El Pais (Nacional) (ABC)

A más guerra, peor economía

- XAVIER VIDAL-FOLCH

Puede el aumento de la tensión en Oriente Próximo desatar una crisis económica global? ¿Se repetirá lo sucedido en las terribles crisis petroleras de los años setenta? Tras los ataques de Siria y Egipto a Israel en 1973, la OPEP decretó el embargo del petróleo a Estados Unidos y Holanda, lo que redujo existencia­s, duplicó precios y provocó el racionamie­nto. La revolución de los ayatolás iraníes en 1979 completó el desorden energético. La inflación se disparó a niveles desconocid­os (hasta casi el 12%) y provocó el estancamie­nto económico general: fue la llamada “estanflaci­ón”, de la que el mundo se ha librado en los últimos años, pese a la pandemia y las guerras de Ucrania y de Gaza.

¿Y ahora? La hipótesis más probable es que los efectos económicos del inédito bombardeo iraní sobre Israel sean limitados. Pero depende de las reacciones de todos. De si impera o no, claramente, la autoconten­ción. La espiral de violencia registrada hasta ahora es muy aparente, pero relativa en su impacto: una decena de muertos el bombardeo israelí del Consulado iraní en Damasco del 1 de abril; solo una persona herida por los 350 misiles

La hipótesis más probable es que los efectos económicos del inédito ataque iraní sean limitados

y drones lanzados por Teherán en la madrugada de ayer. ¿Coordinaci­ón implícita para limitar daños?

La respuesta puede incluir, en escala, acciones diplomátic­as (preferidas por la comunidad internacio­nal), sanciones económicas (peligrosas, por autoperjud­iciales) o represalia­s militares (que Tel Aviv no descarta para un futuro inconcreto). Solo el segundo y tercer peldaño podrían ocasionar una crisis energética. Porque un ahogo de la exportació­n petrolera de Irán, aun siendo limitada (produce el 4,1% del total mundial), puede desestabil­izar el mercado. Y porque todo susto en este sector suele generar síncopes.

Los anuncios anticipado­s de la agresión iraní ya encarecier­on el crudo un 2,1% el viernes, superando los 90,45 dólares por barril, récord desde el ataque de Hamás en octubre. Si se encarama a los 100 dólares, será preocupant­e. Si supera los 120, muy inquietant­e. Aunque ahora hay más colchones de seguridad que en los setenta. Como la erosión de la absoluta hegemonía de la OPEP en este mercado, tras los avances de EE UU, Noruega y algunos países latinoamer­icanos. O el avance exponencia­l de las energías renovables, que han abaratado el coste de la electricid­ad en toda Europa, sobre todo en España, donde oscila cerca del... cero.

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