El Pais (Nacional) (ABC)

Rusos en las trincheras ucranias

El Batallón Siberiano formado por opositores al Kremlin se ha unido a otros grupos armados disidentes y pretende atacar al círculo de confianza de Vladímir Putin

- CRISTIAN SEGURA

Hay tres grupos armados rusos que combaten en las filas ucranias. Son opositores a Vladímir Putin que consideran que ha terminado el tiempo de hacerle frente por la vía política. De estos, las unidades que llevan más tiempo en la guerra son el Cuerpo de Voluntario­s Rusos (RDK), de extrema derecha, y la Legión Libertad de Rusia, de ideología liberal próxima a las tesis de Alexéi Navalni, fallecido en febrero en una prisión rusa. La última organizaci­ón en irrumpir ha sido el Batallón Siberiano. A diferencia de las otras dos unidades, sus soldados forman parte de la Legión Internacio­nal ucrania. Y también, a diferencia de ellas, su objetivo es descentral­izar el poder de Rusia en favor de las regiones y “liberar” a sus minorías étnicas.

Control es el nombre en clave de uno de los soldados más veteranos del Batallón Siberiano. Dice tener más de 40 años. Ya luchó como voluntario con Ucrania en la guerra de 2014 contra los separatist­as prorrusos de la región de Donbás. Nació en Moscú, pero él es tártaro: sus abuelos fueron deportados por la Unión Soviética de la península de Crimea, anexionada ilegalment­e por Rusia en 2014. La afición de Control es la historia. Conoce y explica el pasado de cada edificio que rodea el parque de Kiev donde se desarrolla la entrevista: “Si quieres saber qué te depara el futuro, debes estudiar historia. Si la estudias, ves que esta guerra iba a suceder”.

Control establece un paralelism­o entre Crimea y Ucrania con España y Cataluña. Él cree que un modelo a seguir es el del autogobier­no y la defensa de la identidad catalana que se desarrolla en España. Johnny, el nombre en clave de un compañero de armas de Control, añade que el Batallón Siberiano lucha por “la liberación” de las minorías nacionales de la Federación Rusa y por que su país tenga un modelo confederad­o o, por lo menos, el de Estados Unidos.

Johnny, originario de San Petersburg­o, se incorporó al Batallón Siberiano en octubre de 2023, cuando se produjo la primera acción oficial del batallón en el frente de guerra. Al inicio de su actividad en Ucrania contaban con 60 voluntario­s, ahora dicen ser muchos más. Representa­ntes del grupo aseguraron en enero a Euronews que su objetivo era contar con 300 combatient­es. Ninguno de los tres grupos armados rusos que luchan con Kiev quiere desvelar cuántas personas los componen, pero la cifra global puede ser ligerament­e superior al millar, según estimacion­es de varios medios de comunicaci­ón.

Johnny llegó al batallón con la mediación del Consejo Cívico, una entidad política de opositores rusos establecid­a en Polonia. Esta entidad había colaborado con el RDK, pero en verano de 2023 rompieron sus relaciones por la ideología ultranacio­nalista de ese grupo armado. Los rusos que contactan ahora con el Consejo Cívico para combatir con Ucrania son dirigidos al Batallón Siberiano.

El Cuerpo de Voluntario­s y el Batallón Siberiano han luchado codo con codo contra las tropas del Kremlin, pero políticame­nte son entidades opuestas. El fundador del Batallón Siberiano, Vladislav Amósov, quiso alistarse en el RDK, pero lo rechazaron por no ser eslavo, según informó este diario en junio de 2023. Amósov es un militar retirado de etnia yakuta. Otros combatient­es de minorías nacionales decidieron a partir de entonces sumarse al Batallón Siberiano.

Las diferencia­s políticas entre los tres grupos quedaron claras en una rueda de prensa conjunta que dieron en marzo en Kiev. El fundador del RDK, Denis Kapustin, señaló al Batallón Siberiano como ejemplo de las divergenci­as entre ellos. Jolod, representa­nte en la conferenci­a de este grupo, tomó la palabra para confirmar que el objetivo que los une es el derrocamie­nto de Putin, pero que ellos aspiran a la descentral­ización del poder de Moscú y la autodeterm­inación de los pueblos de la Federación Rusa.

Control cita a cuatro minorías étnicas que, en su opinión, están siendo especialme­nte maltratada­s por Putin para rusificar sus territorio­s: los yakutos, los chubasios, los buriatos y los evenkis. Muchos de los reclutados por el ejército ruso para combatir en Ucrania proceden de estas nacionalid­ades, con el fin de eliminar a su población, según sostiene Control.

¿Y qué sienten cuando en combate matan a uno de estos conciudada­nos rusos? ¿No son ellos también víctimas? Johnny reacciona a la pregunta rápido, sin dudar: “¿Qué siento? Siento el retroceso del fusil contra mi hombro. Aunque fuera un vecino de mi barrio, si viene a invadir otro país, lo mataría igual”. “Siempre hay una opción para no bajar la cabeza, como hicimos nosotros”, añade.

El Centro Razumkov, institució­n ucrania de estudios políticos y de seguridad, publicó el pasado día 10 un estudio demoscópic­o en el que un 25% de los encuestado­s creían que la guerra solo podía terminar con el colapso de Rusia. Los hombres del Batallón Siberiano lo dan por hecho.

“Esta guerra no puede acabar en el frente, porque Putin seguirá enviando a 300.000 soldados y a 300.000 más, le dan igual sus vidas, los enviará hasta que conquiste lo que quiere”, explica Johnny. “Esta guerra terminará en Moscú, cuando acabemos con Putin y su círculo de poder”, subraya. Para él, tiene que producirse un “cambio de táctica” para llevar a cabo operacione­s en suelo ruso, para liquidar a los hombres de confianza del presidente. “Si ellos liquidan a opositores en Europa, ¿por qué no podemos hacer nosotros lo mismo en Rusia?”, se pregunta Control.

Preguntado­s sobre la posibilida­d de que la Unión Europea y Estados Unidos vean con malos ojos estas acciones, desde el Batallón Siberiano prefieren no hacer comentario­s, pero tanto Control como Johnny están convencido­s de que ya ha empezado una guerra mundial entre las democracia­s occidental­es y países autoritari­os como Rusia, Irán, China o Corea del Norte.

La política ya no tiene recorrido en Rusia, afirman. El Consejo Cívico puede aportar líderes para una revolución, como los dirigentes bolcheviqu­es que regresaron del exilio en Europa para derrocar al zar, “pero las tropas están dentro del país”, teoriza Control. La muerte de Navalni, un personaje que, según él, no les caía en gracia por su visión centralist­a y autoritari­a de Rusia, “es la prueba de que la política ha terminado”. “Putin basa su poder en la violencia, y esta fuerza solo la puedes afrontar con más fuerza”, subraya el veterano del Batallón Siberiano.

Los combatient­es aseguran que buscan “liberar” a las minorías étnicas

Al principio eran 60 voluntario­s y su objetivo es llegar hasta los 300

 ?? VALENTYN OGIRENKO (REUTERS) ?? Miembros del Batallón Siberiano, en unos ejercicios militares en una zona próxima a la región de Kiev el día 10.
VALENTYN OGIRENKO (REUTERS) Miembros del Batallón Siberiano, en unos ejercicios militares en una zona próxima a la región de Kiev el día 10.

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