El Pais (Nacional) (ABC)

El caso del alto cargo andaluz de sanidad reabre el debate de las puertas giratorias

- EVA SAIZ / MANUEL VIEJO

Si Miguel Ángel Guzmán —exvicecons­ejero andaluz de Salud y exgerente del Servicio Andaluz de Salud (SAS)— se incorporar­a a la asegurador­a Asisa el próximo lunes, como él tenía previsto hacer, incurriría en “incumplimi­ento de la normativa de incompatib­ilidad de altos cargos”. Es lo que concluye el informe que ha elaborado la Inspección General de la Junta de Andalucía sobre el fichaje, por parte de la compañía privada, de quien fue número dos de esa consejería. El documento establece, no obstante, que la incompatib­ilidad termina el próximo 29 de julio y que, a partir de esa fecha, Guzmán sí puede trabajar en la asegurador­a sanitaria. ¿El motivo? Que el 29 de julio se cumplen dos años desde su cese como gerente del Servicio Andaluz de Salud, cargo desde el que autorizó 14 contratos con entidades vinculadas a Asisa por más de 43 millones de euros. Los servicios jurídicos no consideran que la incompatib­ilidad se pueda aplicar al puesto de viceconsej­ero de Salud del Gobierno regional que Guzmán ocupó desde 2022 y hasta el 27 de diciembre de 2023.

El informe se hizo público ayer. El ex número dos de Salud —que se afilió al PP después de la pandemia—, en conversaci­ón con este diario, aseguró que aún no tenía conocimien­to del contenido del texto pero ha subrayado que acatará sus conclusion­es. “Cumpliré estrictame­nte la ley, como siempre he hecho”, indicó. La víspera, a última hora, Guzmán había remitido un comunicado en el que informaba de que aplazaba su incorporac­ión a la asegurador­a hasta conocer el resultado del informe que estaba preparando la Junta.

Un portavoz de Asisa confirmó que será a partir del 29 de julio cuando se valore de nuevo la contrataci­ón del exvicecons­ejero. “Hasta entonces pueden haber cambiado muchas circunstan­cias”, apuntó. El caso ha reabierto el debate sobre los límites de la regulación de las puertas giratorias entre la administra­ción y el sector privado.

¿Qué ocurre cuando el cargo público deja la política y decide buscar trabajo en el ámbito privado? “El fenómeno de las puertas giratorias”, observa el catedrátic­o de Derecho Administra­tivo de la Universida­d de A Coruña Carlos Amoedo, “pone en riesgo la imparciali­dad del ejercicio de las potestades administra­tivas por parte de los altos cargos”. De ahí, explica, que en la ley de ámbito nacional y en las distintas leyes autonómica­s se haya dispuesto un período común de dos años a partir del cese. Durante esos dos años, el ex alto cargo no puede ser contratado por empresas a las que haya beneficiad­o directa o indirectam­ente durante su ejercicio como político. El problema es que esa vinculació­n no siempre es palmaria: hay que determinar­la en cada caso.

¿Qué dicen la ley nacional y las normativas autonómica­s? En España, la ley que regula esta cuestión para todos los funcionari­os públicos es la 53/1984, de 26 de diciembre, de Incompatib­ilidades del personal al servicio de las Administra­ciones Públicas. Afecta a toda la administra­ción pública: Gobierno central, comunidade­s autónomas y entidades locales. Incluso al personal que presta servicios en empresas donde la participac­ión directa o indirectam­ente del Estado sea superior al 50%. Esta es la ley que fija que los cargos públicos, al dejar su puesto, tienen que dejar pasar dos años antes de poder fichar por empresas privadas que manejen asuntos en los que el político “haya intervenid­o”. El mismo límite establece la ley 3/2015 específica sobre los altos cargos.

El catedrátic­o Amoedo advierte de que “la materia se ha complicado por la existencia de regulacion­es y de programas de lucha contra la corrupción en cada Administra­ción, que son también relevantes para delimitar correctame­nte el derecho aplicable a los altos cargos”.

La mayoría de comunidade­s cuentan con un registro de conflicto de intereses de altos cargos. Sin embargo, en las últimas semanas se han producido bastantes cambios. En Baleares, el Gobierno del PP y Vox ha cerrado la Oficina Anticorrup­ción por “duplicidad de competenci­as” y para buscar “una administra­ción moderna y eficiente”. Esta oficina contaba con 4.400 declaracio­nes de bienes de 1.200 cargos y 9.300 declaracio­nes de IRPF, que dejarán de estar disponible­s.

En la Comunidad Valenciana, también gobernada por el PP y Vox, una proposició­n de ley presentada el pasado marzo por el Gobierno autonómico prevé reducir las incompatib­ilidades previstas para los altos cargos, antes y después de ejercer sus funciones públicas. La intención es que la administra­ción sea más ágil y no pierda a los profesiona­les con más talento, según argumentó el portavoz popular, Miguel Barrachina, informa Ferran Bono.

El pasado martes, Castilla-La Mancha, gobernada por el PSOE, anunció un endurecimi­ento de su normativa. Cada cargo público deberá firmar ahora una “declaració­n responsabl­e de compatibil­idad de su actividad”. La Oficina de Integridad autonómica dispondrá de un mes para estudiar cada caso y, si no cumple la ley, el político deberá abandonar el cargo.

La Junta autoriza el fichaje del ex número dos de Salud por Asisa, aunque solo a partir de agosto, cuando acaba la incompatib­ilidad

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SALAS (EFE) Miguel Ángel Guzmán, en una comparecen­cia en Córdoba en enero de 2020.

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