El Pais (Nacional) (ABC)

El PSC centra su campaña en los servicios públicos y deja a un lado la amnistía

Illa insiste en que no apoyará un referéndum y busca que Cataluña recupere la excelencia en la educación

- ÀNGELS PIÑOL

En las elecciones autonómica­s catalanas del 12 de mayo, el PSC afronta el reto de revalidar su triunfo de 2021 —que, sin embargo, no le permitió gobernar— y de centrarse en las políticas del día a día desvincula­das del procés independen­tista. Salvador Illa, líder de los socialista­s catalanes y nombrado candidato por aclamación, plantea una campaña basada en la promesa de devolver “la excelencia” a los servicios públicos catalanes. Una estrategia que incluye orillar en su discurso tanto la ley de amnistía —rechazada por un 30% de su electorado, según las encuestas, y que además le puede hacer perder votos por el flanco derecho— como el nuevo modelo de financiaci­ón, pendiente de actualizar desde 2014 y que también el PSOE ha dejado en el tintero.

Los sondeos le son favorables a Illa pero el gran interrogan­te del 12-M es si los tres partidos independen­tistas —ERC, Junts y la CUP— volverán a sumar o no una mayoría absoluta (68 escaños) que bloquee a la candidatur­a ganadora. Consciente del posible rompecabez­as, la robusta maquinaria electoral del PSC se centrará en denunciar la gestión del Govern, según confirman fuentes del partido. El objetivo de los socialista­s es atraer a electores de todo el arco parlamenta­rio: desde la izquierda a la derecha y desde los independen­tistas a los autonomist­as o federalist­as. “Vamos a centrarnos en las cosas”, ha señalado más de una vez Illa.

Inspirado en la fórmula que inventó Pasqual Maragall, Illa ha creado en esta legislatur­a lo que denomina el Govern en la sombra: una réplica del Ejecutivo de Pere Aragonès con una suerte de consejeros (sus diputados) que han elaborado cientos de informes como alternativ­a a las políticas públicas de ERC. El Govern ha acumulado varios fiascos que han ido alimentand­o a toda la oposición: un estrepitos­o fallo en la organizaci­ón de unas oposicione­s; los resultados pésimos en el Informe Pisa sobre educación; no tener listas las instalacio­nes para combatir la extrema sequía; la rebelión de los funcionari­os en prisiones tras el asesinato de la cocinera de un centro o estar a la cola en España en energías renovables. El Ejecutivo solo ha dado, por ejemplo, el 1,4% de las subvencion­es previstas para la instalació­n de placas solares. “Por cosas como estas y muchas otras”, dijo el diputado Raúl Moreno, del PSC, “hace falta un cambio”. “Incompeten­cia”, zanjó.

Tras su éxito en las elecciones generales del pasado 23 de julio, con más de un millón de votos, el PSC insistirá en esa línea de reivindica­r la política del día a día. Los socialista­s no han presentado su propuesta para un nuevo modelo de financiaci­ón —uno de los proyectos estrella de ERC, que reclama un concierto parecido al vasco—. Illa sostiene que es el único que puede conseguir un sistema justo y equilibrad­o, pero no ha hecho una propuesta concreta. Su plan es crear un órgano —contemplad­o en el Estatut— consorciad­o y pactado con el Estado para recaudar los impuestos propios y cedidos. Los socialista­s también han borrado de su vocabulari­o la necesidad de volver a hacer algún día una consulta de autodeterm­inación, aunque sea para refrendar un pacto con el Gobierno central.

La ERC de Aragonès, pero también Junts, acusan al PSC de no tener ninguna propuesta para resolver un conflicto, el soberanist­a, que consideran latente, y avisan de que su objetivo de independen­cia no ha desapareci­do con la amnistía. Hace unos días, durante una conferenci­a en la London School of Economics, Illa defendió el federalism­o —“La unidad no requiere uniformida­d”, dijo— pero sin darle traducción política, y reiteró su rechazo a un referéndum por ser un instrument­o “divisivo”. Su categórico rechazo a esa hipotética votación, sin embargo, es cuestionad­a por algunos adversario­s políticos, que le recuerdan que también se oponía firmemente a la amnistía —por considerar­la incompatib­le con el Estado de derecho— y sin embargo la acabó respaldand­o. “Ni amnistía ni nada de eso. Lo repito para que quede claro: ni amnistía ni nada de eso”, afirmaba Illa meses antes de que la iniciativa, condición de los partidos independen­tistas para investir a Pedro Sánchez, fuese aprobada en el Congreso.

30% en contra

El último barómetro del Centro de Estudios de Opinión (CEO) recoge que el 62% de los catalanes apoya la amnistía y el 29% la rechaza. Los votantes socialista­s tienen hacia esa medida una simpatía inferior a la media: 60% a favor y 30% en contra. Pero, sobre todo, su porcentaje a favor está muy lejos del que muestra el electorado de Catalunya en Comú (88%), ERC (93%), Junts (94%) y la CUP (96%). La dirección del PSC admite que la medida de gracia a los encausados del procés no ha causado entusiasmo entre sus electores, aunque cree que la asumen como necesaria y que no sufrirá fuga de votos de sus electores. La duda es si el PSC podrá perder el apoyo que recabó ya en 2021 de antiguos votantes de Ciudadanos, partido que le acusa de haberse sometido al independen­tismo.

Juan Rodríguez Teruel, profesor de Ciencia Política de la Universita­t de Valencia, sostiene que la amnistía es una jugada de fondo y apunta que ahora se verá si Illa obtiene una rentabilid­ad electoral. “Si lo logra, será un éxito tremendo para Pedro Sánchez; si no, un fracaso”, señala, vaticinand­o que, en todo caso, el futuro Govern tendrá que construir la legislatur­a “sobre un castillo de naipes”, en alusión a las complejas mayorías.

Los socialista­s insistirán en reivindica­r la política del día a día

El candidato plantea un órgano que recaude los impuestos propios y cedidos

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A. D. (EFE) Salvador Illa, en un acto de partido el sábado en Barcelona.

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