El Pais (Nacional) (ABC)

Urbizu arma un cirio en la Semana Santa de Morón

La serie ‘Cuando nadie nos ve’, protagoniz­ada por Maribel Verdú, está ambientada en las procesione­s del municipio

- NATALIA MARCOS

La sevillana localidad de Morón de la Frontera, como buena parte de España, se ha quedado casi sin Semana Santa este año. La lluvia obligó a cancelar buena parte de las procesione­s de su fiesta más tradiciona­l, declarada de Interés Turístico Nacional en 2002. Pero el viernes, la Borriquita volvió a salir a las calles de la localidad. También lo hará en los próximos días El Cautivo. Y el Cristo de la Buena Muerte, que allí conocen como El Tumbaíto porque hasta hace pocos años procesiona­ba tumbado al no caber en vertical por la puerta de su iglesia. Incluso los moronenses podrán ver un paso y varios nazarenos volando. Esa peculiar estampa, que ya se ha ensayado en las calles del municipio, y que ha causado sorpresa e incluso estupor entre los vecinos, forma parte de la trama de Cuando nadie nos ve, serie que desde el lunes y durante ocho semanas alterará la tranquila vida de Morón.

En este municipio a algo menos de una hora de Sevilla y de unos 27.000 habitantes, se desarrolla la serie creada por Daniel Corpas que adapta la novela homónima de Sergio Sarria y que se graba entre Madrid y Morón. Los ocho episodios que dirige Enrique Urbizu y produce Zeta Studios se estrenarán en Max (la actual HBO Max). Se trata de un thriller cuya acción transcurre entre el Viernes de Dolores y el Viernes Santo y en el que una guardia civil interpreta­da por Maribel Verdú investiga un suicidio y unos sucesos que relacionan a nazarenos y drogas (lo que explica los penitentes y el paso voladores antes mencionado­s), mientras que una agente especial del ejército de Estados Unidos (encarnada por la cubana Mariela Garriga) investiga en la base aérea de Morón el paradero de un soldado desapareci­do. Pronto verán que estos sucesos resultan estar relacionad­os.

El jefe de localizaci­ones en Morón, Rafa Caballero, lleva un año trabajando en el pueblo, donde, ahora, a cada paso es abordado por personas para resolver dudas sobre el rodaje. Como explicaba Urbizu a EL PAÍS en un parón del rodaje este jueves, ha sido necesario negociar con las institucio­nes cofrades, militares (ya han rodado en la base aérea de Getafe) y la Guardia Civil. “La serie es una mezcla un tanto inaudita, arriesgada, y que nos permite mucho juego”, resume.

En una nave en Morón descansan las imágenes que procesiona­rán estos días por sus calles. No son las que los moronenses ven en su Semana Santa, sino unas creaciones elaboradas en corcho tras dos meses de trabajo e inspiradas en las reales. En una caja está guardado el rostro de una virgen que más tarde se situará sobre un armazón de madera en forma de cono, mientras que en una mesa descansa una colección de manos en diferentes posturas que completará­n la imagen que verán los devotos en las calles cuando se haya vestido a la Virgen. Esta división por partes del maniquí no es algo que hayan ideado para la serie, sino que las imágenes religiosas, cuando se las despoja de sus mantos, son así.

Manuel Ludeña, director de arte de la serie y escultor profesiona­l, enseña el resultado del trabajo de más de dos meses de su departamen­to y que busca la verosimili­tud que Urbizu plantea como una de las claves y los retos de este proyecto. En palabras de Ludeña, el eje escenográf­ico de la serie es San Miguel. “Lo que aquí sucede realmente es un pasaje bíblico, aquel en el que el arcángel San Miguel destierra a Lucifer del cielo. Eso no está en el guion, pero es el eje de la escenograf­ía. Quién es quién no lo puedo contar para no destripar”, explica. Ludeña colabora mano a mano con la decoradora Vanesa de la Haza. Ella destaca la importanci­a de otra localizaci­ón de Cuando nadie nos ve, la que abrirá la serie, una casa con decoración inspirada en Japón y en la que están poniendo especial cuidado. “Si no te gusta lo primero que ves en la serie, apaga y vámonos”, dice sobre un lugar donde el espectador verá a un personaje haciéndose el harakiri.

El respeto con el que están trabajando en torno a la Semana Santa es tanto que, como explican Ludeña y De la Haza, ya se han planteado qué ocurrirá con las imágenes que han creado cuando termine el rodaje. “Hemos ofrecido a las hermandade­s que se queden con las imágenes cuando terminemos”, dice De la Haza. “Queremos que esto se use solo para este proyecto, que no termine en una casa de atrezzo y pueda aparecer en otro lugar. O lo dejamos en un sitio donde no

La actriz interpreta a una guardia civil que investiga a unos nazarenos traficante­s

va a pasar eso, o lo destruimos. Da mucha pena, pero es una forma de asegurarse que solo se usarán para esto”.

Rafa Caballero relata algunos entresijos de las largas conversaci­ones y negociacio­nes con las hermandade­s hasta lograr su colaboraci­ón con la producción. O las dificultad­es que supone grabar en una iglesia y lograr el permiso del arzobispad­o para ello. La iglesia de San Miguel, conocida como la Catedral de la Sierra Sur, es otro escenario fundamenta­l de la ficción. Su campanario, con espectacul­ares vistas de la localidad y sus alrededore­s, se replicará en un plató para completar el rodaje. Para Caballero, que cuenta 54 localizaci­ones diferentes en Morón y alrededore­s, lo más complejo de su trabajo ha sido lo relacionad­o con la Semana Santa.

Las hermandade­s de la localidad colaboran con la producción

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Enrique Urbizu y Maribel Verdú, en otro momento del rodaje.
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El equipo de Cuando nadie nos ve grababa en Morón de la Frontera, en una imagen de la productora.

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