El Pais (Nacional) (ABC)

Europa busca la fórmula: multas a pisos vacíos y límites al alquiler

Los precios de compra se disparan un 47% en dos años, un incremento que pone a prueba las soluciones elegidas

- Informació­n elaborada por Marc Bassets (París), Rafa de Miguel (Londres), Almudena de Cabo (Berlín), Tereixa Constenla (Lisboa), Isabel Ferrer (La Haya), Lorena Pacho (Roma) y Silvia Ayuso (Bruselas).

La vivienda se ha erigido como uno de los grandes retos que afronta Europa. La mayoría de los países han experiment­ado en los últimos años una escalada que ha privado a muchos ciudadanos del acceso a la vivienda. Según el Observator­io Social Europeo de Vivienda, entre 2020 y 2022 los alquileres escalaron un 19% y los precios de compra, un 47%. Muchos países han echado mano de medidas más o menos imaginativ­as para combatir esa emergencia: multas a pisos vacíos, topes a los alquileres o el freno a los pisos vacacional­es. Estas son algunas de las situacione­s límite que vive Europa.

● Francia. Más vivienda social

El Gobierno francés propone “un choque de oferta” para responder a la crisis de la vivienda, según anunció el nuevo primer ministro, Gabriel Attal, en su primer discurso de política general ante el Parlamento. “Oferta, oferta, oferta”, enfatizó días después su ministro del ramo, Guillaume Kasbarian. Unos cuatro millones de personas viven en residencia­s en malas condicione­s y, de ellas, 330.000 personas sin domicilio fijo, según la fundación Abbé Pierre. Hay, además, 2,6 millones a la espera de acceder a una vivienda social, en un país en el que es obligatori­o entre un 20% y un 25% de vivienda pública en los municipios de más de 3.500 habitantes y en ciudades de más de 50.000. Se evalúa que hay unos tres millones de residencia­s vacantes, un 60% más que en 1990.

La idea del Gobierno es incitar a que entren en el mercado viviendas que ahora ni se alquilan ni se venden, y favorecer la construcci­ón. Entre otras medidas, ha planteado un aumento de la oferta de alquiler, con una “corrección” de los métodos de cálculo que permitirá mantener en el mercado 140.000 viviendas de menos de 40 metros cuadrados sin la obligación de renovarlas para adaptarse a las normas medioambie­ntales. También prevé acelerar la construcci­ón de 30.000 nuevas viviendas durante los próximos tres años en 20 territorio­s considerad­os prioritari­os.

● Irlanda. Mercado tensionado

La crisis de la vivienda es, desde

Francia plantea un aumento de la oferta de alquiler para atajar la crisis

Alemania limita los arrendamie­ntos desde 2015 mediante índices municipale­s

El ministro holandés propone que el 30% de las nuevas casas sean de renta social

hace años, el principal problema de la República de Irlanda. Es el factor por el que se mide el éxito o el fracaso de los políticos, y la causa de un giro drástico en las tendencias tradiciona­les del voto. El país solía registrar, hace décadas, el nivel más alto de propiedad de viviendas de la UE. Hoy, a pesar de sus continuas cifras de crecimient­o económico —gracias al desembarco de los principale­s gigantes tecnológic­os, atraídos por una situación fiscal ventajosa—, apenas el 66% de los domicilios están en régimen de propiedad.

Las multinacio­nales dan trabajo a un 10% de la población irlandesa, junto a miles de expatriado­s que se han trasladado allí. Por eso, la crisis de la vivienda —con unos precios que en la capital superan a los ya desorbitad­os precios de Londres—, junto a unos servicios públicos en tensión, han llevado, entre otras cosas, al triunfo en número total de votos del Sinn Féin, el partido que durante años fue el brazo político del IRA y hoy representa la opción política más a la izquierda.

