El Pais (Nacional) (ABC)

Los cazas aliados, claves para el escudo de Israel

Los sistemas antiaéreos y los aviones de EE UU, el Reino Unido y Jordania abatieron 170 drones y 30 misiles de crucero. Solo llegaron a suelo israelí unos pocos de los más de 120 proyectile­s balísticos disparados

- A. P.

En 1991, cuando una coalición liderada por Estados Unidos bombardeó Irak tras la invasión de Kuwait, Sadam Husein respondió con el lanzamient­o de misiles contra Israel, el más cercano y tanto entonces como hoy gran aliado de Washington en Oriente Próximo. Murió más gente por ponerse mal las máscaras antigás que por los proyectile­s, pero convenció al país de la necesidad de impulsar un potente sistema de defensa antimisile­s que le permitió el sábado —con la indispensa­ble ayuda de sus aliados y la ventaja de que Irán renunció al efecto sorpresa y avisó a sus vecinos para mitigar la represalia— intercepta­r el 99% de los más de 300 drones y misiles que lanzó Irán, según el ejército israelí. Los proyectile­s también fueron lanzados desde Irak, Siria y Yemen, donde Teherán cuenta con milicias aliadas. Las Fuerzas Armadas israelíes desplegaro­n en el aire decenas de aviones para intercepta­rlos.

Acabado ya el ataque, el portavoz del ejército de Israel, Daniel Hagari, señaló ayer que Irán utilizó unos 170 drones y todos fueron intercepta­dos. Se trata de los Shahed 136, un aparato de 3,5 metros de largo, fácil de fabricar y eficaz en la guerra de Ucrania, para la que Teherán se los proporcion­a a Rusia. Sin embargo, es también fácil de detectar e incapaz de superar los 180 kilómetros por hora. Por ello, necesitaba varias horas para recorrer los 1.000 kilómetros que separan Irán de Israel. Esto permitía monitorear­los con facilidad y convertía su lanzamient­o más en una demostraci­ón de músculo que en una baza táctica.

Irán también lanzó alrededor de 30 misiles de crucero, de los que no llegó ninguno, y más de 120 balísticos. “Unos pocos” de estos últimos llegaron a Israel, señaló ayer el portavoz militar. Los misiles de crucero, que vuelan a escasa altitud y pueden maniobrar durante la trayectori­a, tardaron hasta dos horas. Los balísticos, que lo hacen en forma de campana, alcanzan más altitud y se aceleran en la fase final por la fuerza de la gravedad, aunque son más imprecisos. Necesitaro­n apenas 12 minutos en llegar a Israel.

El Instituto de Estudios de la Guerra, centro estadounid­ense de análisis de conflictos, asegura que la combinació­n de misiles balísticos y de crucero, así como su lanzamient­o desde distintos países, estaba pensada para “confundir y abrumar las defensas antiaéreas de Israel”. Es, añade, una estrategia similar a la que emplea su aliada Rusia en Ucrania contra los sistemas de defensa de fabricació­n occidental. El sistema de defensa antimisile­s israelí es de varias capas. El sistema Arrow intercepta misiles balísticos, tanto en el espacio como en la parte superior de la atmósfera. Otro, Honda de David, permite bloquear drones y cohetes o misiles balísticos y de crucero de corto alcance (de entre 100 y 200 kilómetros). El más conocido hasta el ataque de Hamás el 7 de octubre era la Cúpula de Hierro, diseñado para drones y proyectile­s más pequeños y lanzados desde territorio­s cercanos. La respuesta conjunta muestra la importanci­a para Israel de sus aliados. EE UU, el Reino Unido y la vecina Jordania (con quien firmó un acuerdo de paz en 1994) ayudaron a derribar decenas de proyectile­s antes de entrar en territorio israelí, también en Siria e Irak. Francia también apoyó en la defensa del ataque, lanzado en represalia por el atentado contra un consulado iraní en Damasco.

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