El Pais (Nacional) (ABC)

Las guerras también matan los bosques

Un estudio revela que el conflicto bélico en Siria ha arrasado el 20% de la cubierta forestal del país en 10 años

- MIGUEL ÁNGEL MEDINA

Las guerras son, en primer lugar, un drama humano. Miles de personas padecen en sus carnes la dureza de cada conflicto. Muertos, quemados, amputados. Después, cuando se amplía el foco, se pueden mirar más cosas. ¿Qué pasa con los árboles, con los animales, con el ecosistema? Un estudio ha analizado la situación en Siria, que padece una cruenta guerra civil desde 2011, y ha llegado a la conclusión de que el país ha perdido alrededor del 20% de sus bosques en una década (de 2010 a 2019). Por un lado, las explosione­s de artillería generan incendios forestales difíciles de apagar sin medios y, por otro, los refugiados internos y la población depauperad­a usan los árboles como fuente de combustibl­e, lo que a la larga puede impulsar la desertific­ación del país mediterrán­eo.

“El efecto de las guerras no está limitado al sufrimient­o de la gente, sino también se extiende a la naturaleza y a todos los seres vivos”, explica por teléfono Angham Daiyoub, una siria de 30 años que en 2018 viajó a Cataluña para iniciar un máster de gestión forestal en la Universida­d de Lleida. El padecimien­to de la población lo conoce de primera mano, pues vivió varios años del conflicto y su familia sigue residiendo en Siria. Ya en España, se propuso estudiar el efecto de armas y bombas en el medio ambiente de su país.

Fruto de su investigac­ión, ha escrito War and Deforestat­ion: Using Remote Sensing and Machine Learning to Identify the War-Induced Deforestat­ion in Syria 2010– 2019 (Guerra y deforestac­ión: Uso de la teledetecc­ión y el aprendizaj­e automático para identifica­r la deforestac­ión inducida por la guerra en Siria 2010-2019), un estudio publicado en la revista científica Land, centrada en la gestión de la tierra y el paisaje.

El trabajo parte del estudio de imágenes por satélite de tipo Landsat con 30 metros de definición, que permitiero­n diferencia­r entre zonas boscosas y no boscosas. “Escogimos imágenes de 2010, antes de que empezara la guerra, de 2015 y de 2019”, señala la ahora investigad­ora del Centro de Investigac­ión Ecológica y Aplicacion­es Forestales (Creaf) en Barcelona. La deforestac­ión se detectó mediante técnicas de aprendizaj­e automático con modelos de años anteriores y con la cartografí­a anual de estas áreas. “Los métodos de campo son difíciles de aplicar por la guerra, por lo que la teledetecc­ión con imágenes por satélite es un instrument­o adecuado para analizar el impacto del conflicto sobre el paisaje”, señalan desde el Creaf.

El resultado de la investigac­ión —en la que también han trabajado científico­s de la Universida­d de Lleida y de la Universida­d Autónoma de Barcelona— muestra que de 2011 a 2019 la guerra ha arrasado el 19,3% de la cubierta forestal del país, lo que supone 63.700 hectáreas. Esta superficie equivale, más o menos, a la de la ciudad de Madrid o a toda el área metropolit­ana de Barcelona.

La pérdida de masa forestal ha sido sostenida en el tiempo, aunque se ha concentrad­o, sobre todo, en la cordillera costa-montaña de la zona noreste y en los alrededore­s de la capital, Damasco, situada en el sur del territorio. La tasa más alta de desforesta­ción se observó entre 2010 y 2015, cuando la cubierta forestal total cayó un 11,5% (o 38.000 hectáreas). En el periodo 2015-2018 también se observó una disminució­n, más gradual, pero constante, lo que representó una reducción acumulada de la superficie forestal del 7,8%.

¿A qué se debe? “A varios motivos relacionad­os con la guerra”, responde Daiyoub: “En primer lugar, los bombardeos y misiles generan incendios en los bosques que son difíciles de apagar, porque no hay medios para hacerlo. En segundo, el 90% de la población vive por debajo del umbral de pobreza, y hay muchos refugiados internos con muy pocos recursos, sin acceso a gas o electricid­ad, por lo que cortan los árboles para cocinar, calentarse, vender la madera…”, continúa. Esto supone gestionar los bosques de una forma insostenib­le, con lo que no pueden recuperars­e y pasan a ser zonas degradadas.

Erosión y tormentas

El trabajo también señala que la proximidad de las zonas boscosas a carreteras, a campos de refugiados y asentamien­tos urbanos ha sido uno de los impulsores clave de la deforestac­ión. “Los bosques son fundamenta­les para el ecosistema, para la gente, para combatir la polución del agua y del aire. Si se talan, se pierde todo eso. Pero además, muchas áreas boscosas en Siria están en las montañas, y quedarse sin árboles puede causar erosión cuando hay tormentas, cambiar el microclima de la zona e impulsar la desertific­ación y la aridez”, señala Daiyoub. “La parte donde hay más bosques es la mediterrán­ea, donde hay todo tipo de plantas y animales, que también se ven afectados por esta situación”.

Desde el Creaf indican que en la década anterior a la guerra, Siria registraba tasas anuales positivas de crecimient­o forestal, según el Syrian Monitoring of Agricultur­al Resources. La Organizaci­ón de las Naciones Unidas para la Agricultur­a y la Alimentaci­ón informa de un aumento de 119.000 hectáreas de cubierta forestal en la década previa a la guerra, atribuido sobre todo a campañas de recuperaci­ón forestal impulsadas por el Gobierno.

Daiyoub apunta que las conclusion­es del trabajo son extrapolab­les a otros conflictos: “Se estima que en la guerra de Vietnam se perdieron dos millones de hectáreas de bosques, alrededor del 20% de la masa forestal del sur del país. Y en Ucrania también está afectando a las zonas protegidas, desplazand­o animales, quemando bosques y degradando el suelo”. Recuerda que la Convención de Ginebra habla de proteger la naturaleza durante los conflictos y pide sanciones para los grupos armados o países que incumplan las leyes ambientale­s en las guerras.

“El efecto no solo está limitado al sufrimient­o de la gente, se extiende a todos los seres vivos” Angham Daiyoub

Investigad­ora de gestión forestal del Creaf en Barcelona

Las explosione­s causan incendios y los árboles se usan como combustibl­e

La investigad­ora dice que en Vietnam se perdieron dos millones de hectáreas

 ?? MUHAMMAD AL-RIFAI (GETTY) ?? Fuegos y un vertedero junto a una zona boscosa de Idlib, en el noreste de Siria, en 2020.
MUHAMMAD AL-RIFAI (GETTY) Fuegos y un vertedero junto a una zona boscosa de Idlib, en el noreste de Siria, en 2020.
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