Rato aprovecha su declaración para atacar a la Fiscalía Anticorrupción
El exvicepresidente acusa al organismo de “prácticas inquisitoriales”
Rodrigo Rato se desató ayer durante la segunda jornada dedicada a su interrogatorio en el juicio que acoge la Audiencia Provincial de Madrid sobre el supuesto origen ilícito de su fortuna. El exdirector gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), que ocupó el cargo de vicepresidente durante los gobiernos de José María Aznar (PP), estalló contra la Fiscalía Anticorrupción, a la que atribuye la puesta en marcha de “prácticas inquisitoriales” contra él. En un momento de su declaración y tras lanzar varios dardos contra las acusaciones, el expolítico y exbanquero se ha enganchado con la representante del ministerio público: “¡El respeto se gana!”, le ha recriminado a la fiscal.
Hasta ese instante, la sesión se había desarrollado con relativa normalidad. A preguntas de su abogada, el exdirigente del PP volvió a defender su inocencia, aunque subió el tono respecto al día anterior, cuando ya se negó a contestar a las preguntas de Anticorrupción y de la Abogacía del Estado.
Con muchísimos más reproches, Rato arremetió ayer de forma reiterada contras los investigadores: definió las acusaciones de la Fiscalía como “literatura cursi”. El ministerio público le pide una pena de cerca de 70 años de cárcel por el supuesto fraude de más de 8,5 millones de euros. La tensión explotó después de que el exbanquero lamentase que todos los presentes llevasen años dedicando el tiempo a este caso. “Los que nos tienen ocupados son estos señores”, exclamó, mientras apuntaba con el dedo a las acusaciones, formadas por Anticorrupción y la Abogacía del Estado.
La fiscal Elena Lorente le recriminó esta actitud: “Apuntar directamente, al menos, a esta acusación… Creo que se nos debe el debido respeto”.
—Bueno, eso depende de lo que cada cual opine, señora fiscal. ¡El respeto se gana! Y, después de nueve años, yo tengo el respeto con usted que tengo que tener—, saltó de inmediato el exvicepresidente.
—No vamos a entrar en discusiones aquí—, zanjó la presidenta del tribunal para calmar los ánimos.
—Bueno, pues muy bien, pero vamos a poner a cada cual en su sitio—, ha seguido Rato. “Eso depende de lo que cada cual opine, señora fiscal. ¡El respeto se gana!”, replicó el acusado. Al igual que durante la primera parte de su declaración el miércoles, Rato cargó contra la Fiscalía y los inspectores de Hacienda, a los que acusa de orquestar una “ficción”: “Es demencial”, criticó, antes de atribuir al ministerio público “prácticas inquisitoriales”.
Según sostuvo, él se ve obligado a demostrar en este proceso la falsedad de las imputaciones que se vierten en su contra, como el uso de testaferros para ocultar su fortuna.
“¿Por qué tengo que demostrar que no soy una persona? Esto de que yo tenga que demostrar que no soy una señora con una sicav [sociedad de inversión de capital variable] en Miami...”, se ha defendido el expolítico, que ha cargado en varias ocasiones contra la Agencia Tributaria por no tratarle en “igualdad de condiciones” en comparación con otros contribuyentes. Según ha remachado, la Oficina Nacional de Investigación del Fraude (ONIF) lo “discrimina”. “Estamos consumiendo horas de todos nosotros hablando de fabulaciones incitadas por la Fiscalía. Horas, horas y horas...”, protestó el exdirector del FMI.
En otro momento de la declaración, Rato achacó a las acusaciones un desconocimiento del funcionamiento del sistema financiero. Así, en respuesta a una pregunta de su abogada, que le mostró un documento que obra en el sumario sobre el movimiento de una de sus cuentas con distintas divisas, señaló con sorna: “Inglaterra tiene una moneda que se llama la libra y España tiene una moneda que se llama el euro, que cotizan distinto. Y unas veces, una sube; y, otras veces, una baja. Y como se ha puesto de relieve aquí, durante los 19 días de periciales, esta cantidad es exactamente la misma en libras trasladada en euros o viceversa”. “Que la Administración española nos pida respeto y no sepa que la cotización de las monedas cambia, pues qué quiere que le diga, no se lo puedo tener”, espetó el otrora presidente de Caja Madrid y Bankia.
Regularización de fondos
La sesión de ayer de la vista oral comenzó sobre las 09.30. El juicio se reanudó directamente con la regularización de fondos que hizo Rato en 2012, cuando se acogió a la amnistía fiscal que impulsó el Gobierno popular de Mariano Rajoy. El exministro de Economía de Aznar, que el miércoles aseguró que parte de su fortuna procedía de una herencia de su padre que mantenía fuera de España, explicó que su intención era “repatriar el dinero” que guardaba en el extranjero y que “no tenía la sensación de estar ocultando nada”. “Nada más que la titularidad”. “Eso lo reconozco”, añadió.
En esta línea, sostuvo que, a su regreso a España en 2008 tras dejar el Fondo Monetario Internacional, tenía tres sociedades en el extranjero —Westcastle, Red Rose Finantial y Vivaway— con poca rentabilidad y que, dado que en ese momento no se lo había comunicado a la Agencia Tributaria, decidió sumarse en 2012 a la amnistía fiscal, al igual que otras “75.000 personas”.
Para entonces, el exvicepresidente ya se encontraba investigado en la Audiencia Nacional por su implicación en el caso Bankia y, según dijo, esta situación propició que decidiera repatriar su patrimonio. Según afirmó, ese sumario le podía suponer consecuencias de responsabilidad civil y, aunque podría haber optado por “salvaguardar sus bienes” fuera del país, decidió no hacerlo.
La última fase del interrogatorio a Rato (a su abogada todavía le quedan preguntas por hacer) se ha reservado para el lunes. El tribunal aceptó la petición del exvicepresidente del Gobierno de empezar un nuevo bloque de preguntas en otra sesión, después de constatar que se encontraba “muy cansado”.
Será el tercer día de juicio que se dedique a su declaración. Mientras tanto, la vista oral continuó con la breve declaración del excuñado de Rato, Santiago Alarcó, quien solo ha contestado a las preguntas de su abogado y ha asegurado que ni conocía, ni gestionó ninguna cuenta ni empresa de Rato, ya que “no tenía poder de nada”.
El exministro acusó a los inspectores de orquestar una “ficción” contra él
“No tenía la sensación de estar ocultando nada”, dijo del capital en el extranjero