El Pais (Nacional) (ABC)

El Valencia Basket liquida la semifinal en nueve minutos

El equipo de Rubén Burgos estrangula al Estudiante­s en un cuarto memorable

- FERNANDO MIÑANA

La terrible lesión de Raquel Carrera dejó al Valencia Basket deprimido en su estreno en la Copa de la Reina. Pero en las semifinale­s todo cambió y el equipo saltó a la yugular del Movistar Estudiante­s, que llegaba feliz y risueño después de ganar por primera vez un partido en esta competició­n, y que chocó de frente contra un equipo desatado, un huracán sobre el parqué del Carolina Marín. El conjunto de Rubén Burgos recibió una canasta en la primera jugada del partido y no volvió a conceder otra en los siguientes ocho minutos y medio. La defensa taronja fue soberbia: con clarividen­cia en la lectura de las líneas de pase, metiendo muchas manos y sin conceder tiros liberados. El Estudiante­s se ahogaba en un primer cuarto sin triples y un 13% en tiros de campo. Mientras que las valenciana­s cerraban este tramo con un 6/8 en tiros de tres. Un desequilib­rio demoledor que permitió pasar del 0-2 inicial a un 24-2 que dejaba prácticame­nte sentenciad­a la primera semifinal de la Copa.

Leti Romero, titular ante los problemas físicos y de juego de Cristina Ouviña, aprovechó, esta vez sí, su oportunida­d y lanzó a su equipo a darse un festín de puntos. Pero la diferencia, a pesar de lo llamativo que era el acierto en el tiro exterior del Valencia Basket, estaba en su zona, donde Queralt cogía rebotes como una pívot y donde las dos verdaderas pívots, Merritt Hempe y Nadia Fingall, muy imprecisas y sin encajar en el primer tramo de la temporada, demostraba­n que han dado un paso adelante y que podían anular a las torres del conjunto rival.

Y luego está Alina Iagupova, una de las jugadoras más desequilib­rantes de Europa, que hace y deshace en las dos partes del campo aprovechán­dose de un físico muy superior. El único problema de la alero ucrania es que tiene mucha hambre de MVP y abusó del tiro (16 lanzamient­os a canasta en 21 minutos).

Rubén Burgos aprovechó esta situación ventajosa para repartir los esfuerzos a su antojo. Esto le permitió conceder 25 minutos en la cancha entre María Erauncetam­urgil —recuperada por el Valencia Basket precisamen­te del Estudiante­s a mitad temporada— y Awa Fam, la joven de 17 años y 1,92 metros de estatura. Pero en cuanto veía un atisbo de remontada del Estudiante­s, como cuando las madrileñas se pusieron a 13 puntos (28-15), rescataba a Romero y Iagupova, quienes, nada más volver a la cancha, anotaban un triple cada una y cortaban de raíz el conato de rebelión de sus rivales.

El técnico valenciano subo mantener la motivación de su plantilla para que no bajara la tensión, fundamenta­lmente defensiva, desde donde mantenía a raya a un Estudiante­s que terminó por debajo del 30% de acierto en tiros de dos. Una de las obsesiones de Burgos era que su equipo no cediera el duelo con los rebotes, uno de los fuertes del equipo colegial, y al final de los 40 minutos capturaron los mismos rechaces (33 cada uno).

En la segunda mitad se afianzó el buen momento, y la confianza que han ganado, de Hempe y Fingall, a quienes se les miró con lupa durante los primeros meses. Las dos cumplieron con creces y demostraro­n, por delante de la alemana Marie Gülich, que se han ganado el derecho a tomar la responsabi­lidad de intentar compensar con su juego la ausencia de Carrera.

El Valencia Basket entra en su segunda final de la Copa de la Reina. Es el único título que le falta en España después de haber ganado la Liga y la Supercopa. En 2021, en la Fonteta, perdió la final frente al Spar Girona y hoy (12.30, Teledeport­e) intentará completar la colección de títulos nacionales.

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JULIÁN PÉREZ (EFE) Alba Torrens intentaba eludir a una rival, ayer en el recinto de Huelva.

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