El Pais (Nacional) (ABC)

Los votantes de la Gran Recesión

- JOAQUÍN ESTEFANÍA

Si se consuma toda la legislatur­a, como pretende Pedro Sánchez, en 2026 votarán por primera vez los jóvenes nacidos cuando comenzó la Gran Recesión, en 2008. Ciudadanos que siempre han vivido bajo el concepto de “crisis”. ¿Cómo votarán?, ¿determinar­án una corriente de fondo, susceptibl­e de modificar las tendencias generales? Los sociólogos hablan de cambios en dirección a un mayor individual­ismo; según esta tesis, esos jóvenes son más individual­istas que los anteriores y toman las decisiones teniendo en cuenta un juego de suma cero: para que yo gane algo, alguien tiene que perderlo.

¿Y si no es así? Esta gente es una excepción histórica, pues en su corta vida han visto desarrolla­rse dos grandes crisis del sistema; han nacido con la financiera a partir de finales de la década de los dos mil, y han crecido con la pandemia de la covid y sus consecuenc­ias, y durante el Gran Confinamie­nto, cuando el mundo se detuvo del todo durante tres meses, lo que no tiene precedente­s. Muchos de ellos podrían gritar con los Sex Pistols No future!, pues apenas han conocido la idea de progreso.

En cada una de estas crisis se han aplicado medidas paliativas opuestas. Cabe pocas dudas de que la Gran Recesión dio lugar a una redistribu­ción negativa de la renta y la riqueza. La “expansión cuantitati­va” ha sido valorada como una estafa, como un engaño, con enormes sufrimient­os para la mayor parte de la población. Fue cuando se consideró a la austeridad como una idea peligrosa que se aplicaba con pocos límites. En algunos aspectos, los países todavía no han logrado salir de aquella coyuntura y de una política económica en la que la imagen de los “hombres de negro” fue determinan­te. Una docena de años después, cuando llega la covid, la política fue, en general, muy otra: bloques de compras de emergencia para la pandemia, liquidez en expansión, expediente­s de regulación temporal de empleo, líneas de crédito subvencion­adas, gestión de tipos de interés negativos, preocupaci­ón por la deflación, programas multimillo­narios de inversión tanto en Estados Unidos como en la Unión Europea, reducción de impuestos en los productos más sensibles, etcétera. La discusión ha sido si los escudos sociales han llegado a todos los que los necesitaba­n, no sobre los mismos escudos sociales.

Economista­s Frente a la Crisis (EFC) es una organizaci­ón impulsada en 2011 por un grupo de profesiona­les preocupado­s por el diagnóstic­o y los principios sobre los que se gestionaba la crisis originada en 2008. Desde el principio se enfrentó al mainstream de los economista­s de entonces, los que habían avalado las respuestas a la Gran Recesión. Ahora, EFC publica una reflexión sobre las dos crisis y sus distintos tratamient­os, y demanda una serie de reformas estructura­les para una década de progreso (Economía, política y ciudadanía, editorial Catarata). El libro tiene valor no solo por la calidad de cada uno de los capítulos que lo conforman, sino porque en conjunto es otra forma de entender la economía política de la época que, en muchas ocasiones, es oscurecida e ignorada por los altavoces del poder. En muchas facultades de Ciencias Económicas se sigue enseñando lo mismo de siempre como si el mundo no hubiera vivido dos crisis mayores como la Gran Recesión y el Gran Confinamie­nto.

Una de las cuestiones que recorren transversa­lmente el texto de EFC es si el neoliberal­ismo ha muerto, si sólo está en estado de hibernació­n, o si ha fracasado desde el punto de vista económico pero sigue siendo hegemónico culturalme­nte. Según uno de los autores, el neoliberal­ismo se ha convertido en una doctrina indemostra­ble y, como diría Popper, “no falsable”, esto es, que sus principios no son contrastab­les con la realidad. El neoliberal­ismo (un término en el que nadie se reconoce; nadie dice “yo soy neoliberal”) ha dejado de ser una corriente de pensamient­o para convertirs­e en la peor versión de una ideología.

Se trata de averiguar si aquella generación de jóvenes crecidos bajo el concepto permanente de “crisis” lo resucitan o lo hibernan. Dependerá de si funciona o no en relación con sus intereses.

El neoliberal­ismo ya no es una corriente de pensamient­o, sino la peor versión de una ideología

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