se dirigía ayer a la nación por televisión.

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