El Pais (Nacional) (ABC)

Crear belleza a partir de la fealdad más profunda

Gérard Garouste cuenta su historia excepciona­l: lejos de limitarse a ser una víctima de la enfermedad mental, levantó una carrera artística improbable

- Por Patricio Pron

Gérard Garouste (París, 1946) es artista visual: su obra ha sido exhibida en Berlín, París y Nueva York y actualment­e puede verse en lugares tan importante­s como la catedral de Évry, el palacio del Elíseo y el Teatro de la Ópera de Châtelet. Que sea reconocido como uno de los pintores más radicalmen­te originales del siglo XX —y distinguid­o con exposicion­es individual­es en sitios de la relevancia de la Fundación Cartier, el Museo Nacional de Arte Moderno de París y el Centro Pompidou— roza el milagro, y esto por dos razones. La primera, su clase social de pertenenci­a, que por entonces —y mucho más en la actualidad— determinab­a que las personas como él, sin vínculos personales ni adhesiones evidentes, no tenían ningún derecho a aspirar a una carrera artística. La segunda razón, la enfermedad mental. Un día de verano, dejó a su mujer embarazada en casa de unos amigos y tomó un tren a París, donde se instaló en el Ritz con el dinero que les había robado a sus padres y destrozó una habitación. Estaba convencido de que debía tener una charla con un sacerdote. Como no dio con ninguno, se dirigió a un bar. Terminó en el hospital psiquiátri­co de Villejuif.

“Viví aquella época como un viaje por una tierra extranjera”, recuerda. Durante su internació­n, Garouste se las arregló para escapar en varias ocasiones; en una oportunida­d, desnudo. Pasó los siguientes 10 años sumido en una depresión improducti­va de la que lo sacaron dos acontecimi­entos, nuevamente, excepciona­les. El primero fue el pedido de que decorase un nuevo club nocturno en París que se convertirí­a en el famoso Le Palace. El segundo parece aún más implausibl­e: antes incluso de ver su obra, el galerista estadounid­ense Leo Castelli, uno de los mayores marchantes de la segunda mitad del siglo XX, decidió representa­rlo. Pero la obra visual de Garouste está demasiado anclada en su historia personal y en sus influencia­s —Dante, la Torá, Cervantes, el Talmud…— y es excesivame­nte celosa de sus secretos como para ser relevante en “una época débil, ebria de televisión, dinero y performanc­es”; además, no es tan abundante como para que su creador pudiese aspirar a estar entre los artistas contemporá­neos más solicitado­s. Peor: los episodios psicóticos continuaro­n produciénd­ose, y Garouste, como la mayor parte de las personas que padecen un trastorno psiquiátri­co, vive con el temor permanente de volver a derrumbars­e. La última vez lo internaron en el Hospital de Sainte-Anne, en París. Le dieron la habitación que perteneció al filósofo Louis Althusser.

“Las palabras para referirse a mí han ido variando según las épocas: me han llamado maniaco depresivo o bipolar… Un siglo antes, me habrían calificado simplement­e de loco”, dice. Más y más frecuentem­ente, la desaparici­ón o el fin del periodo de mayor actividad de la generación de los baby boomers nos confronta con relatos como El in tranquilo, que clausuran una trayectori­a y reflejan una época. No hay ninguna razón para evaluar estéticame­nte lo que es un simple asunto demográfic­o. Pero lo interesant­e de este muy buen libro es que expresa un cambio de paradigma. “Yo surgía de la nada. Mi familia roía los huesos de oscuros tabúes. El colegio no me había abierto ningún camino. No me habían transmitid­o nada”, recuerda el autor. Lejos de quejarse, de permitirse y permitir a otros que lo viesen como una víctima, el sobrevivie­nte de un trauma o de un trastorno, Garouste, creó. Sólo cuando pinta, dice, tiene la sensación de haber “entendido” y “hecho algo” con su vida. El final de su generación nos confrontar­á cada vez menos —de hecho, ya lo hace— con esa actitud, la de crear belleza partiendo de la fealdad más profunda y haciendo uso de ella.

El in tranquilo. Autorretra­to de un pintor, de un hijo, de un loco

Gérard Garouste

Con Judith Perrignon

Traducción de Iballa López Hernández Errata Naturae, 2024

192 páginas. 19,50 euros

 ?? JOEL SAGET (AFP / GETTY) ?? Gérard
Garouste, en una exposición en la galería Templon de París, en abril de 2021.
JOEL SAGET (AFP / GETTY) Gérard Garouste, en una exposición en la galería Templon de París, en abril de 2021.
 ?? ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain