El Pais (Nacional) (ABC)

Los piratas somalíes resurgen en el Índico a la sombra de la crisis en el mar Rojo

En los últimos meses se han registrado asaltos a tres buques mercantes y uno de ellos sigue controlado por sus captores

- MARC ESPAÑOL

La mañana del pasado 15 de marzo, un destructor de la marina india desplegado en el mar Arábigo confirmó mediante un dron la presencia de hombres armados a bordo del granelero MV Ruen, secuestrad­o en diciembre cerca de la isla yemení de Socotra desde un barco iraní. Lo que siguió fue una misión de 40 horas en la que participar­on un buque patrulla, otro dron, un avión de reconocimi­ento y comandos de la infantería del ejército indio. Al final, el grupo que había tomado el buque mercante, de bandera maltesa, se vio forzado a rendirse, se entregó y liberó tanto al barco como a su tripulació­n, que seguía en la nave.

Quienes secuestrar­on el MV Ruen, sin embargo, no fueron combatient­es de ningún grupo yemení, sino piratas somalíes, que desde noviembre han resurgido en el mar Arábigo, coincidien­do con (o aprovechan­do) la alteración del tráfico marítimo en el mar Rojo y la acumulació­n de fuerzas militares en aquellas aguas por los ataques del movimiento hutí de Yemen. En los últimos meses, han asaltado tres buques mercantes. Uno de ellos sigue controlado por los piratas; 18 naves menores han sido secuestrad­as, de las que 7 continúan en manos de los captores, y varios barcos más han registrado acercamien­tos sospechoso­s e intentos de abordaje, según datos de la misión militar contra la piratería liderada en la región por la Unión Europea bautizada como Atalanta.

Los ataques de los hutíes en el sur del mar Rojo, por donde navegaba en torno al 15% del comercio marítimo mundial antes de la crisis actual, han conducido a las principale­s navieras del mundo a desviar a sus buques y circunnave­gar toda África. Hasta finales de marzo, la navegación a través del estrecho de Bab el Mandeb, entre los mares Rojo y Arábigo, cayó un 60% interanual, mientras que por el cabo de Buena Esperanza aumentó un 90%, según la plataforma de seguimient­o del comercio marítimo PortWatch.

La mayoría de expertos consideran que los piratas somalíes están lejos de representa­r una amenaza similar a la de hace más de una década. Pero su reaparició­n en plena crisis en el mar Rojo ha generado preocupaci­ón. “Desde el momento en que los hutíes empezaron a atacar barcos en el mar Rojo, los casos de piratería han aumentado bastante”, constata Shekhar Sinha, ex vicealmira­nte de la armada india a cargo de las fuerzas navales en el mar Arábigo entre el 2012 y el 2014. “Antes de que los hutíes empezaran, la piratería estaba totalmente controlada”, señala. Actualment­e, expertos y grupos de monitoreo señalan que lo más probable es que existan entre dos y cuatro grupos organizado­s de piratas activos en la zona y con sus bases en el Estado federal somalí de Puntlandia, ubicado en la estratégic­a punta del Cuerno de África. Se trata de una región con una larga tradición pesquera, que desde hace años se ha visto perjudicad­a por la sobrepesca de empresas extranjera­s y la larga guerra civil de Somalia. En el último año, Puntlandia también ha sufrido una creciente inestabili­dad política, que se señala como posible causa de la reactivaci­ón inicial de las redes de piratas.

Hasta la fecha se han producido dos grandes tipos de ataque, señala Borer Louis, analista de la consultora de riesgos de seguridad para operadores marítimos Risk Intelligen­ce. Por un lado, acciones vinculadas a las actividade­s de pesca ilegal, que han tenido lugar cerca de las costas somalíes y, por el otro, asaltos de mayor envergadur­a, como los secuestros de buques mercantes a mayores distancias mar adentro, que no se producían desde 2017.

Louis explica que el primer tipo de ataques los pueden efectuar pescadores, mientras que en los de mayor alcance suelen participar piratas más profesiona­les y estructura­dos, con experienci­a o implicados en actividade­s de tráfico ilegal en mar o tierra, y relacionad­os con grupos armados locales. Su modus operandi suele ser más sofisticad­o, con asaltos desde buques nodriza a menudo secuestrad­os previament­e y el uso de armas relativame­nte avanzadas y sistemas de navegación.

La misión Atalanta ha identifica­do asimismo en los últimos meses varios posibles campamento­s piratas en las costas somalíes, donde se suelen llevar los buques capturados para retenerlos mientras negocian un rescate.

El país que más se ha movilizado para frenar el repunte de la piratería ha sido la India, que cuenta con el mayor despliegue naval en aguas del mar Arábigo. Raj Mohabeer, director de la secretaría general de la Comisión del Océano Índico (COI), una organizaci­ón interguber­namental de los Estados insulares del suroeste del Índico, asegura que la intervenci­ón de este país es un buen paso.

El tráfico marítimo por el sur de África aumenta y se reduce en el Arábigo

El país que más se ha movilizado para frenar la insegurida­d es la India

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A. H. (REUTERS) La Policía Marítima de Puntlandia patrullaba la costa de Bosaso, en el golfo de Adén, el 30 de enero.

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