Puig se lanza a Bolsa para captar más de 2.500 millones
El grupo busca un núcleo duro de fondos en la mayor colocación bursátil desde 2015
Puig oficializó ayery sus planes para salir a Bolsa. La compañía de cosméticos anunció que espera saltar al parqué a través de una ampliación de capital, por 1.250 millones, lo que en el argot se conoce como una OPS (oferta pública de suscripción de acciones), en combinación de una colocación de parte de los títulos de la familia (una OPV, oferta pública de venta), de los que se desprenderá la patrimonial familiar, Exea. Este tramo será, al menos, de 1.250 millones, si bien la compañía aún no lo ha definido. Esto supondrá que buscan levantar en el mercado por lo menos 2.500 millones. Estas cifras hacen de Puig una de las mayores salidas a Bolsa en España de la última década, la mayor desde 2015, junto a la de Cellnex (2.141 millones) y Aena (4.262 millones). La operación es el primer estreno bursátil en casi dos años y pondrá a prueba el apetito de los mercados de capitales por los neófitos del parqué. Para esta operación, la compañía busca inversores de postín que le garanticen el éxito: ha iniciado conversaciones con grandes fondos internacionales para que actúen como inversores de referencia. Pese a que aún no ha tomado una decisión al respecto, está previsto que la empresa catalana intensifique estas reuniones durante las próximas semanas. Este proceso se conoce en la jerga bursátil como pilot pishing y suele suceder a la publicación del documento conocido como ITF (intención de cotizar, por sus siglas en inglés).
En estas reuniones, Puig exhibirá sus últimas cifras, las mejores de su historia. Según recuerda el documento remitido ayer, cerró
2023 con 4.304 millones de ingresos, un 19% más que el año pasado. El ebitda (o resultado bruto de explotación) se ha situado en los 863 millones y el beneficio neto en los 463 millones, un 16% más, con 1.196 millones de deuda.
La inclusión de uno o varios inversores de este tipo —que habitualmente toman entre el 1% y el 5% de la compañía— se debe incluir en el folleto. Da garantías y suele ser uno de los puntos positivos en el roadshow previsto para finales de mes.
En cualquier caso, quedarán excluidas para este inversor ancla las acciones A, que otorgan cinco derechos de voto. Está previsto que se limiten a la familia fundadora para que no vea diluido su control. La empresa ha diseñado un sistema por el cual cuando una acción empieza a cotizar pierde esos derechos de voto extra y se convierte en una acción de tipo B, con un solo derecho de voto, que serán las que suscriban tanto los inversores ancla como el resto que participen en la OPV.
En virtud del apetito del mercado, la empresa se reserva la opción de incrementar la oferta de acciones en un 15%, en lo que en la jerga bursátil se conoce como green shoe. Tanto la compañía como la familia Puig y esos nuevos accionistas minoritarios se comprometen a no vender sus acciones en 180 días desde la salida a Bolsa, un periodo que se incrementa a 365 días en el caso de los directivos y de algunos empleados, pero solo vinculado a ciertas acciones B.
Goldman Sachs ha trabajado como el asesor financiero exclusivo de la sociedad en el diseño de la operación, y será junto a JP Morgan los coordinadores globales de la transacción. En un segundo escalón trabajan Santander, Bank of America, CaixaBank y BNP Paribas. BBVA y Sabadell están en un tercer escalón. Linklaters, Cuatrecasas y David Polk & Wardwell se encargan de los asuntos legales.
En el marco de la oferta, Puig prevé destinar el importe de la ampliación de capital a refinanciar la deuda de sus dos últimas adquisiciones, Byredo y Charlotte Tilbury, así como el crecimiento futuro de la empresa.
De cara al futuro, la compañía busca potenciar el crecimiento en Asia y también en el negocio del cuidado de la piel. También deja la puerta abierta a seguir realizando adquisiciones, tras la realizada en enero, al hacerse con la enseña Barbara Sturm.