El Pais (Nacional) (ABC)

El bochornoso papel de la federación de fútbol

Los escándalos del organismo lo llevan a una posible intervenci­ón de la FIFA, una situación que exige soluciones urgentes y efectivas

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LA FEDERACIÓN Española de Fútbol (RFEF) se halla ante una posible intervenci­ón de la FIFA, el máximo órgano rector de ese deporte, una situación de la que existen escasos precedente­s en el mundo y que muestra tanto la degradació­n en la que ha caído el organismo nacional como la necesidad de abordar soluciones urgentes. La eventual tutela parte de una iniciativa del Consejo Superior de Deportes (CSD) después de la operación desarrolla­da por la Guardia Civil la pasada semana, que concluyó con siete detencione­s por presuntos delitos de corrupción en los negocios, administra­ción desleal y blanqueo de capitales, todos ellos vinculados a contratos de la entidad del último lustro, y algunos ligados a la celebració­n de la Supercopa en Arabia Saudí. Uno de los arrestados fue la mano derecha del anterior presidente, Luis Rubiales, quien está siendo también investigad­o en esta causa.

Se trata del último de una sucesión de escándalos en una federación que ha vivido mucho tiempo acostumbra­da a ellos sin abordarlos de manera efectiva. Rubiales llegó a la presidenci­a en 2018 con la promesa de corregir los errores de 29 años de mandato paternalis­ta y caciquil de Ángel María Villar, quien había sido detenido un año antes por una trama de compra de favores de dirigentes federativo­s que le había servido para perpetuars­e casi tres décadas en el cargo. Este caso se halla aún pendiente de juicio. Rubiales no solo no corrigió este tipo de desmanes, sino que errores, polémicas y clientelis­mo se multiplica­ron sin el menor reproche interno, social o institucio­nal. Hasta que llegó el bochorno para toda España de su beso no consentido y las coacciones a Jenni Hermoso tras el éxito de la selección femenina en Sídney, un escándalo internacio­nal que lo forzó muy a su pesar a dimitir en septiembre pasado y por el que la Fiscalía le pide ahora dos años y medio de cárcel.

Probableme­nte sin la conmoción del caso Hermoso Rubiales seguiría en el cargo, pese a las sospechas que ya caían sobre su actuación, como demuestra la investigac­ión en curso. Su marcha demostró la urgencia de abordar los problemas estructura­les en la gestión del fútbol en España. No ha sido así. Su sucesor al frente de una gestora y delfín, Pedro Rocha, sigue en el cargo seis meses después, pese a su interinida­d. El CSD pidió el miércoles al Tribunal Administra­tivo del Deporte (TAD) que lo expediente por una falta muy grave tras no haber convocado elecciones a la presidenci­a a su debido tiempo y por extralimit­arse en sus funciones.

La RFEF es una entidad privada, pero de utilidad pública y con funciones públicas. De ella dependen las seleccione­s nacionales y representa a España ante el mundo en el mayor espectácul­o de masas que existe. Los sucesivos gobiernos han tenido poca capacidad de intervenci­ón, pero deberían haberse mostrado mucho más vigilantes para que la situación no llegase a tal nivel de descrédito que corre el riesgo de cronificar­se aún más sin una acción claramente decidida para la que se está a tiempo con nuevos y mejores instrument­os. La tutela de la FIFA supondría un evidente desprestig­io para un país que acogerá en 2030 ( junto a otros cinco) su segundo Mundial. Pero serviría para dar paso a unas elecciones más limpias y neutrales que permitan regenerar las estructura­s ya inservible­s de la RFEF. El crédito de todo un país, la demostrada profesiona­lidad y el buen nombre de jugadores y jugadoras, y los sentimient­os de millones de aficionado­s al fútbol así lo exigen.

La situación ha llegado a un nivel de descrédito tal que puede cronificar­se si no se produce una acción decidida

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