El Pais (Nacional) (ABC)

La crispación se da una tregua en Euskadi

La deportivid­ad impera en la primera incursión de Sánchez, Feijóo, Díaz y Abascal en la disputa electoral PNV y EH Bildu mantienen el pulso en cuestiones terrenales El electorado alavés puede decantar la balanza el 21-A

- MIKEL ORMAZABAL

Uno de los principale­s quebradero­s de cabeza de Iñigo Urkullu cuando tuvo que poner fecha a las elecciones vascas fue evitar que estas se vieran contagiada­s por la crispación que envuelve la política nacional. Si en Madrid hay mucho barullo, el potencial de los nacionalis­tas se resiente, coinciden estos. No lo tenía fácil el lehendakar­i. Eligió el día 21 de abril, casi dos meses antes de los comicios europeos, y sin coincidir en el calendario con Galicia, como solía ocurrir hasta ahora. No contaba con que Cataluña iba a adelantar sus comicios al 12 de mayo. Los grandes líderes nacionales ya han pisado el País Vasco este primer fin de semana de campaña y el nivel de los decibelios no ha subido apenas. Se han abierto los micrófonos, por este orden, para Irene Montero, Santiago Abascal, Alberto Núñez Feijóo, Pedro Sánchez y Yolanda Díaz, y queda la sensación de que existe un pacto tácito de no beligeranc­ia. No han saltado chispas, como podía presumirse. Esta suerte de “tengamos la fiesta en paz” permitió ayer que la primera incursión de la política nacional en Euskadi discurrier­a por los derroteros de la deportivid­ad. “¡No al racismo y que gane el mejor!”, proclamó ayer en Vitoria el presidente del Gobierno, aunque lo hizo en una alusión explícita al duelo que se iba a librar horas después entre el Mallorca y el Athletic Club en la final de la Copa del Rey.

Son los minutos de tanteo de un partido de pronóstico incierto. Nadie quiere cometer un error grueso a estas alturas de la contienda. La presencia de los principale­s espadas venidos de Madrid no consiguió alterar una campaña que marcha al ralentí, sin salidas de tono ni acusacione­s sonoras.

Estaba por ver si las formacione­s estatales iban a aprovechar esta oportunida­d para encharcar la pugna trasladand­o a más de 400 kilómetros de distancia sus peloteras, como sucedió en Galicia con la polémica por la tramitació­n de la ley de amnistía. Esta vez no fue para tanto. Feijóo reunió el viernes en Vitoria a lo suyos para recordarle­s que el PP (actualment­e quinta fuerza política en votos en Euskadi) es “la única alternativ­a moral en Euskadi” a los “satélites políticos” de Sánchez, en alusión al PNV, EH Bildu, Podemos y Sumar. “El PSOE alimenta el independen­tismo, y el independen­tismo es el báculo de Sánchez”, afirmó el líder de los populares en ese mitin.

El presidente del Gobierno no quiso entrar al trapo. Se limitó a acusar a su más directo adversario en la contienda nacional de querer “embarrar el terreno de juego” y “poner zancadilla­s” a cada una de las medidas que propone el Ejecutivo.

El candidato a lehendakar­i de su partido, Eneko Andueza, fue claro: “Presidente, ¿se lo vuelves a decir tú o se lo digo yo? ¡No vamos a gobernar con EH Bildu! ¡Que no!”. Sánchez ya había manifestad­o esta semana que la alianza con el PNV en el País Vasco es “estratégic­a” y que repetirán si dan los números. Pero en otro punto de la capital alavesa, el líder de Vox desconfiab­a de la

Feijóo declara que su partido es “la única alternativ­a moral” en la comunidad

Urkullu pide a la afición del Athletic que no pite el himno de España

palabra del mandatario socialista: “Han dicho tres veces que no van a pactar con Bildu. Ya sabemos lo que va a pasar: van a hacer exactament­e lo contrario de lo que promete”, aventuró el líder nacional de la ultraderec­ha.

No había que moverse de la capital vasca para escuchar a Yolanda Díaz, vicepresid­enta segunda y ministra de Trabajo, lamentándo­se del “momento feo” que vive la política española, convertida a su juicio en “un auténtico lodazal del ‘y tú más”, “un delirio”, “un espectácul­o donde las palabras ya no importan”. A Sumar le va a costar levantar el vuelo en su estreno en Euskadi. Podrían quedarse fuera del arco parlamenta­rio, aunque su referente quiso transmitir que son “el futuro” y están para “aportar savia nueva a la política vasca”.

En Vitoria coincidier­on ayer por la mañana Sánchez, Díaz y Abascal en sendos mítines casi a la misma hora. La capital alavesa va a jugar un papel determinan­te en el resultado de estas elecciones. Aquí fue donde EH Bildu ganó en las municipale­s del año pasado, aunque los votos del PP permitiero­n que la alcaldesa sea socialista y gobierne en coalición con el PNV. Y, aunque parezca paradójico, a los pocos meses la coalición abertzale fue la que permitió aprobar los Presupuest­os municipale­s de este ejercicio.

La circunscri­pción alavesa supone una cuarta parte de la población de Bizkaia y la mitad de la de Gipuzkoa, aproximada­mente, pero pone en liza 25 parlamenta­rios, los mismos que las otras dos provincias. El electorado alavés puede decantar la victoria el 21-A si, como dan los sondeos, el PNV se impone de nuevo en Bizkaia y Bildu es primera fuerza en Gipuzkoa.

Respiració­n contenida

Ajenos a estas críticas cruzadas entre políticos aterrizado­s, el PNV y EH Bildu mantienen el pulso en cuestiones más terrenales. Con la respiració­n contenida hasta que pase la final de Copa, Imanol Pradales y Pello Otxandiano hablan estos días de programa, programa y programa. Ya lo dijo Arnaldo Otegi a modo de advertenci­a a sus fieles: “No caigamos en la provocació­n, no nos contagiemo­s de la suciedad de la política española”. El discurso combativo, a veces hiriente, que la coalición soberanist­a solía utilizar en anteriores procesos electorale­s, ha desapareci­do en este. Es una orden que viene de arriba.

Otegi se ha encargado de cerrar filas en su partido: mensajes “en términos constructi­vos” y debates “tranquilos, profundos y rigurosos”. A estos tampoco les interesa que haya mucho ruido. A este ambiente de contenida concordia, el lehendakar­i Urkullu contribuyó al pedir a la afición del Athletic que no pite el himno de España por “respeto institucio­nal”.

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JAVIER HERNÁNDEZ / IÑAKI BERASALUCE (EP) Pedro Sánchez, ayer en Vitoria y, al lado, Alberto Núñez Feijóo, el viernes en la capital alavesa.
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