Alegrías, traumas y batallas de la generación Z
La serie ‘Red Flags’ retrata los problemas de cuatro adolescentes, de su relación con las redes sociales a la identidad de género o el racismo
Red Flags se presenta casi como un documento antropológico de la juventud actual. A través de cuatro personajes de entre 17 y 18 años, la serie de Atresplayer, estrenada el domingo, sintetiza todos los temores y alegrías que acarrea ser un chaval en el siglo XXI. Seis episodios que sirven para tener un panorama de lo que caracteriza a la llamada generación Z: géneros diversos, difuminación de la frontera entre lo real y lo virtual, relaciones 2.0, identidad sexual, reivindicación de cuerpos no normativos... Es una producción muy propia de su tiempo, pero que también aborda los problemas atemporales a los que se enfrenta un adolescente de cualquier época, como la presión social, el racismo o la homofobia.
“Es una generación a la que le tengo mucha admiración. No les vale cómo ha sido construida la sociedad y quieren reconstruirla con otros valores. Eso me parece muy valioso, aunque se les critique por ello”, sostiene su creador, Nando López (Barcelona, 46 años). El escritor es un anatomista de la juventud, una tarea que se propuso después de 10 años como profesor de bachillerato. Las experiencias que obtuvo entonces y las charlas que brinda regularmente le ayudan a crear a los personajes de sus libros. En Red Flags son cuatro: Walter (interpretado por Ibrahima Kone), hijo de una africana que es empujado por sus amigos para que pierda su virginidad; Toni (Diego Rey), gay que no sabe cómo digerir una traumática experiencia sexual; Luna (Iria del Valle), incómoda en su grupo de amigos clasistas y conservadores, y Érika (Mar Isern), quien se siente insegura con su cuerpo después de sufrir acoso en las redes.
“La adolescencia actual ha avanzado en derechos del colectivo LGBTI y en la lucha antirracista y feminista. Es una generación con una alta conciencia social, posiblemente superior a las anteriores, pero todavía hay mucho por pelear”.
Una de estas batallas es la homofobia estructural, arraigada en la sociedad y transversal a todas las épocas. Ya era el tema principal de la serie La edad de la ira, basada en su libro homónimo. Al igual que aquella, Red Flags es una oda a la libertad que comienza en la adolescencia, etapa en la que se evidencian más problemas como la gordofobia o el acoso en redes.
López quería también reflejar cómo se construye la comunicación en espacios virtuales. En la serie, se representa con mensajes de chats que invaden la pantalla o planos que se cambian por vídeos de Instagram. “No se puede hablar de la adolescencia actual sin hablar de las redes. No hay frontera entre lo real y lo digital, lo que te ocurre y duele en la vida real afecta a lo virtual y viceversa”. No obstante, López cree que las redes pueden servir de refugio; de hecho, los cuatro protagonistas se conocen en un grupo de Instagram.
Red Flags, confiesa López, está pensada para el público al que retrata, pero también le interesa llegar a otras generaciones. “Ojalá sirva para que la generación más adulta se pare a pensar que a lo mejor ha olvidado lo difícil que era tener 16 años. La adolescencia duele mucho”.