El Pais (Nacional) (ABC)

El Barça se abona a las semifinale­s

El equipo de Giráldez accede por sexto año seguido a la penúltima ronda y se medirá de nuevo con el Chelsea

- IRENE GUEVARA

El Barcelona no se relaja. No rebaja tensión. Reniegan del cartel de favoritas, pero no dejan hueco para la derrota, ni el empate. Solo se reconocen en la victoria, sin importar rival o lugar, o incluso si no deslumbran con la misma luz de siempre. Y tras dejar en la estacada al Real Madrid el pasado domingo, esta vez la víctima fue el Brann. El equipo comandado por Jonatan Giráldez siguió con paso firme su camino por Europa, esta vez hacia la sexta semifinal consecutiv­a de la competició­n continenta­l tras vencer a un atrevido Brann con goles de Aitana Bonmatí, Fridolina Rolfö y Patri Guijarro en la vuelta de cuartos de final de la Champions (3-1). Y Aunque las azulgrana estuvieron más erráticas que en la ida, el Barça quiso demostrar que no tiene rival en casa.

Aterrizaro­n en Barcelona con la eliminator­ia abierta tras el 1-2 de la ida en el frío césped artificial de Bergen, con goles de las pichichis del equipo, Salma Paralluelo y Graham Hansen. Pero en el feudo azulgrana, donde el equipo comandado por Giráldez se vuelve gigante, hubo un once de ausencias, y de sorpresas. Alexia Putellas regresó a la titularida­d en la Champions por primera vez tras su regreso —en lugar de Patri Guijarro—. Aquella última vez fue contra el Benfica en la fase de grupos el 14 de noviembre, donde su rodilla izquierda volvió a ceder y la alejó del terreno de juego tras marcar dos goles. Y también faltó Ona Batlle, apercibida y sustituida por Lucy Bronze, y Salma Paralluelo, reemplazad­a por Esmee Brugts. El Brann repitió plantilla titular, e intentó emular el juego de la ida: presentars­e como la principal oposición al dominio del balón —aunque sin éxito— y defender sólidament­e para acabar saliendo a la contra, amparadas con un muro en la portería.

En el Estadi Johan Cruyff, las jugadoras del Brann encontraro­n cobijo en las gradas: saltaron y animaron los aficionado­s desplazado­s desde Noruega. Pero un estadio lleno —5.510 espectador­es, la segunda mejor entrada de la historia del Johan— luchó para acallar a los visitantes. Y si en la ida al Barcelona le sobraron ocasiones y le faltó portería, esta vez nadie logró rematar los centros al inicio del partido. El espesor se instauró en el centro del campo de las azulgrana, y las jugadoras parecieron no encontrars­e, pero tampoco reconocers­e. Pocas se atrevieron a chutar a la portería rival durante los primeros minutos: tan solo Aitana Bonmatí y Graham Hansen la pusieron a prueba. Celebró Mikalsen una primera parada a la extremo noruega, la fratricida del partido de ida que salió entre pitos del campo de Bergen. Aunque a ella el ruido jamás le molestó.

Pero la portera noruega no pudo parar a la Balón de Oro: Alexia controló con el pecho para la joven Brugts, que vio a Aitana correr y no se lo pensó dos veces. La catalana giró sobre sí misma a la perfección, antes de chutar y marcar un gol que ya es un habitual en la jugadora. El estadio retumbó: las semifinale­s estaban más cerca que nunca. Y Aitana no dudó en correr a abrazar a Alexia para celebrar el tanto.

Signe Gaupset, una de las revelacion­es de la Champions, fue el termómetro de su propio equipo. El Brann, valiente y atrevido, trató de presionar hasta asfixiar a las azulgrana, consciente­s de que no tenían nada que perder, y colocó un bloque bajo en el área para detener los constantes ataques del Barcelona. Aunque hay una jugadora incapaz de parar: Graham se coló en el área, sorteando a las rivales, y tras un accidente a manos de Mikalsen y la defensa noruega, Rolfö aprovechó para empujar la pelota y marcar su tercer gol desde que regresó de su lesión.

Pero contra el Brann un despiste se paga caro. Saliendo desde atrás, las noruegas supieron aprovechar los desajustes defensivos del Barcelona, y Svendheim se coló a la espalda de Lucy Bronze para anotar el primer gol de las noruegas e intentar lo imposible. Y aunque el empate era un horizonte alcanzable, Patri Guijarro entró por Alexia para marcar el tercero y cerrar definitiva­mente el pase a la semifinal de la Champions. El rival, el Chelsea. Un déjà vu de la temporada pasada, y que el Barcelona tratará de repetir para plantarse en San Mamés y luchar por levantar, por tercera vez, el trofeo.

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ERIC ALONSO (GETTY) Aitana Bonmatí celebra el gol con el que abrió el marcador el Barcelona.

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