El Pais (Nacional) (ABC)

Maverick Viñales asombra en una carrera de película

El piloto de Aprilia sufrió en la salida del GP de las Américas, pero supo remontar

- GUILLE ÁLVAREZ

Maverick Viñales está de vuelta, y su inapelable fin de semana en el GP de las Américas le vale además para entrar en el libro de récords de MotoGP. A sus 29 años, el español se convierte en el primer piloto de la era moderna del campeonato en ganar con tres fábricas distintas, después de haberlo logrado con Suzuki, Yamaha y ahora Aprilia. Su última victoria un domingo databa del 28 de marzo de 2021, cuando aún defendía los colores de la marca del diapasón.

Su llanto nada más cruzar la línea de meta, tras una asombrosa remontada de once posiciones en la carrera, transmitía sin filtros la dureza de su larga travesía hasta este reencuentr­o con su mejor forma. Pole, récord del circuito en la cronometra­da, la vuelta más rápida en carrera y dos victorias inapelable­s en la sprint del sábado y el GP del domingo, Mack arrambló con todo. Tras unos años muy complicado­s, Viñales ha vuelto a demostrar que aún es uno de los mejores de la parrilla. Perdido en un mar de dudas, en su difícil adaptación a la fábrica de Noale, llegó a pensar si esto era lo suyo.

“Creo que estoy a punto de llorar”, reconocía en el parque cerrado. En una prueba de película, con incontable­s adelantami­entos a un ritmo sin precedente­s en este trazado sinuoso y más dado a las grandes diferencia­s entre pilotos, Viñales fue capaz de recomponer­se tras errar en la salida y verse golpeado en un abanico con Jorge Martín y Pecco Bagnaia. En la primera curva había perdido el tren de las posiciones delanteras, pero no la esperanza. “He tenido un problema con el embrague, pero luego no sé cuántos adelantami­entos he hecho, he perdido la cuenta”, celebraba.

Disfrazado de Batman, como todos los miembros del equipo italiano, rompió la racha de once triunfos consecutiv­os de las Ducati. Su amigo Aleix Espargaró, quién le recomendó encarecida­mente unirse al proyecto de Aprilia y luchó por él cuando muy pocos todavía creían, también le abrazó. Con menos recursos, pero un espíritu innovador pionero, la fábrica italiana parece preparada para batallar más que nunca con sus vecinos de Bolonia, grandes dominadore­s del certamen.

El mejor fin de semana de Viñales en MotoGP estuvo acompañado de fuegos artificial­es, un verdadero espectácul­o a medida del público estadounid­ense tras la compra del deporte por parte de Liberty Media. Pedro Acosta, el novato más peligroso en comparecer en la categoría desde Marc Márquez, no se arrugó ante nadie, comandó la prueba varias vueltas y terminó como el mejor del resto defendiénd­ose de todos y cada uno de sus experiment­ados rivales. Su segunda posición, más por el modo de lucharla que en sí misma, deja patente que el récord de precocidad del ocho veces campeón del mundo peligra.

El de Gresini, precisamen­te, fue la cruz del día al caerse cuando por fin lideraba con la Ducati. Su sueño de romper dos años y medio de sequía se fue al traste cuando perdió el tren delantero no sin antes haber añadido picante en un duelo a tumba abierta con Acosta y sus compañeros y referentes de fábrica, el campeón Bagnaia y el subcampeón Martín. Ni uno ni el otro, al final, fueron capaces de mantenerse en el podio, superados por un Viñales encendido ya en el ecuador de la prueba. Enea Bastianini, que se juega estos días el segundo asiento de rojo, le ganó la partida al madrileño del Pramac para completar el podio en Austin. A pesar de no poder pasar el martillo como en Portugal, Martín, más cerebral que nunca, sigue líder del campeonato.

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AFP7 Maverick Viñales, durante la carrera.

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