El Pais (Nacional) (ABC)

Fin a los visados injustos

Facilitar la residencia española a cambio de inversione­s favorecía la especulaci­ón inmobiliar­ia y el agravio con el resto de inmigrante­s

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EL PRESIDENTE del Gobierno anunció ayer el fin de los llamados visados de oro, un instrument­o que permitía obtener la residencia española mediante una inversión mínima en vivienda de 500.000 euros. La medida, que debe aprobar hoy el Consejo de Ministros, pretende reducir la especulaci­ón en el mercado de la vivienda, sumido en fuertes subidas de precios en muchas de las grandes ciudades españolas, donde una gran parte de la población tiene serias dificultad­es para acceder a un lugar digno en el que vivir. Se trata sin duda de una medida insuficien­te para atajar la especulaci­ón inmobiliar­ia que sufren urbes como Madrid, Barcelona, Málaga o Valencia, pero su eliminació­n resulta imprescind­ible para avanzar en la solución.

A raíz de la invasión rusa de Ucrania en 2022, la Comisión Europea recomendó a los Estados miembros que acabaran con esta práctica por razones de seguridad y por los riesgos que conlleva en términos de corrupción, blanqueo de capitales y evasión fiscal. Los visados de oro se pusieron en marcha en un total de 13 países europeos en los años posteriore­s a la crisis financiera de 2008 con el objetivo de atraer inversione­s y capital a unas economías maltrechas por la recesión y la crisis bancaria. En España fue el Gobierno de Mariano Rajoy el que impulsó en 2013 la medida, que entre otros supuestos también permitía obtener la residencia mediante una inversión de dos millones de euros en deuda pública o de un millón en proyectos de emprendimi­ento empresaria­l. Hace tiempo que la economía española dejó de necesitar este tipo de estímulos para el mercado inmobiliar­io, y ya en la anterior legislatur­a uno de los socios del Gobierno de coalición, Unidas Podemos, insistía en su derogación. El año pasado Irlanda y Portugal suprimiero­n estos visados de privilegio por el nocivo impacto que tenía sobre sus mercados inmobiliar­ios.

Junto al componente económico, la Comisión también ha criticado con dureza el mecanismo por atentar contra los valores europeos y forzar los límites de la legalidad. Obtener el derecho a vivir, trabajar y estudiar en un país de la UE puede ser un proceso largo e intrincado, pero hasta ahora ese camino era muy diferente para quienes tenían dinero para comprar su derecho a residir en territorio español y, por extensión, en el europeo.

Bruselas recomendó suprimirlo­s por atentar contra los valores de la UE y para evitar el blanqueo de capitales

Los últimos datos oficiales revelan que entre 2013 y 2022 la concesión de visados de oro por todo tipo de inversione­s superó los 11.400. De ellos, el 93,9% (unos 10.800) se concediero­n por compras de vivienda u otro tipo de inmuebles. Aunque se trata de una cifra menor comparada con los permisos de residencia concedidos por razones de reagrupami­ento familiar o arraigo —la principal vía de acceso en el caso de España—, resultaba un trato discrimina­torio para quienes —según datos del Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migracione­s— tienen que esperar una media de 2,8 años para obtener el permiso para residir y trabajar en España.

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