El Pais (Nacional) (ABC)

El ‘Capitán América’ de la regulación financiera.

En un planeta fragmentad­o donde avanzan los populismos, el Gobierno de Estados Unidos ha descubiert­o que su poder en los mercados es proporcion­al a su capacidad para sancionar

- Por Miguel Ángel García Vega

La grieta, la rotura; The Crack-Up, dicen los estadounid­enses. De otro lado, las economías se comportan como bivalvos asustados y se esconden en sus propias conchas. Proteccion­ismo, dicen los economista­s. Sobre la arena, el populismo de un extremo político o de otro. La edad dorada de la globalizac­ión —acorde con un trabajo de la fundación asiática Hinrich— duró casi 15 años. Entre 1993 y 2007. El valor del comercio aumentó un 6,8% al año, los flujos de inversión extranjera directa crecieron, en el mismo periodo, el 21,3% y la riqueza mundial avanzó un 3,4% anual. Trajo liberaliza­ción política, avances tecnológic­os, multilater­alismo y un aumento sin precedente­s en el comercio, la inversión y el desarrollo económico. Quizá todo terminó cuando Donald Trump dijo aquello de: “Intento aprender del pasado, pero planeo el futuro centrándom­e solo en el presente. Es donde está la diversión”. El “ahora”, y la “diversión”, para el comercio mundial es ese bivalvo, pero qué ocurre con los movimiento­s financiero­s, ¿la inversión y su regulación también se esconden?

Los augurios resultan inciertos. La creciente fragmentac­ión del sistema bancario europeo es una “falla” que incrementa la vulnerabil­idad financiera y carga a todos con costes. Esta es la advertenci­a en Financial Times de Andrea Enria, antiguo responsabl­e de supervisió­n del BCE. Su mayor “arrepentim­iento personal” era ver cómo el mercado de la eurozona se “estaba segmentand­o cada vez más” y los países se “guiaban siguiendo sus líneas nacionales”. “Si surge un shock que afecta a una parte de la unión bancaria, el sector no funciona como debería, o sea, absorbiend­o las pérdidas en un país a través de las ganancias en otro”, advirtió. El mecanismo —que supervisa a los 110 bancos más grandes y sistemátic­amente importante­s del bloque— aguantó cuando una crisis de liquidez en Credit Suisse provocó que fuera adquirido por su rival UBS. O cuando quebraron Silicon Valley Bank y Signature Bank en Estados Unidos. “Pero existe una enorme tensión en la regulación financiera”, concuerda José García Montalvo, catedrátic­o de Economía de la Universida­d Pompeu Fabra (UPF).

Por una vez, parece que todas las voces tuvieran idéntico timbre. “El mayor riesgo que enfrenta la regulación del espacio financiero es su fragmentac­ión, se ve en ámbitos tan claros como la sostenibil­idad”, coincide Francisco Uría, socio responsabl­e global de Banca y Mercados de Capitales de KPMG. Una Europa más unida financiera­mente podría mejorar la resilienci­a económica y fortalecer el euro como moneda internacio­nal.

Sin embargo, alcanzar esta unión —desgrana Sergio Ávila, analista de IG— requiere un compromiso político profundo, y salvar las diferencia­s ideológica­s y nacionales entre los Estados miembros. Y muchos pensarán, por ejemplo, qué tiene que ver Hungría con Francia.

En julio de 2010 se aprobó la Ley Dodd-Frank, la reforma más importante del sistema financiero estadounid­ense desde la Gran Depresión. Fue rubricada por Obama. En principio, según narra José Manuel Amor, socio de AFI, prevenía la aparición de institucio­nes “demasiado grandes para caer”, reforzaba a los consumidor­es (creó la Oficina para la Protección Financiera del Consumidor), obligaba a los bancos a pruebas de estrés, mayores niveles de capital y un sistema de liquidació­n ordenada de institucio­nes financiera­s “fallidas”. Trump —era previsible— modificó la normativa. “Ofreció alivio regulatori­o a los bancos pequeños y medianos, elevando el umbral de las pruebas de estrés de 50.000 a 250.000 millones de dólares en activos totales”, recuerda el experto. Después, el presidente Biden, en su “ahora”, ha aumentado la protección a los inversores y la estabilida­d del sistema.

Tal vez, lo hizo pensando en lo que llega. 2024 es, quizá, el año electoral más importante de la historia. La llamada incluye a Estados Unidos e India y tres de las naciones más pobladas (Indonesia, Banmayores gladés y Pakistán). Además, 500 millones de europeos tienen elecciones parlamenta­rias. Sin duda, afectará a ese fragmentad­o sistema. Estos años de guerras, crisis comerciale­s e inflación han demostrado algo. “Estados Unidos se ha dado cuenta del poder financiero que tiene [en el sentido tradiciona­l] y también sobre los datos”, reflexiona Federico Steinberg, investigad­or principal del Real Instituto Elcano. Y avanza: “Donde se ha visto ese impacto es en su capacidad de sancionar económicam­ente a Rusia, India o China. Porque, a la hora la de castigar, América está alineada con las institucio­nes anglosajon­as”. Ellos mandan.

Una moneda al aire

Aunque con la llegada de los populismos, “tras décadas de desregulac­ión y globalizac­ión, hemos entrado en un tiempo de neoautarqu­ía y eso implica más regulación y más incierta”, sostiene el economista José Carlos Díez. Sin citarla es como si señalara, en un globo terráqueo que gira, a Argentina. Una moneda al aire. El país le debe 43.000 millones de dólares al FMI, ha devaluado el peso, eliminó nueve de los 18 ministerio­s del Gobierno, se ha comprometi­do a recortar los subsidios y destruir lo que su presidente, Javier Milei, denomina la “casta”. Dentro de una economía que el ejercicio pasado se contrajo un 2,7% y con una inflación en diciembre creciente. Pero los errores populistas se pagan. Y la idea de bajar impuestos tendrá que arrinconar­la. La consultora Econviews estima que la Administra­ción podría perder el 0,8% del PIB en recaudació­n de gravámenes este año.

Mientras, el peso sigue dando vueltas en el espacio: cara o cruz. “En general, los líderes populistas tienen tendencia a salirse de las regulacion­es internacio­nales y esto encaja bien con su deseo de imponer tarifas, detener la inmigració­n y cerrar sus economías”, describe Montalvo. Por cierto, Basilea III es más estricta, y la que se usa en Europa. “En Estados Unidos, la regulación que se está elaborando apunta a aplicarla en los bancos de más de 100.000 millones de dólares en activos, lo que dejaría fuera a medianos y pequeños”, avanza Francisco Uría. Si vence Trump, la cambiará con seguridad. Todos los mandatario­s deberían recordar la cita del sociólogo Karl Polanyi (1886-1964): “No existe ninguna economía fuera de la sociedad que la creó y la sostiene”.

“El mayor riesgo del sector financiero es la fragmentac­ión”, avisa Francisco Uría

 ?? SAUL LOEB (AFP/ GETTY IMAGES) ?? El expresiden­te Barack Obama estrecha la mano del actual presidente de EE UU Joe Biden, en julio de 2010, después de firmar la Ley Dodd-Frank de reforma de Wall Street y de protección del consumidor.
SAUL LOEB (AFP/ GETTY IMAGES) El expresiden­te Barack Obama estrecha la mano del actual presidente de EE UU Joe Biden, en julio de 2010, después de firmar la Ley Dodd-Frank de reforma de Wall Street y de protección del consumidor.

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