Lukashenko afirma que los terroristas de Moscú intentaron huir a Bielorrusia
Las declaraciones contradicen la tesis de Putin de que los atacantes iban a Ucrania
El presidente de Bielorrusia, Aleksandr Lukashenko, desmintió ayer uno de los principales argumentos que su homólogo ruso y aliado, Vladímir Putin, esgrimía para vincular con Ucrania a los yihadistas que cometieron el atentado del 22 de marzo. Según Lukashenko, el plan original de los atacantes era huir a Bielorrusia y no a Ucrania directamente, como esgrime el Kremlin. Minsk fue informada a tiempo por Moscú de que los terroristas huían en un Renault blanco la noche del viernes, según su relato. “Pusimos a nuestras fuerzas en acción. No podían entrar en Bielorrusia de ningún modo. Se dieron cuenta de esto, y por eso dieron media vuelta y se dirigieron al tramo de la frontera entre Ucrania y Rusia”, declaró ayer Lukashenko a la agencia Belta.
El embajador bielorruso en Moscú, Serguéi Krutói, compartió la misma versión que Lukashenko el sábado. Putin sostuvo, sin embargo, horas después en su mensaje a la nación que los cuatro terroristas que habían sido interceptados en la región fronteriza de Briansk. Se encontraban a unos 150 kilómetros tanto de Bielorrusia como de Ucrania y se dirigieron hacia su gran enemiga, según el Kremlin, porque contaban con algún tipo de ayuda en el lado ucranio para cruzar el frente. “Sus mediadores (de los terroristas) entendieron que era imposible entrar en Bielorrusia”, declaró Lukashenko. Pese a estar en contacto directo con el Kremlin, el mandatario decía tener aún secretos que contar: “Llamaré a Putin y les contaré mis sospechas”.
Moscú, no obstante, mantiene su tesis original. El jefe del Servicio Federal de Seguridad (FSB) ruso, Alexánder Bortnikov, ha acusado a Ucrania de haber organizado el atentado de la sala Crocus pese a no contar aún con ninguna prueba que lo demuestre. El responsable del espionaje ruso se aferra a que el acto terrorista tiene, en su opinión, “un sesgo” que apunta a Kiev. Bortnikov exigió la declaración del servicio de inteligencia ucranio (GUR) como organización terrorista y señaló a Kyrylo Budanov, su jefe, como “un objetivo” a matar. “Creemos que Ucrania está involucrada. Dependiendo del resto de la investigación, trataremos de obtener materiales que lo prueben”, afirmó Bortnikov.
El atentado se lo atribuyó el Estado Islámico de Khorasán (ISIS-K), una rama de la organización terrorista que nació en Afganistán y se expandió a las antiguas repúblicas soviéticas de Asia Central, incluida Tayikistán. Uno de los canales del grupo yihadista publicó en exclusiva un vídeo grabado por los atacantes durante la matanza. Kiev, por su parte, ha negado rotundamente tener relación con la tragedia y ha acusado al Kremlin de querer eludir así su propia responsabilidad.
“La parte ucrania ha entrenado militantes en Oriente Próximo. Representantes del régimen de Kiev han acudido a los enclaves de los terroristas y han trabajado con ellos”, declaró Bortnikov sin establecer un vínculo directo con el atentado. Su otra supuesta prueba es que los atacantes fueron atrapados —según la versión oficial rusa— de camino a la frontera con Ucrania porque allí tenían un presunto contacto para cruzar la zona más vigilada ahora por Rusia: el frente bélico con Ucrania.
Contribución de Occidente
“Creemos que la acción fue preparada por los propios islamistas radicales y, por lo tanto, naturalmente, los servicios de inteligencia occidentales contribuyeron a ello”, añadió Bortnikov sin aclarar por qué Occidente, que formó su propia alianza contra el Estado Islámico, lo ha combatido en Oriente Próximo y ha sufrido atentados de sus yihadistas, colaboraría con los islamistas.
Por su parte, las autoridades turcas sostienen que los acusados del atentado de Moscú se radicalizaron en Rusia y que solo estuvieron de paso por Turquía. En uno de los vídeos grabados por los captores de Shamsidin Fariduni, uno de los cuatro autores de la matanza, aseguraba haber llegado a Rusia procedente de Turquía y en varios medios rusos se han publicado imágenes de Fariduni en distintos puntos de Estambul.
Tras el atentado en Rusia, el Ministerio de Interior turco emprendió redadas contra presuntas células del Estado Islámico y el domingo se anunció la detención de 40 personas en ocho provincias. El titular turco de Interior, Ali Yerlikaya, afirmó que entre junio y el 23 de marzo, se llevaron a cabo más de un millar de operaciones contra presuntas células vinculadas al grupo yihadista en las que fueron detenidas más de 2.700 personas de las que 692 permanecen en prisión.