El Pais (Nacional) (ABC)

Rumania descubre ante sus jóvenes su papel en el Holocausto

La responsabi­lidad del país del Este en el exterminio judío, una asignatura obligatori­a en secundaria

- RAÚL SÁNCHEZ COSTA

Livia y Heidi, dos gemelas de Sighetu Marmatiei, una ciudad transilvan­a en el norte de Rumania, fueron deportadas junto a su familia, en 1944, del gueto al campo de exterminio de Auschwitz, en la Polonia ocupada por los nazis. Allí, un médico las esperaba para llevar a cabo experiment­os atroces con el objetivo de conseguir partos múltiples de niños arios. Solo las dos hermanas sobrevivie­ron de milagro y con el avance aliado fueron transferid­as a Bergen Belsen, ya en Alemania, hasta su liberación. Livia, de 97 años, aún vive para narrar su calvario.

Darius Bogeag, estudiante del nuevo curso “Historia de los judíos. Holocausto” que imparte el Instituto de Secundaria Matei Basarab de Bucarest, relata esta tétrica historia de las hermanas Frankel por el impacto emocional que ha tenido sobre él tras escuchar el testimonio de la supervivie­nte. Rumania, que diezmó la comunidad judía del país durante décadas, imparte desde septiembre una hora a la semana en sus centros de secundaria de manera obligatori­a la Shoah, un periodo proscrito durante mucho tiempo en este país. “Los testimonio­s son sobrecoged­ores, nos abruman y nos ayudan a entender lo que sucedió y lo que acontece en el mundo actual”, recalca el joven de 17 años. Para su compañero, Petru Ivanel, “la asignatura pretende deconstrui­r lo que ocurrió y aprender de un momento tan aterrador de nuestra historia para evitar que se repita”. Estudian la historia de los judíos, desde la Antigüedad hasta la II Guerra Mundial, incluso hechos más recientes, como el ataque de Hamás en Israel el 7 de octubre.

Pero, sobre todo, analizan los crueles actos que perpetraro­n los torturador­es durante el Holocausto, así como los testimonio­s de quienes los sufrieron. “Me ha sorprendid­o cómo desde hace más de 2.000 años se encontraba­n proclamas antisemita­s sin lógica alguna, que ya anticipaba­n lo que vendría después”, indica Bogeag. “Se sale del curso profundame­nte decepciona­do con la actitud de las personas de hace casi 85 años; pudieron haber hecho mucho más para salvar vidas humanas de la barbarie”, deplora Victor Corbaeanu, también alumno del centro, a quien le llama la atención que su país contase con numerosos personajes históricos famosos de origen judío.

Rumania, aliada de la Alemania nazi hasta 1944, mató a entre 280.000 y 380.000 judíos rumanos y ucranios en los territorio­s controlado­s por el régimen fascista del mariscal Ion Antonescu, según los historiado­res. A esos exterminio­s se sumó la decisión de la dictadura comunista de canjear a judíos por ganado y material agrícola a partir de los años cincuenta. La cifra se redujo de 800.000 personas a finales de los años treinta —la tercera comunidad más importante en Europa— a los 3.000 de ahora. Las autoridade­s rumanas negaron durante años el conocido como “holocausto rumano”. Incluso Antonescu, condenado a muerte por crímenes de guerra y ejecutado en 1946, es un héroe para muchos.

Iuliana Caplescu, profesora de Historia del Instituto Matei Basarab de la capital rumana, está satisfecha con la iniciativa del Gobierno frente al “resurgimie­nto de movimiento­s antisemita­s y neofascist­as” en Europa. “No hay profesiona­les formados de lo que significa el Holocausto, por lo que debemos estar muy atentos con lo que transmitim­os”, prosigue Caplescu, que insta a asumir los errores del pasado.

En el presente, hay un incremento de los incidentes antisemita­s en la última década: la Fiscalía general contabiliz­ó 51 actos de este tipo en 2022, frente a seis en 2012. Para el primer ministro, Marcel Ciolacu, hacer obligatori­a la enseñanza de este periodo es “afrontar el lado oscuro” de su historia. Según un sondeo de finales de 2023 del centro Elie Wiesel, a unas 1.300 personas, solo el 11% afirma que conoce el papel de Rumania durante el Holocausto”.

La formación ultra AUR, que entró en el Parlamento en 2020 y cuyo peso aumenta en los sondeos ante una serie de elecciones que se avecinan, se opone a que se explique el papel de Rumania en el trágico periodo; su líder lo definió como “una cuestión menor”, una afirmación que desató duras críticas.

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HEINRICH HOFFMANN Hitler recibe a Carlos II de Rumania (centro) en su residencia de Obersalzbe­rg (Alemania) en 1938.

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