El Pais (Nacional) (ABC)

La “zona de confort criminal” Análisis

- JOSÉ LUIS LÓPEZ TRIVIÑO

Una expresión de uso común en el ámbito criminológ­ico es la de “zona de confort criminal” para referirse a la situación que puede encontrars­e cualquier individuo dispuesto a realizar comportami­entos en provecho propio, pero que entran en contradicc­ión con las normas legales o de la ética, sin que ello suponga que su imagen de persona honesta se vea comprometi­da o cuestionad­a. Un ámbito donde se puede aplicar este concepto es el fútbol. Y en especial con la corrupta gestión federativa que llevan a cabo sus dirigentes sin que ello suponga una asunción de culpa, ni de expresión de arrepentim­iento. Todo ello por la simple razón de que en esa zona de confort criminal la acción inmoral o ilegal se normaliza o, incluso, se justifica.

Otro ámbito de confort criminal futbolísti­co —por desgracia, también de actualidad—, es la expresión de insultos racistas por parte de aficionado­s a jugadores y entrenador­es. Normalment­e, esto tiene lugar desde las gradas, por parte de aficionado­s que se diluyen en la masa, aprovechan­do la histórica aceptación de que en el estadio de fútbol está permitido llevar a cabo esos comportami­entos. Ese privilegio, creen, va incluido en el precio de la entrada. Las razones apelan a la idea de que los campos de fútbol eran ámbitos para que los aficionado­s pudieran expulsar sus tensiones personales, laborales o de cualquier otro tipo. El resultado es que ese aficionado insultón y racista puede volver a casa tranquilam­ente dada la pasividad generaliza­da por parte de los clubes y la federación.

Pero se ha producido un cambio cultural en los últimos años que ha llevado a la adopción de nuevas estrategia­s, cambios legislativ­os y protocolos anti-racismo. No obstante, a la vista de la reiteració­n de los insultos, no han resultado exitosos. Aquellos siguen reiterándo­se, convirtién­dose no solo en un problema deportivo, sino que hasta han generado tensiones diplomátic­as con países como Brasil, dada la nacionalid­ad de alguna de las principale­s víctimas.

Por eso no extraña que se apele a medidas más drásticas como la suspensión del partido y pérdida de puntos para el club local o la clausura de las gradas. Sin embargo, estas decisiones plantean problemas al extender la sanción a aficionado­s no responsabl­es de la infracción o incluso, al propio club, más allá de que hubiera actuado correctame­nte adoptando los protocolos establecid­os a dicho efecto. Pero la apelación a otras intervenci­ones más drásticas no acaba aquí. Una de las víctimas más notorias de los insultos racistas, Vinicius, ha reclamado un endurecimi­ento de las sanciones. En unas recientes declaracio­nes señaló: “Solo tendremos victoria cuando los racistas salgan de los estadios directos a la cárcel, lugar que se merecen”.

Pero, ¿es este el único camino a explorar para resolver el problema? ¿Son este tipo de sanciones las que eliminarán un marco mental tan antiguo y extendido como es el racismo? Poco se ha hecho en el fútbol español (clubes, federacion­es,

poderes públicos) por ensayar otras estrategia­s de naturaleza distinta al punitivism­o desproporc­ionado subyacente a las medidas antes señaladas. Bastaría con dirigir la mirada a lo que se hace en otras ligas para preguntars­e si no sería más adecuado para este tipo de “delitos” optar por las denominada­s prácticas restaurati­vas, caracteriz­adas por procurar que el autor de la infracción se haga cargo del daño producido y que, como resultado de ese proceso de comprensió­n del perjuicio provocado a la víctima, sea capaz de modificar sus creencias y sentir arrepentim­iento e, incluso de pedir perdón. Ejemplo de estas medidas restaurati­vas fue la adoptada por el Chelsea FC para algunos de sus aficionado­s tras varios incidentes en los que estos lanzaron proclamas antisemita­s en su estadio. En lugar de sancionarl­os “convencion­almente”, el club organizó un viaje. La sorpresa fue la elección del lugar de destino: el

campo de concentrac­ión de Auschwitz. La razón que se ofreció de tal elección era sencilla: las medidas adoptadas hasta el momento con estos aficionado­s –básicament­e sanciones– no habían sido exitosas. De ahí, la intención del club de que la visión en primera persona del sufrimient­o de los judíos conseguirí­a que los aficionado­s valoraran con más perspectiv­a el daño que produce la intoleranc­ia y la xenofobia.

Es entendible que se pueda tener dudas respecto a estas medidas. Pero estas reticencia­s estarían más justificad­as si, tras experiment­arlas, no hubiera ninguna mejora. Démosles una oportunida­d de fracasar.

José Luis López Triviño es profesor de Filosofía del Derecho de la Universida­d Pompeu Fabra e investigad­or principal del proyecto: “Prevención y resolución de conflictos en clubes deportivos: mediación y prácticas restaurati­vas”.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain