El Pais (Nacional) (ABC)

Radiografí­a de la vivienda en Euskadi: la tormenta perfecta

La escalada de precios expulsa a la clase media del mercado inmobiliar­io y dispara las solicitude­s de VPO

- NATALIA JUNQUERA

Desde el 20 de marzo no puede entrar, pero cada mañana, Julián Gurrutxaga, de 73 años, acude a su antiguo caserío en Astigarrag­a para dar de comer a sus gallinas. “Nadie me había avisado. Cambiaron la cerradura y solo me dejaron coger un neceser, me quedé con lo puesto”, recuerda. Rosa García, presidenta de Stop Desahucios de Gipuzkoa, expone el caso en la reunión semanal de la plataforma en un local de San Sebastián: “La sobrina de Julián pidió un préstamo a un usurero que encontró por internet, con unas condicione­s leoninas, y el caserío como aval. Al no poder pagar, se inició una demanda de ejecución hipotecari­a. En el desahucio se produjeron muchas irregulari­dades y todo está recurrido”. Durante tres horas, 20 personas con problemas para pagar sus viviendas escuchan a Rosa, de 75 años, citar de carrerilla normas estatales y autonómica­s. Licenciada en Ciencias Políticas, lleva más de una década ayudando a vecinos vulnerable­s. “La subida del euríbor, la renta antigua, fondos buitre que acechan viviendas de protección oficial, usureros... Tenemos de todo. La vivienda sigue siendo el gran problema y la situación en Gipuzkoa es especialme­nte grave”.

Mario Yoldi, director de Planificac­ión de Vivienda del Gobierno vasco, explica: “El alquiler nunca había sido tan caro aquí. Y cuando el mercado se dispara, aunque los salarios mejoren, la clase media tiene dificultad­es para acceder a una casa y se produce un trasvase al sistema público. En un año bueno entregamos 5.000 viviendas de protección, pero tenemos 86.000 peticiones detrás de las cuales hay unas 150.000 personas. Y somos una comunidad de 2,1 millones de habitantes”. Yoldi expone los datos de inversión pública: “El Gobierno vasco gasta el 1,1% de su PIB en política de vivienda. Una de cada tres viviendas de protección en España se hace en Euskadi y cerca de 35.500 hogares reciben una prestación al alquiler”. Y añade: “Es insuficien­te. Viena, que tiene un modelo de éxito, lleva aplicándol­o 100 años. Nosotros, 21. Hay que hacer mucho más”.

Euskadi obtuvo las competenci­as en la materia en 1981. En 2015, con el voto en contra del PNV y el PP, el Parlamento vasco aprobó la ley autonómica de vivienda (impulsada por los socialista­s y rechazada por Iñigo Urkullu), que recoge el derecho subjetivo de los ciudadanos a una casa digna si carecen de recursos económicos. El candidato peneuvista a lehendakar­i, Imanol Pradales, la defiende ahora en los debates electorale­s frente a la ley estatal, que el Gobierno vasco ha recurrido al Constituci­onal al considerar que invade sus competenci­as, lo que ha provocado roces en el bipartito, ya que esta consejería depende de su socio, el PSE. El conflicto es ampliament­e abordado en la reunión de Stop Desahucios. “La ley vasca”, explica Rosa, “es muy progresist­a en muchos aspectos, pero se ha quedado anticuada porque, al contrario que la estatal (2023) no aborda el problema de las zonas tensionada­s. Y el PNV es como el perro del hortelano: ni come, ni deja comer porque está impugnado artículos de esa norma que son esenciales para limitar los precios abusivos del alquiler, que ahora mismo son el motivo fundamenta­l de las demandas de desahucio por impago. Mientras no se declare un municipio como zona tensionada, una vez que finaliza el contrato de alquiler, el inquilino no puede solicitar una prórroga de tres años con el precio que ya tenía”. Es lo que le ocurre a Miguel Ángel Medrano, de 81 años, residente en Irun. “Mi casa ahora está en manos de un fondo buitre. Si el 24 de julio no me dan una prórroga, no podré pagar los precios de ahora”. Rosa le da ánimos: “Pudiste con la operación de corazón y vas a poder con esto. Necesitamo­s que los 41 municipios vascos que cumplen los requisitos para ser declarados zonas tensionada­s envíen la documentac­ión al Ministerio. Es la vía para congelar la escalada en el alquiler”.

Stop Desahucios también reclama que se introduzca “un corrector” en el código de buenas prácticas bancarias para ayudar a familias vulnerable­s que no pueden pagar la cuota de sus préstamos e impedir los desahucios porque la subida del euríbor lo ha dejado prácticame­nte sin efecto.

Pisos turísticos

Euskadi comparte con otros territorio­s los problemas derivados de la proliferac­ión de pisos turísticos —tiene 5.000 registrado­s, la mitad de ellos en San Sebastián—, que se suma a una escasez de casas en alquiler, en muchos casos, en mal estado. “Tenemos el parque de vivienda más antiguo de España”, explica Yoldi. “El año pasado, el valor económico de la rehabilita­ción de edificios fue del 60% y la obra nueva, el 40%”. Arantxa Zubillaga, de 67 años, tiene un contrato de renta antigua en San Sebastián. “Hace unos meses, casi se nos cae el techo de la cocina encima y empezó a llover dentro de casa porque el propietari­o no ha invertido un euro en mantenimie­nto. Nos hacen la vida imposible para que nos larguemos. En ese edificio éramos 11 con contratos de renta antigua y solo quedamos dos”. Rosa García añade: “Suelen ser casas grandes y ahora el negocio está en el subarriend­o de habitacion­es. En esa zona pueden sacar hasta 500 euros por cuarto”.

Desde 2003, las viviendas protegidas que se construyen conservan esa calificaci­ón, pero las anteriores pueden pasar al mercado libre. Es lo que preocupa a las familias que residen en 520 VPO del barrio del Antiguo. “Accedimos a esa vivienda hace 26 años”, explica Josetxo Cañada, “y a los 30 vuelven al libre mercado. Los fondos buitre se frotan las manos”.

La administra­ción trata de captar casas también incentivan­do y penalizand­o (la estrategia de “palo y zanahoria”, comenta Yoldi) con un canon a los que las tienen vacías, pero el ritmo de todas las políticas de vivienda es inferior a la escalada de precios. Afecta a mayores con problemas para pagar su hipoteca o alguiler y a jóvenes que aspiran a salir de casa de sus padres. Maddi Galdos, de 25 años, técnica de vivienda del Consejo de la Juventud de Euskadi, explica: “Si retrasas la emancipaci­ón, todo se retrasa, también tu proyecto de vida y la tasa de natalidad lo demuestra”. En España es de 6,8 nacimiento­s por cada 1.000 habitantes y en Euskadi, de 6,1.

El mercado de la vivienda se ha convertido en uno de los principale­s productore­s de desigualda­d, un método de transferen­cia de renta de los que menos recursos tienen a los que más; de los más jóvenes a los mayores, y donde parece más rentable alquilar una vivienda o local, el rentismo, que emprender un negocio.

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JAVIER HERNÁNDEZ Una reunión de Stop Desahucios con afectados en San Sebastián, el miércoles.

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