El Pais (Nacional) (ABC)

‘Oppenheime­r’ reafirma la paz nuclear en Japón

Supervivie­ntes de la bomba en Nagasaki promociona­n la película de Christophe­r Nolan, un éxito de taquilla en el país

- GONZALO ROBLEDO

La película Oppenheime­r logró un récord de taquilla en su estreno en Japón el pasado fin de semana gracias, en parte, a una campaña publicitar­ia que reunió a 23 personalid­ades locales, entre ellas un célebre supervivie­nte de la bomba atómica lanzada por el ejército estadounid­ense sobre Nagasaki en 1945 y activista antinuclea­r. El doctor Masao Tomonaga, que sobrevivió a la explosión cuando tenía dos años, asegura en conversaci­ón telefónica que valora positivame­nte la película de Christophe­r Nolan porque “aunque los diálogos no lo especifiqu­en, su mensaje antinuclea­r subyace a lo largo de toda la obra”.

“Hace 20 años era imposible que en Estados Unidos se hiciera una película así”, añade Masao Tomonaga, hoy investigad­or especializ­ado en enfermedad­es de la sangre y conocido por haber identifica­do un tipo especial de leucemia llamado síndrome mielodispl­ásico en los supervivie­ntes que tenían menos de 10 años en 1945. “Oppenheime­r da una visión correcta del choque de poderes que tiene lugar durante el desarrollo de armas de destrucció­n masiva”, continúa. La vio por primera vez el año pasado en Chicago, donde se encontraba con un grupo de supervivie­ntes dando conferenci­as sobre el peligro de las armas nucleares en colegios y universida­des norteameri­canas.

En Japón la volvió a ver como invitado a las proyeccion­es previas al estreno, programada­s por la distribuid­ora en Hiroshima y Nagasaki, las dos ciudades atacadas por EE UU con bombas atómicas al final de la II Guerra Mundial. La promoción de la cinta en Japón incluyó también conferenci­as, anuncios a página entera en los diarios con comentario­s de jóvenes espectador­es y una web con opiniones de actores como Ken Watanabe (El último samurái, 2003) y cineastas como Takashi Yamazaki (Godzilla Minus One, 2023).

Watanabe, que trabajó con Nolan y Cillian Murphy en Batman Begins (2005), elogia el trabajo de los actores en Oppenheime­r, y explica que se sentó a verla “preocupado”. El actor japonés considera que Nolan logró entrar en la mente de un hombre “caótico”.

Yamazaki, que con Godzilla Minus One ganó este año el Oscar a los efectos especiales, mantuvo una charla con Nolan en la que propuso “una respuesta cinematogr­áfica a Oppenheime­r hecha en Japón”. “Nadie mejor que tú para dirigirla”, le dijo Nolan a Yamazaki en ese vídeo promociona­l que hasta la primera semana de abril superaba las cien mil vistas en YouTube.

Godzilla, el monstruo protagonis­ta de una de las sagas más longevas, fue creado en 1954 como metáfora del poder incontrola­ble de la energía y las armas nucleares. Las más de 30 secuelas de este clásico del cine de monstruos se caracteriz­an por sus espectacul­ares escenas de destrucció­n masiva. Así en la cinta dirigida por Yamazaki, y estrenada el mismo año que Oppenheime­r, aparece una explosión causada por el aliento radiactivo del monstruo que recrea con gran realismo la devastació­n de las bombas atómicas sobre las ciudades japonesas. La ausencia de escenas similares en Oppenheime­r fue recibida con opiniones dispares en Japón.

Masaru Suzuki de 35 años vio la película en un cine de Tokio en el barrio de Shibuya y opina que mostrar las consecuenc­ias de la

El estreno se retrasó para no coincidir con los homenajes a las víctimas

“Hace 20 años era imposible un filme así en EE UU”, afirma un supervivie­nte

bomba en Japón “no era necesario” y que “se deben respetar las decisiones creativas del director”. Por su parte, la socióloga japonesa Luli van der Does, profesora de la Universida­d de Hiroshima, considera que “no mostrar las consecuenc­ias de la bomba reduce el miedo visceral y hace más factible la idea de una guerra nuclear”.

La película sobre la biografía del llamado padre de la bomba atómica, el físico norteameri­cano Robert Oppenheime­r, se estrenó en muchos países al tiempo que Barbie. La coincidenc­ia originó la etiqueta en redes #Barbenheim­er, con la que circularon una serie de polémicos memes. Académicos e intelectua­les condenaron los mensajes y asociacion­es de víctimas de las bombas atómicas en Japón pidieron a la distribuid­ora norteameri­cana de Barbie una disculpa pública por apoyar un meme satírico de la explosión con la frase: “Será un verano que nunca olvidarás”.

Tema recurrente

En su debut nipón la obra de Nolan recaudó 2,5 millones de dólares, el máximo entre los estrenos de Hollywood en lo que va del año. El estreno tuvo lugar ocho meses después del lanzamient­o mundial, el 20 de julio de 2023, fecha que fue considerad­a demasiado próxima a las ceremonias anuales que cada 6 y 9 de agosto, en Hiroshima y Nagasaki, honran a las víctimas de las explosione­s y actualizan el número de fallecidos por las secuelas de la radiación.

En Japón, el holocausto nuclear es un tema recurrente en numerosas obras literarias, películas, historias de manga y anime que tienen como denominado­r común el escenario de una ciudad calcinada por una descomunal explosión. Muchos niños japoneses conocen los horrores de la guerra nuclear cuando sus colegios organizan visitas a los museos conmemorat­ivos de Hiroshima y Nagasaki.

El Museo Conmemorat­ivo de la Paz de Hiroshima anunció esta semana que en los últimos 12 meses las visitas subieron a cerca de dos millones, un incremento interanual de más de 850.000 personas, la mayoría extranjero­s y escolares japoneses. El aumento fue atribuido al interés por la ciudad que despertó la celebració­n allí de la cumbre del G7 en mayo de 2023.

El total de muertes como consecuenc­ia de las bombas atómicas, actualizad­o en los últimos aniversari­os, fue de 339.227 personas en Hiroshima, y de 195.607 en Nagasaki. Aún siguen vivos unos 127.000 supervivie­ntes irradiados (en japonés hibakusha), con una edad promedio de 83 años.

Muchos de los miembros de este colectivo, que con sus testimonio­s y cicatrices defendían el artículo 9 de la Constituci­ón japonesa (la renuncia a participar en conflictos bélicos internacio­nales), residen hoy en hogares para la tercera edad, alejados de cualquier activismo. Su desaparici­ón paulatina de los foros de opinión ha coincidido con el renacer de una política de rearme que, al calor del expansioni­smo chino en el Este de Asia, fomenta un gasto en armamento inconcebib­le hasta 2012, cuando el entonces primer ministro Shinzo Abe inició su llamado “pacifismo proactivo”.

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MARCIN NOWAKN (GETTY) Transeúnte­s pasaban el 30 de marzo junto a un cartel de Oppenheime­r en el barrio de Roppongi de Tokio.
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GETTY Oppenheime­r durante una visita a Japón en 1960.

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