El Ayuntamiento de Sevilla acaba con su innovador sistema de recogida de basuras
Los vecinos de Pino Montano y el norte de la capital andaluza se movilizan contra la decisión de eliminar el método neumático por el coste del mantenimiento
“Educamos a los hijos en el reciclaje y ahora volvemos atrás”, se lamenta un activista
El Consistorio alude también a un uso inadecuado por parte de los ciudadanos
El pasado lunes, el alcalde de Sevilla, José Luis Sanz, acudía al barrio de Pino Montano, acompañado de los presidentes del Gobierno y de la Junta de Andalucía, para inaugurar las obras de la Línea 3 del Metro. Los vecinos estaban esperándole, pero no para agradecer que, por fin, la barriada, de extracción obrera, pudiera cumplir el sueño y la necesidad de conectarse con el centro de la capital andaluza, sino para recriminarle por su decisión unilateral de eliminar de sus calles la recogida de basura neumática.
La zona norte de Sevilla dispone desde 2002 de uno de los sistemas de recogida de basuras más innovadores, la recogida neumática, que se sufragó a través de un programa piloto financiado con fondos europeos. Más de 20 años después, cuando todos los estos barrios se han acostumbrado a ese modelo, el Ayuntamiento, de manera unilateral, ha decidido volver al sistema tradicional de contenedores y retirada de la basura con camiones, porque el mantenimiento del anterior es de por sí muy costoso, y el gasto se incrementa con las averías y atascos que se producen en las tuberías subterráneas, entre otras cosas, debido al uso inadecuado de los vecinos.
“Se ha invertido mucho dinero para que ahora se abandone este sistema”, señala Rocío Vilches, tesorera del AMPA del IES Albert Einstein, una de las 30 entidades sociales y vecinales de Pino Montano y otras barriadas del norte de la ciudad que se han unido para reclamar al Ayuntamiento que no suprima este sistema. “El mantenimiento puede ser costoso, pero la realidad es que no se ha invertido para mantenerlo y mejorarlo, y reclamamos precisamente eso”, abunda Matías González, que estuvo presente en la concentración de vecinos del lunes.
Juan Carlos Alejandre, presidente de la Intercomunidad Pino Montano, defiende que este sistema es mucho más limpio y menos ruidoso, porque genera menos emisiones ya que no hay que utilizar camiones. Las calles del barrio, construido en los setenta del siglo pasado, son peatonales, cuentan con muchas zonas ajardinadas y apenas tienen avenidas espaciosas, que es donde, a priori, se colocarían los nuevos contenedores de basura. “Esto reduce también el número de puntos donde poder echar la basura, lo que nos obligará a desplazarnos para llegar a un contenedor”, dice González.
La recogida de basuras neumática favorece la higiene pública porque los residuos no se ven en la calle, no hay malos olores, limita las emisiones de CO2 y elimina el ruido y permite que se puedan tirar las bolsas en cualquier momento del día. Por contra, el sistema de aspiración a presión para trasladar los residuos a través de las tuberías implica un consumo considerable de energía eléctrica.
“Estamos educando a nuestros hijos en el reciclaje y ahora vamos a tener que volver al punto de partida inicial”, dice González. “El problema en los buzones [donde se depositan las bolsas y que están conectados por una tubería subterránea] de los edificios es que los vecinos pagaron más por los pisos al comprarlos y a las constructoras las obligaron a construir ese servicio. Si lo desmantelan tendrán que indemnizarlos”, abunda el vecino.
En los barrios afectados hay 1008 buzones y 23.250 metros de tuberías subterráneas para los que se destinó una inversión de 32,6 millones de euros sufragados en más de 70% con fondos europeos que dan servicio a 60.000 vecinos, según los datos del Consistorio, que cifra en 2,7 millones de euros el coste anual del sistema, que incluye personal, mantenimiento, consumo eléctrico o reparaciones. Desde el Ayuntamientos también se asegura que la instalación ya está amortizada. “Da igual que esté amortizada, lo que se necesita es más inversión en mantenimiento”, enfatiza Alejandre, que llama la atención sobre el coste que supondrá retirar los buzones y se pregunta qué pasará con los kilómetros de túneles subterráneos.
Ciudades inteligentes
“Las primeras instalaciones en España datan de los años 90 del siglo pasado, como la Vila Olímpica de Barcelona”, señala un portavoz de Envac, la empresa que, con 50 puntos, gestiona la mayor parte de estos sistemas de recogida neumática en España, el segundo país de mayor implantación, tras Suecia. “La longevidad de estos sistemas está relacionada con el mantenimiento y su uso adecuado y con la educación y sensibilidad de los ciudadanos”, señala el interlocutor de Envac, que llama la atención sobre la importancia de estos sistemas en el desarrollo de las ciudades inteligentes.
Valle López, consultora en transformación ecológica y servicios ambientales, no es en absoluto partidaria de este sistema, pero se lamenta de que la decisión del Ayuntamiento no sea por una intención de cambiar las políticas de gestión de residuos: “Esto debería servir para reflexionar sobre cómo estamos gestionando los recursos, que en Andalucía es un desastre, debería ponerse el foco en la reducción de recursos y en la corresponsabilidad, pero se va cambiar este sistema para mantener las actuales políticas”.
Los vecinos también cuestionan que esta medida la haya tomado de manera unilateral el alcalde, pese a que en el pleno municipal todos los partidos políticos, salvo el PP, que gobierna en minoría, votaron a favor de mantener el sistema. Fue en el consejo de administración de Lipasam, la empresa municipal de limpieza, donde además de los grupos políticos hay otros consejeros, como los representantes sindicales, donde salió adelante la decisión de desmantelar el sistema de recogida neumática en estos barrios.
“Lo ideal habría sido haber realizado un estudio de impacto ambiental y técnico económico de los pros y los contras. Lo más seguro es que estando ya implado este sistema, ambientalmente sí fuera favorable, porque el consumo de CO2 se reduce”, indica Mª Ángeles Martín, ingeniera Química de la Universidad de Granada. Sobre el alto consumo de electricidad, Martín se decanta por estudiar la viabilidad de “sistemas que permitieran utilizar un mix energético empleando energía solar”.
Los vecinos esperan hacer recapacitar al alcalde, algo que ven complicado porque no han podido reunirse todavía con el responsable del distrito.