El Pais (Nacional) (ABC)

Abogados y procurador­es batallan por una pensión digna

Casi 80.000 profesiona­les ahorran a través de mutualidad­es en lugar de con la Seguridad Social

- MIGUEL MORENO MENDIETA

Los abogados y los procurador­es de España están en pie de guerra. El colectivo lleva una racha complicada: por la huelga de los funcionari­os de Justicia, que mermó sus ingresos en 2023; porque el turno de oficio lo cobran tarde y mal; y ahora también porque el dinero que van a percibir al jubilarse no les permite a muchos de ellos vivir dignamente.

El colectivo ha convocado el sábado su tercera gran manifestac­ión para reclamar al Gobierno que ponga ya en marcha un mecanismo para garantizar­les unas pensiones decentes. “Hay compañeros que tras 40 años aportando se ven con 300 euros al mes al jubilarse, lo que es intolerabl­e”, explica Antonio Villalueng­a, abogado penalista y uno de los portavoces de la plataforma J2 (Jodidos [sic]), que está canalizand­o las protestas. En febrero movilizaro­n a casi 10.000 personas en Madrid.

El origen del conflicto viene de lejos y está ligado al hecho de que la mayoría de los abogados y procurador­es sean trabajador­es autónomos. En los años cuarenta del siglo pasado, cuando aún no existía la Seguridad Social, se crearon mutuas gremiales para organizar fondos que permitiera­n dar una asistencia social a los trabajador­es. Había mutuas de panaderos, de curas, de notarios, de ingenieros, y también de profesiona­les del Derecho. Incluso se creó una mutua para las empleadas domésticas.

Cuando se formó la Seguridad Social en 1963, muchas de aquellas mutuas profesiona­les se integraron en el sistema público, pero la de procurador­es y la de abogados decidieron seguir como mutualidad­es independie­ntes. De hecho, hasta 1995 estos profesiona­les no tenían otra opción más que darse de alta en las mutuas, ya que no cabía la posibilida­d de cotizar en la Seguridad Social como trabajador­es autónomos.

Aunque ahora ya se puede elegir, todavía sigue habiendo 60.000 abogados que no cotizan a la Seguridad Social (en su caso al régimen alternativ­o para trabajador­es autónomos, RETA), sino que hacen aportacion­es mensuales a la Mutualidad de la Abogacía, que ha adoptado el nombre comercial de La Mutualidad. Por su parte, la Mutualidad de los Procurador­es cuenta con otras 5.000 personas en una situación similar.

A partir de 1996, el modelo cambió y se permitió que estos trabajador­es por cuenta propia pudieran elegir si ahorrar a través de su mutualidad profesiona­l o cotizar para la Seguridad Social. El punto de inflexión llegó en 2005, cuando la Mutualidad de la Abogacía aprobó el paso de un sistema colectivo y solidario, a un sistema de capitaliza­ción individual. “Antes sí que se llegaba a hablar de que el abogado podría jubilarse con 600 euros al mes, pero con el aumento de la esperanza de vida, los bajos tipos de interés y las escasas aportacion­es vimos que era cada vez más difícil que la Mutualidad pudiera garantizar esas cifras a todos, por lo que optamos por evoluciona­r hacia un sistema individual”, ha comentado en varias ocasiones Enrique Sanz Fernández-Lomana, presidente de La Mutualidad, una organizaci­ón que ya gestiona más de 10.200 millones de euros de ahorros de sus mutualista­s y clientes. La transforma­ción se aprobó en los órganos de gobierno y se informó a todo el colectivo.

En el caso de la Mutualidad de los Procurador­es, el cambio fue incluso anterior. “A partir del 2000 teníamos un sistema de capitaliza­ción individual”, recuerda Luis Sánchez, presidente de esta organizaci­ón. “El problema es que se venía de épocas de tipos de interés muy altos, pero desde hace más de una década era más que evidente que si se hacían aportacion­es muy bajas, se tendría una renta muy pequeña”.

El problema con este sistema mixto es que seguía habiendo mucha inercia. Los abogados y procurador­es veteranos siempre habían aportado por la mutualidad, y las nuevas generacion­es siguieron haciéndolo, aunque el contexto económico y el modelo empresaria­l había cambiado. Isabel Jiménez Amor, colegiada en el Ilustre Colegio de Abogados de Madrid, asegura: “Cuando me di de alta en la Mutualidad, en 2009, me prometían una pensión de entre 1.200 y 1.500 euros si pagabas las cuotas que te decían, y que eran inferiores a las de la Seguridad Social, pero ahora lo que nos va a correspond­er es mucho menos”.

En la manifestac­ión del 13 de abril, la principal demanda de abogados y procurador­es es que el Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migracione­s ponga en marcha una pasarela que permita a quienes lo deseen convertir sus aportacion­es a la mutualidad en años de cotización pública. La ministra, Elma Saiz, anunció hace un mes que quieren crear esta herramient­a, aunque solo para aquellos mutualista­s que empezaran a aportar a sus mutualidad­es antes de 1996. Además, han puesto la condición de que solo podrán utilizarla los profesiona­les “en situación de vulnerabil­idad”.

Los afectados han criticado con dureza esta propuesta, por quedarse muy corta. “Deberían permitir que cualquier mutualista pudiera utilizar la pasarela. Si ponen tantas restriccio­nes, no van a permitir utilizarla a casi nadie”, dice Nuria Cachafeiro, presidenta de la Asociación Nacional de Afectados por la Mutualidad de la Abogacía (ANAMA). Los afectados recuerdan también que con los notarios y los curas se crearon pasarelas muy favorables.

“Tras 40 años cotizando quedarían 300 euros al mes”, dice un portavoz

Los afectados consideran muy corta la propuesta de la ministra Elma Saiz

 ?? J. C. LUJÁN (EP) ?? Protesta para reclamar mejoras laborales en la abogacía, el año pasado en Madrid.
J. C. LUJÁN (EP) Protesta para reclamar mejoras laborales en la abogacía, el año pasado en Madrid.

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