El Pais (Nacional) (ABC)

Servando Rocha, un idealista en un Madrid “lleno de fantasmas”

El escritor y editor criticó la gestión del Gobierno de Díaz Ayuso en su discurso durante la presentaci­ón de La Noche de los Libros

- SERGIO C. FANJUL

“Hoy en Madrid el único género literario posible es el relato de terror”, dijo el escritor y editor Servando Rocha (Santa Cruz de La Palma, 49 años) en un lugar donde este tipo de discursos no se espera: la presentaci­ón de La Noche de los Libros de Madrid, que tendrá lugar el próximo viernes. Estaban presentes cargos como Mariano de Paco, consejero de Cultura de la Comunidad de Madrid, que preside Isabel Díaz Ayuso, o Bartolomé González, director general de Patrimonio Cultural y Oficina del Español. El discurso de Rocha cosechó un silencio sepulcral, miradas al suelo, piernas inquietas, algún aspaviento sordo por el fondo.

Una de las cosas que indignaron al escritor fue el lema del evento: “Una casa para siempre”. Se lo pusieron fácil: “¿Para qué tenemos libros si no tenemos casa, sin una habitación propia como decía Virginia Woolf? Madrid es hoy una ciudad poblada de fantasmas, porque, ¿qué son si no los fantasmas, sino presencias que ya no están, pero que sin embargo siguen estando ahí?”. Se refería a las personas desahuciad­as, a los vecinos expulsados, y también a los más de 7.200 muertos en las residencia­s durante la aplicación de los llamados protocolos de la vergüenza en la pandemia. Habló del “terrorismo inmobiliar­io, bendecido y tolerado por quienes gobiernan esta ciudad”. La respuesta fue fría. El calor le llegó de las redes, donde su discurso se viralizó a través de eldiario.es, y también se hizo patente en cientos de mensajes de agradecimi­ento. Rocha no se quedó al canapé.

“No lo medité mucho, sentí que era lo que tenía que decir”, dice ahora Rocha con su pasión caracterís­tica. Recibe en las oficinas de su editorial, La Felguera, en Carabanche­l. “Es muy grave lo que ha pasado y lo que está pasando”, añade, y defiende que ni siquiera fue una cuestión de opinión, sino de mostrar hechos comprobado­s, como son los desahucios y las muertes en las residencia­s. “Tampoco creo que los escritores estemos obligados moralmente a hacer crítica política, pero la cultura no puede ser un lugar donde no se digan las cosas por miedo a represalia­s”.

Rocha es editor, junto a Beatriz Egea, de La Felguera, una rara avis en el mundo editorial que mezcla cuidados diseños con asuntos rarísimos. Por ejemplo, la política radical y contracult­ural, como sus libros sobre grupos como la Angry Brigade o los Motherfuck­ers. La psicogeogr­afía, en la obra del británico Iain Sinclair o, sin irnos tan lejos, en la del paseante de los barrios bajos Pío Baroja. También la historia subterráne­a de España, en el volumen coral de próxima aparición Una, grande y rara, que tiene como portada la foto de José María Aznar disfrazado del Cid, obra de Luis Magán para este periódico.

Rocha estudió Derecho, algo no tan común en alguien con sus intereses y criado en el caldo de cultivo del punk. “Era por una visión idealista, entré con ganas de cambiar las cosas”, dice. Y, de hecho, su ejercicio de la profesión siempre tuvo una vertiente social: defendió a presos, a okupas, estuvo en el turno de oficio. Su número de teléfono era el que los manifestan­tes se pintaban en la mano por si acababan en el calabozo. Su posterior especializ­ación en propiedad intelectua­l y derechos de autor le fue muy útil en el mundo editorial.

Ejerció durante 18 años, mientras iba escribiend­o sus primeros libros y poniendo en pie, desde 1996, el Colectivo de Trabajador­es Culturales La Felguera, nombre que tomó del pueblo de la cuenca minera asturiana de fuerte raigambre anarquista que nunca había visitado. “Buena parte de mis primeros libros los escribí mientras viajaba a los juzgados o a la cárcel”, recuerda.

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Servando Rocha, el miércoles.

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