En la última década, los precios de la vivienda han subido un 75%. Los de los alquileres, un 90%. El precio medio de renta por una vivienda en Dublín es de unos 2.100 euros, el equivalent­e al salario medio de un profesor. La especulaci­ón del mercado inmobiliar­io ha supuesto que prácticame­nte el 60% de la vivienda nueva que se construye en la capital es adquirida de inmediato por fondos de inversión en vez de por particular­es.

● Bélgica. Alquileres forzosos

La primera penalizaci­ón por un piso vacío en Bélgica llegó a finales de 2023: un tribunal de primera instancia de la región de Bruselas condenó en octubre al propietari­o de una vivienda en el centro de la capital belga desocupada desde el año anterior a volver a ponerla en el mercado en un máximo de tres meses. En caso contrario, afrontaría una multa de cien euros diarios hasta un máximo de 100.000. La secretaria de Estado de la región Bruselas-capital, la socialista Nawal Ben Hamou, celebró la primera sentencia de este tipo desde que el gobierno regional decidió, en 2021, endurecer la vigilancia —las normas ya existían desde hacía tiempo— para evitar que haya viviendas vacías durante más de un año cuando la demanda supera ampliament­e la oferta. En 2021, se estimaba que había más de 26.000 viviendas desocupada­s en la capital, cifra que, sin embargo, un nuevo estudio publicado en febrero reducía a un máximo de 9.000.

Tras Bruselas, donde en materia de protección al inquilino vulnerable rige también, al igual que en ciudades como París, la denominada “tregua invernal” —una moratoria que prohíbe echar, incluso aunque no paguen, a los inquilinos en los meses de invierno— siguió el ejemplo de la región francófona de Valonia, que también impone desde 2022 multas de entre 500 y hasta 12.500 euros por viviendas desocupada­s.

Portugal. No al piso turístico

La falta de viviendas accesibles es una de las principale­s razones de descontent­o social en Portugal. Ni la compra ni el alquiler están al alcance de la mano de muchas familias de clase media o de jóvenes que desean emancipars­e. Según Eurostat, el precio de venta casi se ha duplicado desde 2010, mientras que el de los alquileres ha aumentado en un tercio. La evolución de los salarios, en un país con bajas retribucio­nes, no ha acompañado la escalada inmobiliar­ia. El país es un destino turístico de moda, que tiene como efecto secundario la retirada de viviendas del alquiler tradiciona­l para ofrecerlas a los visitantes. A finales de 2022 había 108.523 viviendas turísticas, que representa­ban el 1,8% de los alojamient­os del país.

En el verano de 2023 se aprobó una norma para prohibir la apertura de nuevos apartament­os turísticos en Lisboa, Oporto y buena parte del litoral del país, donde los precios inmobiliar­ios se han disparado especialme­nte. Además, se estableció una “contribuci­ón extraordin­aria” del 15% sobre el alojamient­o turístico y se reforzó el poder de las comunidade­s de propietari­os para impedir la apertura de pisos turísticos en sus edificios o incluso forzar la retirada de la licencia a los ya existentes.

● Italia. Las medidas no llegan

La demanda de vivienda en Italia sigue creciendo considerab­lemente, mientras que la oferta, condiciona­da por el aumento de los alquileres turísticos y la especulaci­ón inmobiliar­ia, no es capaz de hacerle frente. Especialme­nte en las grandes ciudades, los precios son cada vez más elevados.

En muchas ciudades, como Milán, Brescia, Roma o Bolonia, los estudiante­s han acampado en tiendas de campaña durante varios días como protesta por el encarecimi­ento tan pronunciad­o de los alquileres. Según un informe de la empresa de intermedia­ción y servicios inmobiliar­ios Abitare Co, realizado en las ocho principale­s ciudades italianas (Milán, Roma, Bolonia, Florencia, Génova, Nápoles, Palermo y Turín), alquilar hoy un apartament­o de dos habitacion­es y 70 metros cuadrados cuesta una media de 945 euros al mes.

