El Pais (Nacional) (ABC)

Netanyahu torpedea la esperanza de lograr una próxima tregua con Hamás

El primer ministro israelí insiste en advertir de que atacará Rafah mientras el grupo fundamenta­lista palestino exige un alto el fuego definitivo en Gaza

- TRINIDAD DEIROS BRONTE

Mientras un equipo negociador de Israel sigue en El Cairo tratando de conseguir un acuerdo de alto el fuego para canjear rehenes con Hamás, el primer ministro del país, Benjamín Netanyahu, visitaba ayer la base militar de Tal Hashomer, en el centro de Israel. Su público eran reclutas del servicio militar, la mayoría adolescent­es, que escucharon cómo Netanyahu se comprometí­a de nuevo a destruir todas las brigadas de Hamás, “incluyendo las de Rafah”, una nueva alusión a la ciudad meridional donde se hacinan 1,4 millones de desplazado­s de una población total de 2,2 millones de gazatíes. Esta declaració­n, que se suma al anuncio del primer ministro la víspera de que esa invasión ya tiene fecha, complican la consecució­n de un acuerdo que Israel y Hamás negocian en la capital egipcia.

El pacto no solo debería permitir un nuevo canje de alguno de los 133 rehenes israelíes que siguen, vivos o muertos, en Gaza por presos palestinos, sino un alto el fuego que Hamás quiere definitivo y que constituye uno de los principale­s escollos de las negociacio­nes. Ayer, un portavoz del movimiento fundamenta­lista,

Sami Abu Zahry, contó a la cadena Al Jazeera que las declaracio­nes de Netanyahu les han llevado a plantearse “dudas sobre el propósito de reanudar las negociacio­nes”. “El éxito de cualquier negociació­n depende del fin de la agresión [la guerra] contra nuestro pueblo”, afirmó Zahry. Los negociador­es del movimiento fundamenta­lista en El Cairo han tildado además de “intransige­nte” la postura israelí. Hamás ha dicho que la propuesta que han recibido de Israel para una nueva tregua no cumple ninguna de sus demandas, aunque se han comprometi­do a estudiarla, según Reuters.

Mientras, el secretario de Estado de EE UU, Antony Blinken, negó ayer en una rueda de prensa conjunta con su homólogo británico, David Cameron, en Washington, estar al corriente de esa supuesta fecha para la invasión de la ciudad palestina, según Reuters. “Los israelíes no nos han comunicado una fecha para ninguna operación en Rafah”, aseguró el jefe de la diplomacia estadounid­ense. “Al contrario, lo que tenemos es una conversaci­ón en curso con Israel”, afirmó Blinken en alusión a una negociació­n al respecto, que tendrá lugar en un par de semanas, según confirmó la Casa Blanca.

El secretario de Estado precisó luego: “El presidente [Joe Biden] ha sido muy claro acerca de nuestras preocupaci­ones sobre la capacidad de Israel para sacar a los civiles del peligro, cuidarlos y llevar a cabo cualquier tipo de operación militar importante que no perjudique a los civiles”. El ministro de Defensa israelí, Yoav Gallant, también aseguró ayer a su homólogo estadounid­ense, Austin Lloyd, que su país no ha fijado un día para esa invasión.

Blinken también aludió a la oferta que se ha hecho a la delegación de Hamás en El Cairo. La definió como “muy seria” y aseguró que permitiría “avanzar de inmediato y conseguir un alto el fuego que beneficiar­ía también a la población de toda Gaza y, por supuesto, devolvería a los rehenes a casa”. La pelota “está ahora en el tejado de Hamás”, concluyó el secretario de Estado.

Esa propuesta recoge seis semanas de alto el fuego y la liberación de 40 rehenes a cambio de unos 900 presos palestinos. Según The Washington Post, también incluye el retorno de 150.000 palestinos al norte de Gaza. Antes de la guerra, solamente en la capital gazatí vivían casi 600.000 personas.

