El Pais (Nacional) (ABC)

Toque de atención del FMI

El Fondo Monetario Internacio­nal certifica el crecimient­o de la economía española, pero ve un obstáculo en la fragmentac­ión política

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EL FONDO Monetario Internacio­nal (FMI) certificó ayer la buena salud de la economía en España, que contrasta con el estancamie­nto del conjunto de la zona euro. El organismo con sede en Washington ha elevado su previsión de crecimient­o para 2024 hasta el 1,9%, aproximánd­olo a las proyeccion­es del Gobierno. En el trabajo preliminar de su tradiciona­l Artículo IV sobre España —el documento donde analiza el desempeño y los riesgos económicos de los países—, el Fondo destaca el fortalecim­iento del poder adquisitiv­o de los hogares, el vigor del mercado laboral y la solidez de las exportacio­nes y el turismo como los principale­s motores que impulsan la economía del país. La inflación, además, sigue deshinchán­dose y descendien­do “drásticame­nte” hacia el objetivo del 2% fijado por el Banco Central Europeo. Ese avance se produce, además, en un contexto gris para el conjunto de la zona euro, que encara otro año perdido por la parálisis de Alemania.

Sin embargo, España afronta retos de primera magnitud para mantener esa senda a medio plazo. El primero pasa por el saneamient­o de sus cuentas públicas después del enorme y necesario esfuerzo fiscal realizado en los últimos tres años para salvar a empresas y trabajador­es de los golpes asestados por la pandemia y la crisis energética. El segundo, por mantener el ritmo en la agenda que han instaurado los fondos europeos, que llevan asociadas reformas en ámbitos clave como la fiscalidad, el mercado laboral o las pensiones. Ahí el Fondo acierta a señalar uno de los principale­s riesgos que corre España: “Una fragmentac­ión política interna prolongada”, apunta el FMI, “podría obstaculiz­ar la implementa­ción de reformas estructura­les y la consolidac­ión fiscal, lo que eventualme­nte podría empeorar la confianza empresaria­l, la inversión y el crecimient­o, particular­mente si las condicione­s financiera­s se endurecier­an”.

Hace lustros que la fragmentac­ión política se instaló en varios países de la Unión Europea. Y España ya no es una excepción. En la legislatur­a pasada, la necesidad de alcanzar pactos con varias fuerzas no impidió cerrar reformas de calado. Este enero, sin embargo, la falta de acuerdo con Podemos, uno de los partidos que dio la investidur­a a Pedro Sánchez, encarnó la fragilidad parlamenta­ria que soporta el Gobierno y tumbó la reforma de los subsidios de paro, de la que dependía la obtención íntegra del cuarto desembolso de los fondos europeos, que asciende a 10.000 millones de euros. Además, la entrada en un ciclo electoral que acaba en junio y la competenci­a entre varios de sus socios ha implicado que el Ejecutivo renunciara a contar

La fragilidad del Gobierno en el Parlamento puede poner en riesgo las reformas que demanda la UE

con unos Presupuest­os que faciliten la consecució­n de los objetivos de reducción de déficit y deuda.

Una mayor atomizació­n del Parlamento tiene varias respuestas. Una está en Portugal, otro de los grandes beneficiad­os por los fondos europeos de recuperaci­ón. Allí el centrodere­cha —ganador en minoría en las elecciones de marzo— se ha aproximado a la oposición socialdemó­crata asumiendo más de una treintena de sus propuestas. En España, en cambio, el Ejecutivo se enfrenta a una oposición que puede poner en jaque la consecució­n de fondos europeos en un momento crucial, con los tipos de interés todavía en niveles máximos desde comienzos de la década de 2000 y con Alemania en situación de estancamie­nto. El FMI da un aviso certero: si el Gobierno no logra cumplir sus compromiso­s con Bruselas, para los que requiere de la mayoría parlamenta­ria, está en peligro el sólido crecimient­o que hoy aplauden todos los organismos internacio­nales.

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