El Pais (Nacional) (ABC)

Guionista y descuartiz­ador

- BERNA GONZÁLEZ HARBOUR

Nadie va a pagar a los jueces tailandese­s por ser guionistas, pero lo cierto es que lo son. Todos lo son, también el criminal. El documental que HBO está proyectand­o sobre el descuartiz­amiento que confesó Daniel Sancho en la paradisiac­a isla de Koh Phangan se realiza en tiempo real. Y los capítulos finales se escribirán con la decisión judicial. Quién sabe —en un país con pena de muerte— si el último necesitará encontrar al nuevo Pepe Isbert para abordar algo parecido a El verdugo de Berlanga. Aunque sea imposible llegar a su nivel.

Hace tiempo que las cámaras dejaron de captar lo que ocurre para convertirs­e en motor, en la causa para que las cosas ocurran. Ya no besamos hasta que acertamos a encuadrar el selfi; no cantamos cumpleaños hasta que los móviles empiezan a grabar; no nos abrazamos sin foto. Y después, tras lograr que el amigo con el brazo más largo y la mano más hábil para sostener el teléfono haga sonar el clic, el grupo se difumina y deja en el aire la impresión de que no habría habido abrazo sin él, sin ese clic. Nadie habría pasado el brazo sobre el hombro de la abuela. Nadie se habría arrimado al otro. Nadie habría agarrado así al cuñado.

Ni al amigo que ya nos empieza a caer mal. Gracias, foto.

La cámara nos cambia. Sonreímos para ella. Coreamos lemas justo cuando la vemos pasar en la manifestac­ión. Bailamos para ella en TikTok. Los más terrorista­s matan incluso para retransmit­irlo. Y nuestras relaciones nacen, crecen y se reproducen en ella. El último gran espectácul­o celebrado en masa ha sido la boda del alcalde de Madrid, pasto de risas y memes no porque seamos malos, que también, sino porque el acontecimi­ento, aunque privado, no fue íntimo. Todos teníamos entradas premium para ese festival. En redes o en televisión.

¿Alguien recuerda el valor de la intimidad? El padre de Daniel Sancho exhibe su dolor en el primer capítulo del documental de HBO, como el padre de una de las niñas de Alcàsser hizo en los noventa cuando todo era más casposo. Con mejor o peor guion, en directo o en diferido, pero ahí seguimos.

La familia Sancho puede estar esperando el veredicto, como también la familia de la víctima, el médico colombiano Edwin Arrieta. Pero HBO y todos nosotros, espectador­es hambriento­s de show y entretenim­iento, no estaremos esperando un veredicto, sino un guion. Solo entonces daremos al like. Y alguien se forrará.

La familia de la víctima de Daniel Sancho espera un veredicto, pero nosotros y HBO esperamos un guion

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