Las amenazas de Netanyahu no difieren mucho de las que lleva profiriend­o más de cuatro semanas. Sus palabras pueden ser además interpreta­das como un intento de apaciguar a sus belicosos socios ultraderec­histas del Gobierno, que han amenazado con retirarle su apoyo si no ataca Rafah. Otra hipótesis es que ese recordator­io constante de que Israel no renuncia a esa invasión — que hace temer a EE UU que cause una enorme masacre— es una forma de presionar a Hamás de cara a la negociació­n.

Una noticia reflejada por la prensa israelí ha aumentado la inquietud sobre la posibilida­d de que esas amenazas terminen por hacerse realidad. El Ministerio de Defensa de Israel ha publicado una licitación para adquirir 40.000 tiendas de campaña con capacidad para 12 ocupantes cada una, en las que podría acomodar a 480.000 personas. Un funcionari­o israelí citado por Associated Press confirmó que esas tiendas están destinadas a acoger a una parte de los gazatíes que ahora se refugian en Rafah.

La insistenci­a de Netanyahu en la invasión de Rafah ha roto con el cauto optimismo que imperaba el lunes sobre el acuerdo para una nueva tregua con Hamás, sobre todo después de que el domingo Israel anunciara la retirada de todas sus tropas terrestres del sur de la Franja.

Rehenes para Pascua

En la encrucijad­a de satisfacer, por un lado, a sus socios ultraderec­histas y, por otro, a las familias de los rehenes que le reclaman el pacto, el primer ministro parece haberse inclinado por la primera opción, la que le garantiza a corto plazo su superviven­cia política. El ministro de Seguridad Nacional, Itamar Ben Gvir, le había advertido este lunes de que “no tendría mandato para continuar como primer ministro” si “decidía poner fin a la guerra sin un ataque extenso contra Rafah para derrotar a Hamás”.

Con ese frente contenido, al menos de momento, Netanyahu se enfrentaba ayer tarde al otro que tiene activo: el de las familias de los rehenes y el amplio apoyo popular que sus reivindica­ciones suscitan. Esas familias se congregaro­n ante la sede de la oficina del primer ministro, en Jerusalén, donde se reunía el Gobierno, con un lema: “El acuerdo debe ser aprobado”. Incluso le han dado al primer ministro un plazo: “Los rehenes deben ser liberados antes de la Pascua Judía, las vacaciones de la liberación”, dijeron los familiares de los secuestrad­os. Esa festividad, que conmemora el éxodo de los judíos de Egipto, se celebra este año entre el 22 y el 29 de abril. En la primera y efímera tregua de finales de noviembre, 105 rehenes fueron liberados a cambio de la excarcelac­ión de 240 presos palestinos.

A las presiones de los rehenes sobre Netanyahu, se suma la siempre relativa de EE UU a su aliado. Washington sigue proporcion­ando todo tipo de apoyo político y diplomátic­o a Israel, y, sobre todo, le envía las armas que luego ese país usa en Gaza. Aun así, en las últimas semanas, la Administra­ción de Joe Biden ha ido subiendo ligerament­e el tono contra Netanyahu, especialme­nte tras el ataque que mató a siete cooperante­s de World Central Kitchen, uno de ellos estadounid­ense, el pasado 1 de abril. Solo tras una tensa conversaci­ón con Biden el pasado jueves, el primer ministro israelí se avino a permitir el paso de más ayuda humanitari­a para Gaza.

Hamás, por su parte, se sienta en la mesa de negociació­n de El Cairo con una única baza: los 133 rehenes que siguen en Gaza, vivos o muertos, y no renunciará fácilmente a ella por un alto el fuego momentáneo que dé paso a la anunciada invasión de Rafah.

Los israelíes no nos han comunicado una fecha para ninguna operación contra la ciudad gazatí” Antony Blinken

Secretario de Estado de EE UU

 ?? MAHMOUD ISSA (REUTERS) ?? Ciudadanos palestinos hacían compras ayer en el norte de Gaza para festejar el final del Ramadán.
MAHMOUD ISSA (REUTERS) Ciudadanos palestinos hacían compras ayer en el norte de Gaza para festejar el final del Ramadán.

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