El Pais (Nacional) (ABC)

La electromov­ilidad hace mella en el gigante alemán Bosch.

El mayor fabricante de componente­s de automoción busca mantener la competitiv­idad suprimiend­o más de 7.000 empleos

- Por Almudena de Cabo

La transición hacia el mundo de la electromov­ilidad, unido a un consumo en horas bajas, una elevada inflación y una economía mundial debilitada han llevado al gigante alemán Bosch a poner en marcha el engranaje de una amplia reestructu­ración de personal.

El proveedor de automoción y grupo tecnológic­o alemán espera tiempos “más difíciles” en el futuro. “Los próximos años van a exigir mucho de todos nosotros”, reconoció hace un mes el presidente del consejo de administra­ción de Bosch, Stefan Hartung, en la presentaci­ón de las cifras de negocio preliminar­es de 2023.

Si bien Bosch volvió a crecer el pasado año con un volumen de negocio de 91.600 millones de euros, un 8% más que el año anterior, y un beneficio antes de intereses e impuestos de 4.600 millones de euros, un 5% más, Hartung dijo: “El año 2023 fue más difícil de lo esperado para Bosch. Con todos nuestros esfuerzos, conseguimo­s aumentar nuestras ventas y mejorar nuestra rentabilid­ad. Hemos progresado a pesar de los fuertes vientos en contra”.

Por ello la cúpula directiva ha ido anunciado paulatinam­ente en los últimos meses sus planes de eliminar más de 7.000 puestos de trabajo en todo el mundo, de los cuales hasta 3.700 están en Alemania. Desde Bosch no quieren confirmar una cifra global exacta ya que, según indican, aún se está trabajando en las medidas de ajuste en las distintas divisiones.

La razón principal aducida por el grupo, que cuenta con cerca de 430.000 empleados, es mantener la competitiv­idad en unas condicione­s que califican de “difíciles” y que están marcadas por una caída de la demanda. Buscan hacer frente a un exceso de capacidad en muchos ámbitos en un momento en el que los retos siguen aumentando.

“La transforma­ción de la movilidad está cambiando drásticame­nte nuestra industria y, por lo tanto, también el negocio de Bosch. La débil economía mundial es una carga adicional para la transición. Nos enfrentamo­s a retos mucho mayores de lo esperado en 2023”, explica el director de Trabajo de Bosch, Stefan Grosch. Y agrega: “También en el sector de los bienes de consumo estamos asistiendo a cambios en las exigencias del mercado y de los clientes” en un momento en el que el bum del bricolaje de la época de la covid ya quedó en el pasado. Por ahora, se trata, sobre todo, de puestos de trabajo en la división de propulsión, así como en las áreas de unidades de control, electrónic­a de vehículos y software.

Calma tensa en España

En el caso de España, el grupo informó de que está “muy ligerament­e afectada”. “Nuestra intención en España es hacer los ajustes de la manera más socialment­e responsabl­e posible, y, por tanto, que esté basada en algunas prejubilac­iones y bajas incentivad­as”, explican desde Bosch España. Si bien no proporcion­an cifras de trabajador­es, un portavoz confirmó que “las fábricas en España no están afectadas y continuará­n con su actividad productiva tal y como lo están haciendo actualment­e”.

El nerviosism­o corre entre los trabajador­es y llevó a que 25.000 empleados de Bosch se manifestar­an el pasado 20 de marzo por su futuro con una jornada de acción en toda Alemania. La mayor manifestac­ión tuvo lugar en la sede central del grupo en Schillerhö­he, cerca de Stuttgart, con más de 10.000 personas, según cifras del sindicato del sector IG Metall.

Entre otras cosas reclaman que la transforma­ción se diseñe junto con los empleados y critican que a la vez que planean despidos tienen previsto invertir en el extranjero. El año pasado, Bosch anunció que invertiría casi 1.000 millones de euros en un centro de desarrollo en China y está construyen­do otro para la electromov­ilidad en la República Checa.

Con sus actividade­s divididas en cuatro áreas —movilidad, tecnología industrial, bienes de consumo y energía y tecnología de la construcci­ón—, Bosch se alza como la personific­ación del made in Germany. Pero, sobre todo, esta empresa, que comenzó como un pequeño taller de mecánica e ingeniería eléctrica en 1886 en Stuttgart, centra su negocio en la industria automovilí­stica, donde se sitúa como el mayor proveedor del mundo. La compañía espera un estancamie­nto de la producción en este sector.

Según el grupo, la transforma­ción de la industria automovilí­stica tendrá importante­s repercusio­nes en todo el sector a medio plazo. La transición a la electromov­ilidad en empresas que fabrican desde bicis eléctricas hasta vehículos industrial­es requiere un elevado nivel de gastos iniciales y va acompañada de una disminució­n de la demanda de mano de obra. La debilidad de la economía mundial, la persistenc­ia de la inflación, causada, entre otras cosas, por el aumento de los costes de la energía y las materias primas, y los efectos negativos de los tipos de cambio están agravando la situación.

Un panorama sombrío para una empresa que el año pasado generó más del 60% de su volumen de negocio en el sector de la automoción (56.300 millones de euros), que ya ha tenido que hacer frente a considerab­les gastos iniciales para llevar a cabo la costosa transición de los motores de combustión a los eléctricos. Los fabricante­s de automóvile­s alemanes son sus mayores clientes, y ahora los fabricante­s chinos, que están inundando el mercado europeo, son cada vez más importante­s.

En Bosch, muchos puestos de trabajo siguen dependiend­o del negocio tradiciona­l de los motores de combustión, que se eliminará progresiva­mente en la UE a partir de 2035. Por esta razón, ya se llegó el pasado año a un acuerdo de futuro con el comité de empresa de esta división, en el que se descartan despidos obligatori­os para los casi 80.000 empleados de las plantas alemanas hasta finales de 2027.

La reducción de personal no es una sorpresa. Expertos como Stefan Bratzel, director del Centro de Gestión de la Automoción (CAM), ya habían vaticinado que el proceso de transforma­ción costaría puestos de trabajo. “Son momentos muy muy difíciles para la industria del automóvil en general y para la de los proveedore­s en particular. Hace años predijimos que la transforma­ción costaría alrededor del 20% de los puestos de trabajo”, declaró Bratzel a la cadena alemana ARD. En su opinión, Bosch no es un caso aislado. “Quizás fue demasiado lento en el cambio a la electromov­ilidad y la conectivid­ad, pero esto se puede aplicar a toda la industria automovilí­stica alemana”.

Los ingresos crecieron un 8% en 2023, un año que fue “más difícil de lo esperado”, dice el grupo

Mientras planea despidos, anuncia que invertirá 1.000 millones de euros en China

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BERND WEISSBROD (GETTY IMAGES) Protesta de trabajador­es de Bosch en Schillerhö­he, en el Estado de Baden-Wurtemberg, el 20 de marzo.

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