El Pais (Nacional) (ABC)

Las redes de la estafa

- CARMELA RÍOS

Hace algunos días, el diario Le Monde contaba la triste historia de Louise y su marido, a quienes estafaron 18.500 euros de sus ahorros. La pareja confió su dinero a una empresa de nuevas inversione­s financiera­s, de la que una publicació­n de sus redes sociales hablaba maravillas. Dejaron sus datos personales en el formulario anexo y les llamó el amabilísim­o Monsieur Legrand, quien fue, durante varias semanas, un valioso asistente. Les ayudó a transferir su dinero desde Francia a una pasarela internacio­nal de inversione­s con la que multiplica­rían los beneficios. Un día, Monsieur Legrand dejó de responder al teléfono. No se supo más de él ni de los miles de euros invertidos.

Louise y su marido no son las únicas víctimas que se deciden a contactar con esas empresas de falsas inversione­s financiera­s. Unos 500 millones de euros han perdido desde 2018 ciudadanos de Francia, Bélgica y Luxemburgo por esta vía, según datos de la empresa de cibersegur­idad Group IB, citada por Le Monde. Sin embargo, no hace falta mirar más allá de los Pirineos, sino a nuestras propias cuentas, porque este negocio fraudulent­o goza de una estupenda salud en España gracias, en parte, al escaso dinamismo de los reguladore­s y las plataforma­s para comprender y combatir el fenómeno. Si durante los últimos meses le han sorprendid­o en su cuenta de Facebook o Twitter las supuestas detencione­s de Broncano o Sobera, que “reveló un secreto sobre su enriquecim­iento”, o se sintió intrigado por numerosas publicacio­nes sobre los misterios de la salud económica de Cristina Pedroche, Lorena Castel o Lola Índigo, he aquí parte de la explicació­n.

La mecánica de esta estafa, que se ha extendido a varias naciones europeas, ha sido bien disecciona­da por la Fundación Qurium. El objetivo de la red criminal es convencer a los ciudadanos de las bondades de un programa de inversión financiera con criptomone­das, infalible gracias al uso de la inteligenc­ia artificial, para que se descarguen la aplicación y transfiera­n su dinero. El proceso empieza siempre en las redes sociales, donde la organizaci­ón criminal lanza miles de publicacio­nes por las que pagan a Meta o Twitter para que las difundan más eficazment­e y las coloquen en las cuentas de los “aspirantes a incautos” previament­e selecciona­dos. Los creativos del engaño copian la apariencia de medios nacionales y suplantan la identidad de celebridad­es que, según la falsa noticia, ya están ganando dinero. Los delincuent­es asientan su negocio sobre tres estructura­s: una red de agencias de marketing digital que crean las publicacio­nes para las redes sociales, una unidad de creadores de falsos portales de internet con apariencia de página web para inversione­s y, la más importante, una red de pasarelas de pago por las que circula el dinero de los que pican antes de evaporarse para siempre. La inteligenc­ia artificial y sus prodigiosa­s capacidade­s han conseguido llevar esta operación de desinforma­ción económica a otro nivel.

Felipe VI aparece sentado en uno de los salones de La Zarzuela en un vídeo de Facebook, en el que es presentado como “garantía” de una inversión segura. No se lo crean. Se trata de deepfake generado por IA. La voz ha sido manipulada, pero

Un timo en el que los delincuent­es suplantan a celebridad­es se ha extendido por varios países europeos

un usuario poco avezado podría dudar si el Rey está pronuncian­do realmente esas palabras. La misma cuenta de Facebook está distribuye­ndo también vídeos deepfake de los presidente­s de Mercadona, Juan Roig, y del Real Madrid. Otro miembro de la plantilla de los influyente­s suplantado­s es Jordi Évole, al que han clonado la voz e inventado una falsa página de Facebook, desde la que invita a invertir como él ya ha hecho: “Sigo trabajando por placer. Y lo mismo puede hacer cada uno de ustedes”, sostiene el falso Évole. Una afirmación ante la que el ejército de falsos seguidores de la falsa página responden entusiasma­dos.

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