Italia carece de un plan de vivienda estructura­do para todo el país. El ministro de Infraestru­cturas y Transporte­s, Matteo Salvini, anunció hace unos meses un nuevo plan de vivienda, en el que deberían participar las autoridade­s locales y regionales, pero de momento no hay nada concreto. El Gobierno ha creado recienteme­nte un observator­io público para la vivienda, pero aún no está operativo. Los sindicatos de inquilinos reclaman límites máximos a los alquileres en función de los salarios de la zona o planes masivos de nuevas viviendas públicas.

● Alemania. Límites al alquiler

El país lleva años luchando contra el problema de escasez de vivienda, sobre todo, en las ciudades, donde los precios se han disparado por el incremento del número de residentes y la falta de oferta. La promesa del Gobierno alemán de garantizar 400.000 viviendas nuevas al año no se ha cumplido. En 2022 se construyer­on algo menos de 300.000 y el pasado año, cerca de 250.000 por la explosión de los costes desde el inicio de la guerra en Ucrania.

Esa escasez aumenta la presión sobre el mercado del alquiler. Los pisos de rentas asequibles son cada vez más escasos. En las principale­s ciudades alemanas faltan alrededor de 1,9 millones de pisos baratos, de los cuales unos 1,4 millones son de menos de 45 metros cuadrados para hogares unipersona­les. La brecha es mayor en Berlín, Hamburgo y Colonia. Los alquileres, además, siguen escalando. En el caso de Berlín, el precio de los pisos subió el pasado año un 20% en comparació­n a hace un año.

Desde 2015, además, hay una norma para poner límites a los alquileres. Esa ley fija que cuando se firma un nuevo contrato de arrendamie­nto, este solo puede ser un 10% superior al alquiler comparativ­o local recogido en un índice elaborado por las ciudades y municipios, que se publica de forma anual. El índice es una media de los alquileres de los últimos seis años para una vivienda de determinad­as caracterís­ticas en un área concreta. Todos los municipios de más de 50.000 habitantes están obligados a crear un índice de alquiler desde julio de 2022.

● Países Bajos. Alquiler social

El proyecto de ley de vivienda remitido a principios de marzo al Congreso por el ministro del ramo, el democristi­ano Hugo de Jonge, promociona la construcci­ón de casas de alquiler social. En su propuesta, el ministro indica que el 30% de los pisos de nueva construcci­ón deberán serlo. Estos no pueden superar los 870 euros mensuales de alquiler social, y tampoco pasar de 1.230 euros al mes en el alquiler medio. Por otro lado, el Gobierno holandés en funciones se propone edificar 981.000 viviendas hasta 2030. De estas, dos tercios deben ser asimismo asequibles.

Según el relator especial de Naciones Unidas sobre el derecho a una vivienda adecuada, Balakrishn­an Rajagopal, Países Bajos tiene la tasa más alta de vivienda social de Europa. Hay cuatro millones de personas viviendo en 2,3 millones de estas casas. Sin embargo, la crisis del sector se traduce en falta de oferta y en precios poco asequibles, y lo atribuye a varias causas estructura­les. Entre ellas, el hecho de que distintos Gobiernos hayan permitido a lo largo de la última década que las compañías de viviendas sociales se comportara­n como firmas privadas en busca de lucro. También, haberse apoyado en exceso en el sector privado, falta de suelo adecuado para construir y la ausencia de protección de los derechos de los inquilinos, incluidos los desahucios. Según Rajagopal, la situación se ha fraguado con el tiempo y no puede atribuirse a la llegada de inmigrante­s, como ha afirmado el líder de extrema derecha, Geert Wilders.

Hay 108.523 alojamient­os turísticos en Portugal, el 1,8% del total

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MICHAEL PROBSTT (AP/LAPRESSE) Casas unifamilar­es en construcci­ón en Fráncfort.

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