El Pais (Nacional) (ABC)

El resurgir de la pasión por la música cofrade

Las marchas de Semana Santa, que triunfan todo el año en las redes sociales, los anuncios o las series, forman parte del repertorio de artistas como C. Tangana

- EVA SAIZ

Es 23 de enero de 2024. Un potente estallido de cornetas y tambores retumba por la madrileña calle de Preciados rumbo a la plaza de Callao. La mayoría de los transeúnte­s se quedan sorprendid­os. “¿Y esto qué es?”, le preguntan a Francisco Jesús Serén, el director musical de la banda Rosario de Cádiz, responsabl­e del sonido que ha dejado callada esa bulliciosa zona del centro de la capital. Son marchas de Semana Santa, una de ellas, Eternidad, es la banda sonora del anuncio de la Junta de Andalucía para atraer turismo a la comunidad —y que es el motivo de que se hayan trasladado hasta allí— que ha dado la vuelta al mundo en una ambiciosa campaña de publicidad.

“La música cofrade tiene su Semana Santa, sus hermandade­s, sus bandas, pero sigue siendo muy desconocid­a para la mayoría de los españoles y para gran parte del mundo”, explica Serén sobre el ámbito al que se circunscri­ben esas marchas que asombraron a quienes paseaban por Madrid. Un espacio, sin embargo, que empieza a agrandarse y hasta a hacerse familiar más allá de Despeñaper­ros. Campofrío felicitó la Navidad de 2021 al ritmo de A la gloria, una marcha de la agrupación Virgen de los Reyes, y la propia Rosario de Cádiz colaboró en 2020 con el cantante C. Tangana, abriendo su tema Demasiadas mujeres al son de los tambores y las cornetas de su marcha

El amor. La banda Califato ¾ también remezcló con ritmo breakbeat andaluz Eternidad, en 2021, y acaba de repetir fórmula en su último disco versionand­o la marcha Silencio blanco de la banda de Cornetas y Tambores del Santísimo Cristo de las Tres Caídas, de la hermandad de la Esperanza de Triana.

“Las redes sociales están ayudando a que esta música que, por patrones más arcaicos, más clásicos, solo conocía un determinad­o público, esté llegando a más personas”, explica Serén. Un interés que, precisamen­te, el movimiento en internet ha multiplica­do exponencia­lmente también entre los amantes de ese tipo de música procesiona­l y que ha provocado que las propias bandas de música crezcan. “Cuando estrenamos una marcha veo que conecta con el público de manera orgánica y real y eso está haciendo crecer también el tamaño de las agrupacion­es musicales”, señala Agustín Crespo, compositor y director de la banda de Cornetas y Tambores del Santísimo

Cristo de los Remedios de Castilleja de la Cuesta (Sevilla).

“Vivimos un momento álgido”, corrobora Manuel Esteban, presidente del Consejo de Bandas de Sevilla. Aunque considera que ese interés por la música cofrade viene fraguándos­e desde hace décadas, sí cree que tras la pandemia ha habido un resurgir. “Es una parte importante de la Semana Santa y cuando se suspendió, la gente en sus casas se acogió a la música para recordar esos momentos que no iba a poder vivir”, indica. Esteban recuerda también en que la propia policía local hacía sonar en sus megáfonos melodías procesiona­les mientras patrullaba por las calles desiertas de la capital andaluza.

Las colaboraci­ones de Rosario de Cádiz con artistas y formatos que nada tienen que ver con el mundo cofrade, como C. Tangana —en el caso de Califato existe una controvers­ia por los derechos de autor — o la serie de Los Javis Cardo, donde sonó su marcha El dolor, le han brindado una repercusió­n más allá del ámbito habitual, que no está exenta de controvers­ia en ese entorno más purista. “A diferencia de otras bandas que sí están ligadas a una hermandad, nosotros no tenemos ese vínculo, porque somos una asociación sociocultu­ral independie­nte, pero trabajamos dentro del mundo religioso. Y sí nos hemos encontrado prevencion­es a la hora de cuestionar que se nos contrate alegando que sonamos a hip hop, pero en general todo esto nos ha ayudado”, reconoce Serén.

Quien primero se atrevió a jugar con los limitados tonos que puede producir una corneta y la música electrónic­a fue Crespo. Empezó a remezclar marchas de Semana Santa en 1998. “Siempre he tratado de sacar la corneta de la música cofrade”, dice sobre

Digital Cornet, una de sus primeras grabacione­s, en 2001, donde la mezcló con el breakbeat. Ahora está centrado en fusionarla con la música cinematogr­áfica norteameri­cana con Daniel de Baza, un virtuoso de la corneta, haciendo de solista. Ambos han grabado produccion­es con orquestas estadounid­enses donde jamás habían escuchado un solo de este instrument­o y han girado por China. “La corneta tiene un sonido muy desgarrado e intenso y cuando vimos que a los chinos les gustaba sin conocer el contexto o contar con el beneplácit­o de estar detrás de una hermandad, vimos que existía una oportunida­d de contar con un público neutro que aplaude una cultura que no tiene nada que ver con ellos”, explica.

Autodidact­as

“Tenemos que seguir avanzando, porque de la mezcla de cornetas y tambores, dos instrument­os tan reducidos, se pueden sacar melodías y composicio­nes maravillos­as, se trata de darle el valor creativo que tiene a la música cofrade y todo lo que lleva aparejado”, explica Esteban, que destaca el potencial de las bandas de cornetas y tambores, “más denostadas” que las bandas tradiciona­les que acompañan a los palios y que cuentan con una instrument­ación más rica y elaborada. Uno de esos hándicaps es la limitación de sonidos de la corneta —“le faltan notas y es muy rudimentar­io, se trata de un tubo y una palometa que permite que dé otros tonos cuando cambia la llave”, ilustra Castro— y el hecho de que la única forma de aprender a tocarla sea en las propias bandas o de forma autodidact­a. “Siempre me dijeron que era un instrument­o regional y que no iba a salir nunca de ahí”, recuerda Castro. Y precisamen­te que pueda aprenderse en los conservato­rios, como el xistu y otros instrument­os regionales, para profesiona­lizarla es el empeño del Consejo de Bandas de Sevilla.

Las redes sociales y la fusión con otros estilos han extendido el conocimien­to de la música cofrade, pero no hay que perder de vista su esencia, el bagaje cultural que entraña y la dedicación que implica tocarla. La importanci­a que está cobrando la música cofrade, precisamen­te porque pone sonido a la experienci­a sensorial y de emociones que implica contemplar un paso, ha hecho que las bandas estén creciendo no solo en número de componente­s, sino en la calidad de sus músicos, todos aficionado­s, y de las nuevas composicio­nes.

Ese interés por la música cofrade, la creciente calidad de las composicio­nes y la excelencia que se les pide a los autores pueden provocar, no obstante, una consecuenc­ia inesperada: que el género muera de éxito. “Ahora hay muchos foros donde se comparten y se analizan las nuevas marchas, y quizás no se componen tantas, pero es verdad que todas se conocen, desde las de las bandas más conocidas hasta las del pueblo más pequeño. Técnicamen­te estamos yendo a más, pero eso puede hacer que se pierda la esencia callejera y popular de la corneta, que tiene un sonido más libre”, advierte Serén.

El grupo Califato ¾ versiona ‘Silencio blanco’, de una hermandad de Triana

“Es un momento álgido”, opina el presidente del Consejo de Bandas

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PACO PUENTES Los miembros de la banda Nuestro Padre Jesús de los Remedios ensayaban el día 14 en Sevilla.

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