El Pais (Nacional) (ABC)

Alves busca ser absuelto y volver a vivir del fútbol

El jugador, en libertad provisiona­l hasta que haya sentencia firme, recurre su condena por violación

- JESÚS GARCÍA

La carrera de Dani Alves en la élite del fútbol mundial acabó, sin que él lo supiera entonces, el 20 de enero de 2023. La jueza de Barcelona que investigab­a la violación a una joven en la discoteca Sutton lo envió ese día a prisión provisiona­l. Alves, que un mes antes y con 39 años había disputado el Mundial de Qatar defendiend­o la camiseta de Brasil, militaba en el Pumas de México, que le rescindió el contrato de forma unilateral al conocer la noticia de su encarcelam­iento. Desde entonces, solo ha vuelto a ver un balón en el patio de la cárcel de Brians 2, donde ha permanecid­o los últimos 14 meses.

Pero Alves es, desde hace dos semanas, un hombre libre. La Audiencia de Barcelona acordó su puesta en libertad provisiona­l, a la espera de sentencia firme, después de condenarlo a cuatro años y medio de cárcel como autor de la agresión sexual. El exdefensa azulgrana verbaliza a su entorno más cercano su íntima convicción de que, tarde o temprano, será absuelto y podrá restaurar su imagen pública. Y también de que, con el tiempo, podrá seguir vinculado laboralmen­te (aunque ya no como jugador) al mundo del fútbol.

En estos primeros días en libertad, Alves pasa la mayor parte de las horas en su casa de Esplugues de Llobregat (Barcelona), donde vive con su mujer, la modelo Joana Sanz. La vivienda, que compró en su etapa como defensa del Barça por unos cinco millones de euros le ha servido ahora para empadronar­se en Barcelona y acreditar arraigo. Los jueces han tenido ese factor en cuenta al concluir que el riesgo de fuga —motivo por el que estaba en prisión provisiona­l— se había atenuado. Alves podía quedar libre si pagaba una fianza de un millón y se comprometí­a a permanecer en España y mantenerse alejado de la víctima.

La preocupaci­ón por su futuro laboral discurre en paralelo a la pugna que mantiene por lograr, no ya una rebaja de la pena, sino la absolución. Reivindica su inocencia aunque la justicia, por ahora, dice lo contrario. La sentencia dictada por la Audiencia de Barcelona considera probado que Alves penetró sin su consentimi­ento y con “uso de la violencia” a una joven de 23 años en los lavabos de la zona VIP de Sutton.

La condena fue baja (cuatro años y medio) porque los jueces le aplicaron una atenuante de reparación del daño después de que Alves pagase los 150.000 euros de indemnizac­ión que reclamaba la Fiscalía por los daños morales causados a la víctima. Los jueces dieron credibilid­ad al testimonio de la víctima sobre la penetració­n no consentida en el cuarto de baño, pero admitieron que su narración sobre la media hora previa, en la zona VIP de Sutton, no se correspond­e con lo que muestran las cámaras de seguridad. La víctima describió una situación de miedo y repulsa hacia el futbolista, cuando las imágenes muestran un acercamien­to y un interés mutuo.

Alves quiere utilizar esa grieta para atacar la sentencia y solicita, en el recurso que ya ha presentado ante el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña, la absolución. “Apenas se ha acogido como veraz entre un 10% y un 20% de lo declarado” por la víctima, afirma la defensa, que ejerce Inés Guardiola, la penalista que ha logrado el anhelo del jugador de salir de prisión. Según la letrada, no se trata tanto de que haya dos versiones enfrentada­s e irreconcil­iables, sino que el relato del acusado está “verificado por medios de prueba”, como los restos biológicos y los indicios lofoscópic­os (huellas) hallados dentro del aseo.

El recurso contra la sentencia, de casi 200 páginas, pide la absolución del jugador y señala que, más allá de los relatos enfrentado­s, “la prueba objetiva ratifica la versión de Alves”. Sobre el supuesto uso de la violencia, el escrito remarca que no se han hallado lesiones de ningún tipo, más allá de una pequeña herida en las rodillas que es compatible con la práctica de una felación.

La nueva sentencia puede tardar aún entre seis meses y un año en dictarse, y en caso de una nueva condena, Alves podría recurrir todavía ante el Tribunal Supremo. Mientras eso ocurre, y si sigue cumpliendo sus obligacion­es, seguirá en libertad provisiona­l. El jugador ya ha manifestad­o que no piensa marcharse y, aunque tiene ganas de dar explicacio­nes públicas, permanece callado por indicación de su abogada. Su silencio contrasta con el ruido que se genera a su alrededor, lo mismo en España que en Brasil.

Según su argumento, los jueces han creído solo el 10% o 20% del relato de la víctima

La nueva sentencia puede tardar aún entre seis meses y un año en dictarse

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A. G. (EFE) Alves y su abogada, el viernes en la Audiencia de Barcelona.

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